3 minute read

ROSA DE CRISTAL.

Lucila Reyes González Ciudad de México, México.

Ella era una rosa de cristal pétalos con hermosos destellos se podía ver a través de ellos era bonita pero no natural

Advertisement

Esa rosa parecía perfecta pero triste siempre había sido sabía que no había nacido, que la hicieron con una receta.

Sí, hubiera nacido en maceta, tendría hojas flexibles y olor, rosa o rojo sería su color, la lluvia su agua predilecta.

Envidia no era correcto sentir, sabía que por hermosas que fueran un día se marchitan y morirán, y que ella siempre iba a vivir.

Claro, siempre que no la rompieran pues lo que la rosa no sabía, es que, si se caía, moría tarde o temprano la entierran.

Así nuestra rosa descubrió que nada ni nadie es eterno, feliz, ya sin sufrir su yo interno, contenta desde entonces, vivió.

Lucila Reyes González Ciudad de México, México.

Era, que tu corazón de poeta me hacía ir de ti, no debía, decidí seguirte a donde quisieras ir en tu búsqueda incansable, también me involucre pues ya estaba yo ligada a ti, a tus besos, tus palabras, era tarde para retroceder.

Era, que decidí seguirte, sin rumbo, sin conocer a donde podría llevarnos este loco viaje, que, si podía llorar o sufrir, no lo quise saber y decidí seguirte, donde fueras solo con el coraje porque me impulsaba mi loco querer.

Era, que lo único que en este mundo quería, era sentir, el néctar de tus besos de sabores, con la suavidad y ternura que nadie poseía, con tu corazón de poeta, tu esencia, tus olores. era que te quería querer.

Era que tenía la necesidad de sentirme así; abrazada por ti, envuelta en tus brazos sentirte amándome, acurrucado en mi regazo sintiendo en mis labios la esencia de tus besos. aunque nadie lo pueda creer.

Era que me entregabas tu poesía y me hacías enloquecer. y le dabas sabor a mi vida y me hacías estremecer, era, simplemente que no importa lo que pudiera suceder, mientras estuviera contigo, sintiendo, tu querer. a nada, a nada le podía temer.

Tropiezos

María Luz Olivares Aldana

Veracruz, México

¡Qué triste está la tarde!

¡Qué triste está el alma!

Hasta la campana cuando tañe

Estremece al viento con el aire, Es entonces cuando siento

Tropezar el alma

Con rocas grandes…

Y parece que hasta el ave

En su nido ha olvidado ya

Su hermoso trino.

¡Qué triste está la tarde!

¡Qué triste está el alma!

Que sin querer tropieza

Con rocas grandes.

Tiempo

María Luz Olivares Aldana

Veracruz, México

Resérvame un poco de tu tiempo

¡Que la vida corta es!, lo sé

Pero quiero que me esperes

Para disfrutar los dos

El breve momento.

Entiendo que a veces

Surgen ajenas situaciones

Pero entiende corazón

Que mi amor no te hace daño

¿Sabes tú, como te extraño?

Odio

Ramón de Jesús Hernández Olivares Veracruz, México

¿Qué haces? ¿Qué provocas? No te das cuenta que estoy como un mudo loco y desquiciado, cuando aún sin verte pronuncio tu nombre… a veces, pobre hoja blanca, soportando mil veces escribir tu nombre.

¡Te aborrezco!

Soy un sonámbulo terco y testarudo, por la madrugada abrazo mi almohada pensando en tus besos, en tu recuerdo tengo frío y solo tiemblo.

¡Te odio! Porque al mirarte enmudezco y mis palabras encerradas en un aposento lleno de amor que estas vetando con tu ausencia, esa foto que tomo en mis manos se está quedando sin tonos, tu rostro…

¡Desapareciendo!

¡Te odio! Por amarte en mis desenfrenos y cuando desgarras mi espalda, tatúas, y pronuncias sutilmente al oído mil secretos.

Hoy quiero quedarme en la gloria de tus caricias, de tus besos, ¡Déjame odiar amándote!

Sin importar que el tiempo, guarde el secreto.

Ojos Azules

Ramón de Jesús Hernández Olivares Veracruz, México

Quiero encontrar mi paraíso el destino, tuyo, mío, nuestro, no alejes tu mirada de las estrellas, porque escribiré nuestros nombres en cada estela de colores.

He visto el inmenso mar en tu mirada buscando tesoros escondidos donde lo resguardan peces coloridos, en el coral que cuida un hada.

Azul, sublime color cautivo en tu mirada de ángel, de etéreas especias, fruto amoroso de “Náyades “.

Si te miro enloquezco si te beso suspiro, embrújame en el firmamento.

Y al verme por amor en tu aposento, al mar bravío pétalos de rosa azul, indicándome el camino, a mi paraíso.

Balada del dragón

Silvia Aquino

Xochimilco, Ciudad de México

Nace cada día el dragón siempre igual… Despierta en insólitos horarios. Se enfrenta a la esperanza inalcanzable.

Lanza en sus llamas voces infieles. Invade el mundo con mil contiendas.

Dragoniza al mundo sin cesar.

Toca las almas en lluvias incendiarias y aparentes sonrisas.

Cierra al fin los ojos entre hojas palpitantes.

Ya arrojó imágenes sonoras enrolladas entre sus garras.

Ilusiones falaces, socorridos sueños demenciales.

Lanza en su inquina apatía y fastidio, remata con la indolencia.

Dragón repugnante que hace al hombre hastiar la vida.

El dragón y la mariposa

Silvia Aquino

Xochimilco, Ciudad de México

El dragón es la vida que a veces vigila, a veces se adormece.

El dragón brinda fuego intenso, golpea la espalda que se aturde entre el miedo y el desquicio. Hace brotar entre sus fauces a la negra mariposa…

¡Pobre ser desvalido, te abraza sin piedad y te ovilla en la eternidad!