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Introducción

En una homilía de una Misa de primera comunión, utilicé una caja grande llena de crayones Crayola que había comprado en la fábrica de Binney & Smith en Easton, Pennsylvania. Había comprado los crayones unos 15 años antes, y desde entonces esta caja había permanecido en el armario de mi habitación, todavía envuelta en plástico.

Les dije a los niños que de nada servían esos crayones mientras estuvieran encerrados en esa caja, así como de nada sirve nuestro corazón si no lo abrimos a los demás, como lo hizo Jesús cuando murió en la cruz y lo sigue haciendo cuando se nos ofrece a sí mismo en la Eucaristía.

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Cuando reciban la Eucaristía hoy y por el resto de sus vidas, les dije, no mantengan la gracia de Dios encerrada dentro de ustedes. Más bien, llévenla con ustedes al salir de esta iglesia y compártanla con quienquiera que encuentren, amándolos como Jesús los ama a ustedes.

Este tiempo, cuando sus hijos se están preparando para recibir a Jesucristo en la Eucaristía, es una oportunidad para que ustedes revisen su propia experiencia con el sacramento—lo que ha significado para ustedes, lo que puede significar para su familia y lo que significa para su relación con el mundo fuera de la parroquia y fuera de su hogar.

Esta es una oportunidad para refrescar su fe en Cristo y su Iglesia y para compartir esa fe con sus hijos. Por la manera en que ustedes se acercan al sacramento, pueden ayudar a los niños a estar siempre conscientes de que Cristo está verdaderamente presente en su Cuerpo y Sangre y nos acompaña verdaderamente como Señor y compañero. Y pueden ayudarlos a aplicar en su vida cotidiana lo que han aprendido en la formación en la fe.

“Comunión.” La palabra implica compartir, unidad, colaboración. Para cada uno de nosotros, la comunión es un encuentro personal íntimo con Cristo, pero también es una llamada a la generosidad del corazón, a entregarse como Cristo se entregó a sí mismo, a abrazar a toda la humanidad como hermanos y hermanas hechos a imagen de Dios. Sin duda, sus hijos continuarán su educación religiosa y eventualmente recibirán los dones del Espíritu Santo en el sacramento de la Confirmación, pero son ustedes, no sus catequistas, quienes están con ellos todos los días. Ofrecemos estas sesiones para ayudarlos a profundizar su fe y su compromiso con la caridad y la justicia para que con la palabra y el ejemplo puedan fomentar esos valores en sus hijos.

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