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Otos

OTOS, gente valiente y un obrador comunitario

En los pueblos pequeños pasan cosas. Sí, es una obviedad, pero me he sorprendido pensándolo después de aproximarme a Otos y a Carrícola, donde están ocurriendo cosas muy interesantes, así, como quien no quiere la cosa. En estos dos pueblecitos de la Vall d’Albaida se trabaja, con creatividad y energía, mucha y buena energía, para que no se apague el latido del ritmo sereno y la tierra fecunda en la vida rural.

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He tenido la suerte de conocer a algunas de las personas protagonistas de este emprendimiento y, en concreto, las que canalizan parte de su ilusión en la puesta en marcha de un obrador comunitario. Conocer el qué, el cómo y el por qué me llevó a pasar unas horas con Lilian, Damien, Lleó, Lucía, Xusa y Tedi. Unas horas muy provechosas en las que aprendí los matices de la vida comprometida con una alimentación saludable y respetuosa con las personas y los ecosistemas; una militancia firme de vivir en consecuencia, es decir, a llevar una lucha constante contra las dificultades que fabrica el capitalismo de manera sistemática. ¡Ah! Pero existe una corriente de resistencia, hombres y mujeres que van haciendo camino a contracorriente. Hay conexiones entre productores y hay redes de consumidores que se organizan para comer productos con garantía de calidad, a un precio razonable que beneficie realmente al productor. Redes de consumidores como “El cabasset”, que tiene la sede en Gandia en la C/ Doctor Fleming, 40, bajo, está abierta los miércoles de 18 a 20:30 h. (cabassetgandia@gmail.com). Otro de los colectivos con los que trabajan es la red Agroecològica d’Alcoi, que tiene el punto de recogida en la C/ Murillo, 5, de la misma ciudad. Está abierto los miércoles de 17:00 a 20:30h, y los jueves de 9:30 a 13:00 y de 17:00 a 20:00 h (laxarxaagroecologica@gmail. com). Por su parte, Lilian, Damien, Lleó y Lucía son productores agroecológicos que, también, transforman la materia prima en productos elaborados como son las conservas, mermeladas, aceites de toda clase, etc. Todo basado en su producción ecológica y con elaboración artesanal. Actualmente solo pueden comercializar los productos primarios, pagando los aranceles para validar su origen ecológico, pero los transformados solo los pueden compartir en ferias de intercambio de productos. Por una parte, pierden los ingresos de esta variante de su trabajo y, por otra, no pueden dar respuesta a la clientela que pide este tipo de productos. De esta necesidad nace la idea del obrador de la Vall (obradordelavall@gmail.com) desde donde podrán salir a la venta todo tipo de alimentos transformados a partir de las frutas y verduras de pequeños productores ecológicos, mejorando la viabilidad

económica y creando productos nutritivos con valor añadido que irán del huerto a la cocina.

¿Qué es un obrador comunitario o compartido?

Hay que empezar por decir que la normativa actual para la comercialización de alimentos está pensada para producciones a gran escala, es decir, con procesos industriales. Los proyectos que se basan en el rendimiento artesanal, de ámbito más local y con un volumen de transformación más pequeño, lo tienen muy difícil para poder llegar a las exigencias requeridas por la legislación. ¡Pero es que, precisamente, tampoco es esa la vía que quieren para su producción! Porque los conceptos de agroecología, respeto, proximidad, tradición, cultura y economía equitativa no suelen ir unidos a grandes inversiones económicas y tecnológicas. La solución que puede paliar esta discriminación administrativa es la de los obradores comunitarios, donde una infraestructura compartida permite a pequeños proyectos de elaboración artesana y pequeñas producciones agroalimentarias, elaborar de forma segura y regulada los alimentos transformados. Y, lo que es más importante, que puedan obtener el Registro Sanitario que les permita comercializar lo que producen y poder rentabilizar su trabajo. En el caso del obrador de Otos, la necesidad y la oportunidad unieron a un grupo de jóvenes productores agroecológicos con la Fundación Danielle y Nina Carasso (www.fondationcarasso. org), que financia proyectos que promuevan la alimentación sostenible y el arte ciudadano. En la convocatoria de 2019, nuestros amigos presentaron la propuesta del obrador comunitario, que fue seleccionada y ganadora de una ayuda económica para hacerlo realidad. El Ayuntamiento de Otos ha cedido el espacio y también se hace cargo de las obras de adaptación.

Mucho más allá de la elaboración de alimentos: el compromiso social

También a nivel de implicación social están tejiendo toda una red de complicidades. Las personas miembros del obrador han acordado colaborar para establecer relaciones de intercambio y cooperación con otros colectivos comarcales. El objetivo es promover el desarrollo rural de la Vall d’Albaida, la recuperación del territorio y la puesta en marcha de acciones encauzadas a promover políticas alimentarias sostenibles y diferenciadas. Un ejemplo es la colaboración con el IES Josep Segrelles de Albaida, con el ciclo formativo de agroecología o con organizaciones medioambientales como la Colla Ecologista l’Arrel, l’Associació d’Emprenedors Rurals (AER) y la agencia de dinamización rural Busca Tierras. Con la finalidad de dar oportunidades laborales a personas con posible riesgo de exclusión social, han generado vínculos con diferentes colectivos, como ADIEM (Associació per la Defensa i Integració de les persones amb Malaltia Mental) que cuenta con un proyecto de huertos terapéuticos. El obrador será el espacio para enseñarles a hacer los transformados que después puedan vender o consumir. Y no quiero olvidar uno de los objetivos que se han propuesto como prioritario, la realización de un catering escolar para los centros que quieran hacer de la transformación de los alimentos y la alimentación sana, un elemento importante en su tarea educativa. ¢