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Segunda Semana de Adviento

Este año el 8 de diciembre coincide con el Domingo de la segunda semana de adviento; por tanto, la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María se traslada al lunes 9 de diciembre.

María de Nazaret es la Llena de Gracia (Lc 1,28), la primera mujer liberada absolutamente del pecado, para que fuera digna madre del Hijo de Dios. En ella se inicia la Nueva Creación, en la que se realiza el plan divino, que se nos recuerda en el primer capítulo de la carta a los Efesios. Estamos llamados a ser santos e irreprochables, como ella, por el amor. El amor de Dios, que nos libera del pecado, y nos permite vivir en el amor a Él y al prójimo. Que la Llena de Gracia, interceda, entonces, por nosotros, y por tantas personas que acuden en esta fecha a sus santuarios, a fin de que siempre actuemos según la Palabra del Señor. La segunda semana de adviento está marcada por una alegre esperanza, que se va haciendo más insistente a medida que experimentamos que el Señor se acerca, para revelarnos el rostro misericordioso del Padre. Y esa misma esperanza nos anima a dejarnos convertir por el Señor. No dejemos que la poética evocación de la Navidad nos oculte la necesidad de trabajar rellenando hondonadas y rebajando montes para hacer posible nuestro encuentro con Él. Podremos, entonces, reconocer que nos libera de nuestras parálisis, que sale a buscarnos cuando nos apartamos de sus caminos, y que nos consuela y anima cuando estamos agobiados y afligidos. Él mismo suscita en nosotros la conversión y nos regala la paz que anhelamos. En ese contexto, cerraremos la semana escuchando a Jesús que nos invita a reconocer al Bautista como su precursor.

Por su parte, el santoral nos hace volver nuestra mirada hacia nuestro continente, ya que el jueves celebramos a Nuestra Señora de Guadalupe, Reina de México y Patrona de América. Su fiesta está precedida generalmente por la memoria de san Juan Diego (1474-1548), primer santo autóctono de nuestra tierra americana, que este año se suprime para dar paso a lo solemnidad de la Inmaculada.

Las celebraciones de San Juan Diego y de Santa María de Guadalupe nos animan a asumir un adviento especial para nuestra iglesia mestiza, y a pedir que sepamos agradecer la predilección del Señor que podemos percibir en el misterio del Tepeyac. Ello nos llevará a asumir la responsabilidad que como discípulos/ as misioneros/as emana de la Buena Noticia.

En el santoral también encontraremos el miércoles 11 a san Dámaso (305-384), papa de origen español, promotor del culto a los mártires. El viernes 13 se recuerda a santa Lucía, santa muy popular, que habría padecido el martirio el año 304. Y el sábado 14 se celebra a san Juan de la Cruz (1542 -1591), místico, poeta y reformador de la orden del Carmelo. Escuchémoslo a él cuando nos dice: “A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición”.

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