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Ocultando el origen del coronavirus?
Cuando el virus del COVID-19 salió de China y llegó a otros países, hace ya más de un año, la explicación que difundió China, una dictadura férrea con un total control de los medios internos de información, era sumamente simplista: todo orientaba a que el probable origen del virus hubiera sido el mercado “mojado” de Huanan, en la ciudad de Wuhan, una urbe de más de 10 millones de habitantes. Esa misma versión simplista dijo que el virus se habría transmitido de un murciélago a un humano, que sería el paciente cero, y de ahí a un grupo mucho más numeroso de personas en la misma Wuhan. La Organización Mundial de la Salud, OMS, que cometió varios errores importantes que ayudaron a la expansión de la pandemia, ha obedecido a los intereses de China para proteger su imagen en el mundo y rechazar, inicialmente, el ingreso de una comisión internacional de científicos para realizar una investigación sobre el origen del COVID-19. Tedros Adhanom Ghebreyesus, el presidente de la OMS, se ha mostrado abiertamente complaciente con China, la segunda potencia económica mundial, que ha logrado, sólo cuatro meses después del surgimiento de la pandemia, controlarla en todo su territorio y su gigantesca población de 1,300 millones de habitantes, sin tener las graves repercusiones que ha tenido el resto del mundo.

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sabía: un poco después de que apareciera la pandemia fue limpiado con toneladas de desinfectantes, borrando casi por completo cualquier evidencia para una investigación, pero persiste la versión de que los científicos chinos sí tuvieron acceso al mercado antes de ser desinfectado. En la estancia de 15 días, los científicos de la OMS encontraron que inicialmente se dieron brotes de COVID-19 en la ciudad de Wuhan en grupos que no habían tenido contacto con el mercado de Huanan, lo que contradeciría la versión inicial de que el virus se originó en este lugar, abriendo la posibilidad de que haya provenido de otra región de China, o inclusive del extranjero. La segunda posibilidad, que el virus fue transmitido de un animal a otro animal y de ahí a un humano, es la que los científicos consideran como la más probable, pero hasta ahora los especialistas chinos afirman haber investigado a miles de especies animales sin haber encontrado en ninguna de ellas el virus, así que estaríamos ante la incógnita de cuál fue el animal intermediario que pasó el virus a un humano. Esto, mientras no se resuelva, deja una enorme incógnita y se desconoce si será posible que el origen llegue a conocerse en el futuro, lo que es muy delicado para la ciencia a nivel internacional, pues dificulta la prevención de la aparición de futuras pandemias. Finalmente la misión científica de la OMS abrió otra puerta que le resulta muy conveniente a China, y es la que considera la posibilidad de que el virus llegase a este país a través de las importaciones de alimentos congelados por medio de la cadena de frío, por lo cual el origen del COVID-19 podría haberse dado en otro país y no en China. ¿Pero cuál país si China tiene el comercio internacional más grande de alimentos? Otra incógnita muy favorable a la imagen del gigante asiático, que de esta forma se convertiría en víctima y no en responsable del surgimiento de la pandemia. Como se puede ver, la misión de científicos de la OMS a China se ha dado cuando China lo ha querido, en los términos que ella impuso y con resultados políticamente más que favorables a su imagen. Los científicos que más probabilidades tenían de establecer el origen del COVID-19 eran los chinos, pero obedecen a las órdenes de la dictadura que maneja el país, para la cual primero están sus intereses políticos y económicos. Lo que hayan descubierto los científicos chinos se quedará guardado en China, uno de los regímenes más opresores de las libertades individuales y de información en el mundo. ¿En concreto qué sabemos de nuevo en torno al COVID-19 después de la primera, y tal vez la única, misión científica internacional a la que se le ha dado acceso? Sólo que a China le ha ido excelente para limpiar su imagen a nivel internacional y la pandemia sigue siendo una incógnita, que amenaza a toda la población mundial y los muertos se cuentan por millones, mientras que los enfermos por centenas de millones.
Apagones
Opinión
Es tal vez el recurso más común de un nuevo gobernante el echar la culpa de todos los males de la nación a sus antecesores, pero ya en el tercer año de ejercicio gubernamental Andrés López Obrador no puede seguir echando mano de ese desgastado discurso sobre lo que llama gobiernos neoliberales y conservadores; su tiempo de asumir responsabilidades ha llegado, porque muchos de los problemas que está teniendo el país se están derivando de sus decisiones. No hay siquiera la posibilidad de cargar las culpas a algún secretario de estado responsable del sector, porque el poder está completamente centralizado en la figura presidencial, al grado de que nadie se mueve y toma decisiones en el gabinete sin que pasen primero por el soberano pecho presidencial. La idea de que el sistema político mexicano estaba, y está, plagado de corrupción es un hecho irrefutable, pero en el tercer año de gobierno ese argumento también ha comenzado a dejar de ser válido, sencillamente porque quienes deberían estar en la cárcel gozan de completa libertad, mientras que las nuevas prácticas del ejercicio del gasto gubernamental de la federación se prestan tanto o más que en el pasado a la corrupción, debido a que pasan por encima de todos los procedimientos legales. Este gobierno ha decidido que todo antes de él hay que ponerlo en la basura y eso, desde cualquier punto de vista, es insensato. López Obrador decidió echar a la basura la reforma energética, en lugar de revisarla y reconocer que, en términos generales, es algo indispensable para el futuro del país. Pero no sólo desechó la reforma energética, sino que implementó políticas en este sector que son completamente obsoletas y, por si esto fuera poco, puso al frente de PEMEX a Octavio Romero Oropeza, un ingeniero agrónomo y su compadre, mientras que en la CFE colocó a Manuel Bartlett, un muy viejo y corrupto político del PRI sin ninguna experiencia en el sector energético. Los mega apagones que se están presentando en el noreste del país y que afectan a cerca de 15 estados de la república han sido atribuidos a la falta de gas, pero a la falta de gas porque el estado de Texas enfrenta las consecuencias de una cruda onda polar y no está surtiendo a la Comisión Federal de Electricidad. Una forma cómoda de no sumir la responsabilidad de fondo. López Obrador decidió cancelar la reforma energética, no revisarla, ordenando la cancelación de contratos con varias empresas para la extracción de gas en los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, que cuentan con enormes reservas, suficientes para abastecer a todo el país. El Cluster de Energía Coahuila lanzó un comunicado el pasado 16 de febrero, donde hace fuertes aclaraciones al mensaje emitido por López Obrador, para justificar los apagones que se han presentado en el país y todas las consecuencias que ellos tienen. Con información precisa, el Cluster demuestra que esto se debe a la cancelación de la explotación de gas natural en varios campos en lo que sería la Ronda Cero de la reforma energética, por la cual tan solo el municipio de Hidalgo, Coahuila, estaría produciendo hoy 117 millones de pies cúbicos diarios de gas natural en uno solo de los cuatro campos asignados al norte del estado. Todo fue cancelado y ahora vivimos las consecuencias, pero esto es solo parte de lo que viene con las nuevas y absurdas políticas energéticas que se están aplicando.
