1 minute read

Balas de gotcha

IMe arreglaron una cita (Friends with money)

Respondo en mi cabeza a las preguntas que aún no has formulado:

Advertisement

Tengo treinta y tres, estoy separada de cráneo a útero simétricamente y lo que siento va por un cable unipolar del norte al sur físico sin pasar por el centro. Si habito tu plano, me ocupo de limpiar casas, de juzgar, más bien, de observar a las personas a través de lo que tiran para que yo, con toda la magia de un Dios pulcro, borre a cubetazos manchas de aspiracionismo, frustraciones familiares, hedores del cuerpo.

Si me contagio de humanidad, me guardo en mantas y me quedo abierta ligadura por ligadura del dolor al éxtasis.

Tengo treinta y tres años no sé en qué curva resbalé, creo que Jesús tampoco. Desconozco el rumbo de la conversación y por la expresión en tu rostro esto no va a funcionar.

IINo se va, no se va, no se va

El dolor, esa forma gráfica y voluminosa de meter los ojos en la carne para confirmar que el flujo sanguíneo tiene el color de quien va a morir.

En mi interior hay balas de gotcha tiñendo todos los engramas: un blanco apenas vida cercano al perdón de Dios revela mi posición y, aquí me tiene, hija pródiga espejo de agua esperando que este paint check sea el arcoíris final.

IIIRescate de un poema anti- guo a razón de que A.C. estuvo el hombre y esa semejanza divina me llevó al odio.

Era un zorro en el jardín una burbuja que acotaba mis palabras: planeta, infancia, rojo sangre. Al separarse significan yo, bruma, golpe, coartada. A veces los cuerpos se pinchan a veces Dios así.

Victoria Laphond Domínguez

This article is from: