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Historia de la Publicidad en el Siglo XIX

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Introducción

Introducción

Para poder entender la historia y dar a conocer los hechos de la

misma, debemos tener claro lo que sucedió en el Siglo XIX.

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Al hablar del Siglo XIX, tenemos en mente hechos históricos

relevantes tales como: Guerras Revolucionarias Francesas, Guerras

Napoleónicas, Guerra de Independencia Española, Guerra de

Independencia Hispanoamericana, Independencias de distintos

países como: Guatemala, México, Perú, entre otros y así podemos

continuar con una lista extensa de acontecimientos durante este

siglo; lo que a nosotros como comunicadores nos interesa de ello es

lo que como sociedad hemos aprendido, sobresalido (destacado), pues cada uno de los acontecimientos

que vemos en nuestro pasado es lo que nos ha formado en nuestro presente.

El Siglo XIX, es también conocido como el “Siglo de la industrialización” debido a que en la Segunda

Mitad del Siglo XVII y a inicios del Siglo XIX se dio a conocer la

Revolución Industrial y está la conocemos por ser un

movimiento de alto impacto en la economía, la historia del

“Desarrollo de la humanidad” y la Tecnología desde el Neolítico

(Edad de Piedra: según las regiones (áreas), por la Edad de los

Metales o directamente por la Edad Antigua, en la que surgieron la escritura y las civilizaciones agrícolas.)

esta época llevó a la población a desplazarse del entorno rural a las ciudades, lo cual se tradujo en un

importante aumento demográfico.

Al hablar de publicidad en el Siglo XIX, podemos decir que, a pesar de todos los acontecimientos dados

durante este siglo, lo que llegó a impactar fue la divulgación den los conocimientos científicos y técnicos,

entre muchos otros. En las conferencias y pláticas sobre las distintas ciencias: química, matemáticas y

física, se anunciaban en folletos y carteles (esto lo conocemos como Publicidad). Muchos inventores

comenzaron alzar su voz, compartir su conocimiento y principalmente dar a conocer sus creaciones e

inventos a través de la publicidad. El capitalismo llegó a marcar un movimiento en la Publicidad debido a

la beneficencia económica otorgada por los distintos medios.

De esta manera podemos ver como el ser humano ha sido envuelto en deseos y satisfacción humana… El

problema de esto es que vemos que la Publicidad reflejada en los distintos medios de comunicación

resulta ser un medio por el cual tomamos muchas decisiones y esto influye específicamente en nuestros

valores, nuestra moral y ética profesional. Las inversiones publicitarias ayudaban al lanzamiento de

acciones en empresas, anunciaba la venta de maquinaria, beneficiaba el desarrollo de los transportes

dando a conocer horarios y nuevas líneas, etc.

Dentro de la historia de la publicidad, vemos como la forma de generar o hacer publicidad para alguien o

una empresa se fueron moldeando, pues en esta época conocemos los anuncios transmitidos por la voz

del pueblo, el momento en el que se anuncian en las calles, colonias y barrios, la imagen de una persona

para darse a conocer, un bien o servicio.

Las primeras marcas aparecidas durante el

Siglo XVIII, se dieron a conocer (como

productos fabricados a partir de otros ya

existentes) medicinas de patentes, salsas,

licores, etc., mientras que bienes como la

harina, el azúcar o el vino eran vendidos sin identificar. Así es como vemos a las marcas comenzar a surgir

con un claro sentido publicitario…. Al hablar de presentación (empaque) podemos decir que los productos

se envasaban por unidades, y cada botella o pequeño paquete se convertía en un verdadero anuncio del

producto.

Estas circunstancias, junto con la acumulación de capital, asientan las bases para la Revolución Industrial.

Hay una crisis en el sistema de producción feudal: el autoabastecimiento da paso a un nuevo sistema de

producción capitalista definido por la especialización en el trabajo, la sincronización y la producción en

serie. De 1870 a 1900, la atracción la tienen los medios gráficos y el objetivo es tener presente en la mente

del posible cliente el nombre de la empresa, marca, producto o servicio.

A partir de aquí, se genera un individualismo feroz y egocéntrico que se convierte en idóneo para fomentar

la competitividad en la nueva sociedad industrial. Este hecho comportará posteriormente dificultades

para hacer trabajar y convivir a la población, motivada sólo por productos individuales.

Por otra parte, podemos conocer lo que es el ambiente político y las perspectivas (formas de analizar)

económicas que favorecen el gusto por la información, y la necesidad de desarrollar formas de

comunicación más internacionales y más rápidas hace que la información comercial ya no sea sólo

patrimonio de los más poderosos. Cada vez hay una mayor población que pide información sobre los

productos que consume. En este sentido, empieza a aparecer un consumo que se encuentra por encima

de las primeras necesidades.

Es ahí como nos vamos dando cuenta del desarrollo del ser humano y como antes nos podían vender lo

que fuera y no prestábamos atención, nos dejábamos influir por lo primero que nos decían, no teníamos

un criterio propio y estábamos tan vacíos que no importaba nuestra respuesta era “Si”, con el paso del

tiempo, la educación, los medios de comunicación y todas las herramientas a las que hemos podido

acceder nos han enseñado a ser más críticos, analíticos y consecuentes.

Las fábricas comenzaron a producir mercancías que superaban los niveles de demanda tradicional, y la

distribución en masa rompió los vínculos personales que había entre el artesano y el comprador. De ahora

en adelante, la publicidad se convierte en una necesidad económica y social que se tiene que adaptar a

los nuevos tiempos.

A mediados del siglo XVIII aparecen en las ciudades distintos diarios que ya incluyen un importante

número de anuncios. Hay que destacar, entre otros, los siguientes:

• anuncios de libros, dirigidos a un público culto y económicamente acomodado;

• anuncios de medicamentos, dirigidos a lectores de más baja extracción social.

Había una diferenciación clara entre los anuncios de los diarios que iban dirigidos a la clase alta (carreras

de caballos, libros caros, reuniones en clubes, etc.) y aquellos que iban destinados a la clase baja (jabón,

tabaco, brandy de baja calidad, etc.).

A pesar de estas fórmulas, el principal reclamo publicitario de la época es el cartel: anuncios oficiales,

medicamentos milagrosos, compañías de teatro, novedades editoriales, etc. Los carteles acogían todo

tipo de acontecimientos o productos que se quisieran dar a conocer a la población.

En aquella época, los carteles medían unas 22 por 17 pulgadas. Por este motivo, parece que eran las

mujeres las que se dedicaban a pegarlos a las paredes de las ciudades. Más adelante, los carteles

empezaron a ser más grandes, y este oficio se convirtió en patrimonio de los hombres. Como curiosidad,

tenemos que decir que los pegacarteles eran denominados trotamundos y se repartían por todo el país

durante periodos que iban entre los seis y los ocho meses.

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