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Ideologías políticas en México // Óscar Tamez Rodríguez
Se dice que la vida política y económica de las naciones es cíclica, se afirma los modelos regresan y se van en periodos determinados de tiempo. Es el caso de las ideologías políticas en el sistema político mexicano. El arribo del presidente Andres Manuel López Obrador (AMLO) revivió el debate y la permanencia de las ideologías en el quehacer político. Sus enemigos utilizaron la ideologización de la política lópezobradorista para atacarlo, para acusarlo de tendencias autoritarias y dictatoriales. Por su parte, AMLO utilizó esta ideologización para posicionarse entre el electorado, primero, luego entre los mexicanos en su conjunto ya convertido en presidente.
El inventor del concepto “ideología” fue el francés Destutt de Tracy en 1796; su interés fue posicionar el uso de la razón y de la ciencia como el medio para interpretar la nueva forma de hacer política, basándose en el conocimiento formal y científico. Eccleshall et al. (2011) asegura que el concepto original fue desvirtuado y a los pocos años de acuñado, adquiere un significado despectivo. Entre los precursores del denuesto al concepto se encuentra Napoleón Bonaparte, quien difundió el fin de las ideologías frente al pragmatismo político. Fue Carlos Marx el precursor del uso del término “ideología” en el actual sentido de su uso; señala Eccleshall: “Marx se interesó primordialmente por explicar el papel que correspondía a la ideología en la perduración de las desigualdades sociales” (p. 32). Para Marx las ideas no sólo son antagónicas entre sí al implementar las prácticas sociales, sino en cuanto las reproducen.
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De su origen hace 223 años al presente, el concepto de Destutt de Tracy se ha transformado. “El significado que hoy tiene normalmente el término ‘ideología’ es el conjunto de creencias que van asociadas a un grupo o clase social determinados” (Ibídem, p. 33). Hoy se habla de las ideologías políticas en México y necesariamente nos situamos en una disputa entre grupos de personas con creencias determinadas, formas de concebir al mundo específicas y una visión determinada de los problemas sociales y su potencial solución. En ese contexto se enmarca el gobierno del presidente López Obrador, un gobierno ideologizado, altamente marcado con una creencia específica sobre cómo se deben resolver los problemas sociales en el país.
Así como el concepto surge en Francia, las principales visiones del espectro ideológico se dan en el marco de los debates en la construcción de la república francesa. Por un lado, la izquierda y por el otro la derecha, entendiendo cómo ambas representan dos visiones antagónicas del percibir y proceder en la cosa pública. Con la izquierda se identifican los autodenominados progresistas, con la derecha los autodenominados tradicionalistas. Según la experiencia, difícilmente se encuentran ciudadanos de izquierda o de derecha químicamente puros, es decir, puramente progresistas o tradicionalistas. La falta de cultura sobre las ideologías, su rol en la política y el debate politiquero favorecen la utilización de los conceptos “izquierda” y “derecha” más allá de su real sentido conceptual.
Las ideologías son dos caras de una misma moneda, sin embargo, comparten una misma representación de la sociedad y un programa político, es decir, ven los mismos problemas con diferentes causales y consecuencias, por supuesto, diferentes formas de enfrentar las soluciones. AMLO se ha autodefinido como un político de izquierda, por consiguiente, su visión en la solución de los problemas sociales se vincula con los valores de la izquierda, lo cual explica el repudio de la derecha sobre la visión lópezobradorista. En la historia presente de México, la derecha es representada en los gobiernos de la etapa histórica denominada “neoliberal”, aquellos de la segunda mitad de los 80 del siglo XX, hasta la conclusión del gobierno peñanietista.
La utilización de las ideologías en la política trae algo positivo, permite diferenciar a un político y su concepción de la sociedad. Como señala el autor ya citado:
Las ideologías ofrecen interpretaciones conflictivas de la sociedad de modo que, entran en colisión unas con otras al esgrimir en los desacuerdos políticos sus armas intelectuales respectivas, es decir, los argumentos polémicos que entrechocan los contendientes políticos para defender sus principios y la forma de llevarlos a la práctica (p. 14).

Por su parte Bobbio (2014) afirma: “derecha e izquierda son dos términos antitéticos que, desde hace más de dos siglos, se emplean habitualmente para designar el conflicto entre las ideologías y los movimientos en que está dividido el pensamiento y las acciones políticas” (p. 33).
En México, en el gobierno de López Obrador, vivimos la confrontación de los grupos de poder político y económico de derecha con las políticas públicas implementadas por el primer gobierno abiertamente de izquierda en los últimos 50 años. Presenciamos un encuentro por el poder político entre los extremos del espectro ideológico mexicano. El actual gobierno federal pretende tirar aquellas prácticas gubernamentales y políticas que proyectan el pensamiento de derecha, en paralelo pretende implementar las de izquierda. Así tenemos, por ejemplo, para resolver el grave problema de la pobreza, los gobiernos neoliberales hablaron durante más de 30 años del crecimiento en la economía como la base para abatir este mal social; hoy López Obrador habla del desarrollo social y de las personas como el camino para la solución.
Ambos posicionamientos tienen sus argumentos, los cuales pueden ser creíbles y aplicables, sin embargo, la idea de hacer crecer la economía para luego repartirla no ha funcionado; en las pasadas tres décadas, cuando había crecimiento de la economía crecía la pobreza y cuando no había el crecimiento suficiente, también; es decir, crecimiento económico no es igual a disminución de pobreza. Hoy toca esperar si la propuesta del presidente da resultados, si anteponer el desarrollo social y humano es la ruta a sacar de la pobreza a más de 70 millones de mexicanos que comparten esta enfermedad social.
Izquierda y derecha
Bobbio establece la distancia entre izquierda y derecha, su repulsión de origen entre ambas y quiénes defienden a cada una de ellas. “…Ninguna doctrina ni movimiento puede ser al mismo tiempo de derechas e izquierdas...” (Ídem). Esto apoya la polarización presente en la actual política mexicana, frente a un presidente que se define de izquierda, la natural reacción de contraposición o de choque de los derechistas se hace presente.
Si analizamos a fondo, todo en la vida se divide en díadas, posicionamientos confrontados entre sí: el bien y el mal, la verdad y la mentira, la luz y la oscuridad, la izquierda y la derecha. Sin embargo, existen díadas donde los términos pueden ser complementarios como justicia y legalidad, pero, izquierda y derecha son, opuestas, polarizantes, antónimas.
La presencia de las ideologías en la política se consideró un tema rebasado en México desde las últimas décadas del siglo XX, una discusión agotada; nada de eso, estaba aletargado el debate frente al pragmatismo utilitario, frente al pragmatismo de soluciones sin fondo. Afirma Bobbio: “[las ideologías] están más vivas que nunca” (p. 35). Entre el radicalismo de las ideologías se mueve una subcultura política, la de los moderados, los centros, los consensos; las posturas más cercanas a las decisiones democráticas.
Teóricamente hablando y excluyendo la práctica de las políticas públicas, en el terreno de la filosofía política, izquierda y derecha comparten autores, los comparten “en cuanto a extremistas de derecha y de izquierda” (Bobbio, p. 58). Es el radicalismo el punto de unión entre ambas ideologías, aquí es donde se alejan de los moderados, del centro izquierda o centro derecha. Es fácil pensar en los moderados de ambas corrientes como cercanos a su extremo, nada más equívoco, los extremos se acercan entre sí por su radicalismo intolerante a lo diferente. Son los centros o moderados quienes tienen la capacidad de adoptar prácticas y políticas públicas de la ideología contraria.

El ahora presidente de México, Andrés López Obrador en el acto de cierre de campaña en el estadio Azteca.
El moderado, derivado de la flexibilidad para adoptar posicionamientos y prácticas contrarias, se convierte en una persona abierta a lo diferente, en un negociador que está dispuesto a ceder para ganar, en palabras de Bobbio “el moderado es por naturaleza democrático” (p. 59); consecuentemente los radicales, sean de izquierda o de derecha, son autoritarios, intolerantes a lo diferente, impositivos, cercanos al absolutismo, “tienen en común la antidemocracia” (Ídem).
El presidente López Obrador se autodefine de izquierda y seguramente su pensamiento político se identifique más con esta ideología política, sin embargo, ha dado muestras de no ser 100 % izquierda, de tener un porcentaje, sin importar cuán poco sea éste, tiene rasgos de moderado, de flexible para algunos temas y programas políticos y de gobierno, esto es positivo para la democracia mexicana.
Ser químicamente impuro de izquierda no obsta sea de un alto concentrado ideológico, lo cual le convierte en peligroso para la extrema derecha, quienes le debaten todo y por todo. No se trata de que AMLO esté bien y los de enfrente estén mal, o viceversa; en el asunto se pondera el cómo su visión ideológica lo lleva por impulso a derrumbar las instituciones públicas altamente representativas de la derecha; esto explica la extinción de dependencias públicas, programas sociales y hasta la visión económica contraria a las calificadoras y organismos proneoliberales. Es tendenciosa la afirmación respecto al actuar del presidente y cómo éste lleva al país a un desplome, lo está trasladando de 30 años de derecha exacerbada hacia la izquierda y ese movimiento causa escozor, molestia, enojo y hasta temor en los impregnados del pensamiento de derecha.
Estamos ante la presencia de un potencial cambio de visión ideológica en México, donde se establezcan políticas públicas con perspectiva de izquierda; debo puntualizar, lo planteo como una posibilidad porque seis años no bastan para transitar de los 30 años de derecha a un régimen con ideología de izquierda. Para cimentar esta transformación, el actual régimen deberá garantizar su permanencia al menos 12 años más; esperemos que la radicalización ideológica del gobernante no le lleve al extremismo o puritanismo ideológico, pues entonces sí se corre el riesgo de abandonar los rangos de movilidad democrática para ingresar a un sistema cercano a los absolutismos. Igual de malo es cuan extremista de izquierda fuese AMLO como lo fuera de derecha; ambos extremos tienden a cancelar la democracia; confiemos en su espíritu moderado y oficio de estadista para pretender por el cauce de la democracia, alcanzar la transformación ideológica buscada.
Bibliografía
Bobbio, Norberto. (2014). Derecha e Izquierda (primera edición en México ed.). México: Taurus.
Eccleshall, Robert., Geoghegan, V., Jay, R., & Wilford, R. (2011). Ideologías Políticas (Tercera ed.). Madrid, España: Tecnos.
Índice de ilustración
Pág. 8 El Universal (Octubre 2018) Fotografía tomada de http://www.eluniversal.com/internacional/18361/ inician-proceso-de-cambio-de-gobierno-en-mexico
Pág. 10 Forbees (marzo 2019) Fotografía tomada de: https://www.forbes.com.mx/morena-propuesta-reduccion-financiamiento-partidos-politicos/
Pág. 11 Espallargas, Adrián / El Confidencial (Julio 2018) Fotografía tomada de: https://www.elconfidencial.com/mundo/2018-07-01/elecciones-mexico-obrador-politicas-corrupcion_1586072/