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La decapitación del apóstol Santiago

Netzahualcóyotl Soria

El apóstol Santiago en realidad se llamaba Jacobo. Su nombre español viene del latín vulgar (o sea, hablado) Sancte Iacobe, Santiacob, Santiago. También el nombre Diego tiene el mismo origen. Él y su hermano Juan eran pescadores hasta que Jesús los reclutó para su causa. Después de la crucifixión siguió predicando la palabra del Señor hasta que fue decapitado por órdenes de Herodes Agripa (tema del cuadro de hoy). Hasta aquí, lo que consta en los textos bíblicos.

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En la página de Wikipedia ( https://es.wikipedia. org/wiki/Santiago_el_Mayor) puedes leer la tradición medieval de la historia, fascinante aunque totalmente inventada. Según ésta, la prédica del evangelio (la buena nueva) llevó a nuestro Jacobo hasta España. En Zaragoza, la mismísima virgen María, quien aún vivía, se le apareció en un pilar para darle ánimos (por eso tenemos el nombre Pilar). Años más tarde, Santiago regresó a Jerusalén para estar presente en la dormición de María, lo cual no significa una siesta, sino ascender al cielo con todo y cuerpo. Ese viaje le costó la muerte. Y por razones inimaginables, sus discípulos Anastasio y Teodoro trasladaron su cadáver decapitado miles de kilómetros de regreso a España, específicamente a Santiago de Compostela, en Galicia.

Ocho siglos más tarde, descubrieron su tumba porque unos destellos misteriosos emanaban de ella. Se volvió de inmediato el santo patrono de España, y a partir de entonces se inició una peregrinación de todas partes de Europa hasta el santuario, peregrinación que sigue viva, y a la que asisten fieles de todo el mundo.

En el siglo XII el apóstol regresó a la vida, pero ahora montado a caballo y blandiendo una terrible espada, para dar la victoria al rey Ramiro contra los moros. A partir de entonces se le representa como guerrero, y es conocido como el matamoros, y defensor de los españoles católicos frente a quienes fueran sus enemigos. En 1520 se le vio en tierras mexicanas matando aztecas al lado de los soldados de Hernán Cortés. En 1540 hizo una última aparición, al sur de la actual Zacatecas. Nuño Beltrán de Guzmán nomás no podía conquistar a los fieros caxcanes hasta que lo socorrió el guerrero que había compartido el pan con Jesús y predicado el amor al prójimo. Ahora se le venera como Santo Santiago (o sea, santo santo Jacobo) en los municipios de Juchipila, Apozol, Jalpa y Moyahua.

La decapitación del apóstol Santiago

1480-1490

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