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Estudio de caso: Brasil, Petrobras, la operación Lava Jato y el financiamiento a las campañas
Estudio de caso: Brasil, Petrobras, la operación Lava Jato y el financiamiento a las campañas
Brasil sufrió con una descomposición ética y malos manejos en una de las empresas públicas más grandes de América Latina, Petrobras, que produce más de dos millones y medio de barriles de crudo por día. Tanto el presidente Luis Ignacio “Lula” Da Silva como la presidenta Dilma Rousseff basaron las expectativas del desarrollo de Brasil en esta empresa tras el descubrimiento de nuevos depósitos petroleros en el año 2006.
Los escándalos en los últimos años fueron muy numerosos. Durante largo tiempo existieron sistemas millonarios de robo con la participación de políticos, funcionarios y empresarios. Se estima que con el pago de sobornos entre el año 2004 y 2012 se desviaron más de 2.600 millones de dólares, involucrando a toda la elite política, a altos ejecutivos y a poderosos líderes empresariales.
A principios del año 2016 la mayoría de los partidos políticos de Brasil se encontraban envueltos en el escándalo comenzando por el oficialismo, entonces encabezado por el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, la oposición, cuya agrupación más visible era el Partido Social Democrático (PSD) de Fernando Henrique Cardoso y Aecio Neves, y el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
En el Congreso brasileño, el 60% de sus integrantes enfrentaba algún tipo de proceso y por esa misma época, se descubrió una lista de más de 300 políticos de 24 partidos políticos nacionales y municipales que habría recibido recursos de una empresa constructora, Odrebecht.
El modo de operar este esquema fue el financiamiento de campañas electorales por empresas privadas constructoras. Luego, la empresa estatal para “pagar favores”, hacía contratos a estas mismas empresas constructoras y de ingeniería para que estas a su vez, transfirieran dinero al extranjero mediante empresas “fachada” que simulaban transacciones comerciales sin que existiera comercio alguno, pero que servían para reintroducir el dinero “blanqueado” al sistema económico a través de negocios como gasolineras o lavandería de autos.
Esto último fue lo que dio el nombre de operación Lava Jato (lavado de autos con mangueras de alta presión) a la operación que a través de la Policía Federal y un grupo de jueces incorruptibles, entre los que se destacó el Juez Sergio Moro, permitió descubrir esta red de lavado de dinero. El mecanismo de Lava Jato consistió en aplicar una figura jurídica conocida como delación premiada, a través de la cual los acusados confiesan y delatan a otros implicados a cambio de reducir sus penas.