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DESTACADO: Micotoxinas en leche y productos lácteos: riesgo y prevención

MICOTOXINAS EN LECHE y productos lácteos: riesgo y prevención
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Existe el riesgo de transferencia de micotoxinas a productos de origen animal destinados a consumo humano, como carne, huevos y leche... Las micotoxinas son metabolitos secundarios producidos por ciertos hongos que pueden contaminar las materias primas destinadas a alimentación animal y causar trastornos agudos y crónicos en los animales y pérdidas económicas significativas.
Además de los efectos directos mencionados anteriormente, existe el riesgo de transferencia de micotoxinas a productos de origen animal destinados a consumo humano, como carne, huevos y leche.
La leche es uno de los principales productos agrícolas producidos y consumidos a nivel mundial. La producción mundial de leche fue de 846 Mt en 2018 y sigue en aumento constante cada año. Casi el 90% del suministro de leche proviene de vacuno lechero, seguido de búfalas, cabras, ovejas y camellos. El mayor productor mundial de leche es India, seguido de Estados Unidos,
China, Pakistán y Brasil.
Los rumiantes se consideran relativamente resistentes a las micotoxinas, ya que estos compuestos generalmente se degradan o inactivan en el rumen. Sin embargo, estas especies tienen un mayor riesgo de exposición a micotoxinas debido a la gran variedad de ingredientes que se utilizan en las formulaciones de sus alimentos. Varios proyectos de investigación demostraron que micotoxinas como las aflatoxinas, las fumonisinas y el deoxinivalenol pueden reducir el consumo de alimento y dañar el hígado y la salud general del animal, y provocar un descenso en la producción de leche y la eficiencia reproductiva, así como inmunosupresión y una mayor susceptibilidad a enfermedades.
Aflatoxinas: importancia en salud pública
Las aflatoxinas son las micotoxinas que más comúnmente se monitorean en leche, debido a que la metabolización de la aflatoxina B1 (AFB1) en la vaca lechera genera la excreción de la aflatoxina M1 (AFM1) en la leche. La tasa de transferencia de AFB1 en el alimento a AFM1 en la leche varía de 1 a 6%.
Tanto AFB1 como AFM1 están considerados compuestos carcinogénicos. Para proteger a los consumidores, la mayoría de los países han establecido regulaciones gubernamentales para limitar las concentraciones de AFB1 en materias primas y de AFM1 en la leche. En la Unión Europea (UE) se ha establecido un límite máximo de AFM1 de 50 ng/L en leche cruda, mientras

que en China y Estados Unidos es de 500 ng de AFM1 por litro de leche, diez veces superior a los indicados en la UE. Varios estudios, en los que los niveles de AFM1 se determinaron mediante HPLC o ELISA, revelaron que las concentraciones de este metabolito estaban generalmente por encima de los límites reglamentarios europeos en países en desarrollo.
