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LAS AGUAS, BOGOTÁ. FEBRERO 2018. TRIGÉSIMA SEXTA EDICIÓN.
CEFACAMP: UNA EXPERIENCIA TRANSFORMADORA Del 12 al 16 de diciembre del año pasado, 20 niños viajaron con sus ‘parceros’ —mentores del Programa de Refuerzo Escolar— al corregimiento de Moñitos, en el departamento de Córdoba. Allí se hospedaron en Playa Mansa, una finca familiar que los acogió durante su estancia. Se trató del CEFACamp, un campamento de verano organizado por el Consejo Estudiantil de la Facultad de Administración (CEFA) y Progresa Fenicia. Todos los recursos para esta aventura fueron aportados y gestionados por los miembros del CEFA y por los mentores del Refuerzo Escolar. “Yo ya conocía la metodología de educación experiencial”, cuenta Valentina Zuluaga, coordinadora del Componente Social de Progresa Fenicia. Y agrega: “A los 12 años viví la experiencia de participar en un campamento organizado por la Asociación Santa Cruz, de hecho, fui dos veces y siendo mayor participé como dirigente en otra ocasión. Por esa razón resultó gratificante volver a vivir esta experiencia y confirmar el impacto tan grande que se logra a través de la educación experiencial”. Sebastián Afanador, supermentor que lleva trabajando desde hace dos años en el Refuerzo Escolar y que participó por primera vez del CEFACamp, explica: “El fin que se persigue con estos espacios es crear en los niños un cambio que tendrá frutos a largo plazo, no sólo un cambio temporal. Queremos que la experiencia tan intensa de este campamente cause repercusiones positivas para su vida adulta”. Las actividades que tradicionalmente se han realizado en los anteriores CEFACamp
volvieron a desarrollarse en Moñitos. El primer día, el dedicado a Colombia, los niños junto con sus ‘parceros’ —que en esta ocasión también fueron ‘dirigentes’— repasaron las diferencias entre las regiones del país, los acentos, los paisajes, los climas, en fin, la diversidad que nos caracteriza. El segundo día, el día del honor, se llevaron a cabo las competencias por equipos y se reflexionó acerca de la importancia de la competencia sana, del juego limpio y el trabajo en equipo. El tercer día fue el día de los sueños, una jornada donde los niños compartieron entre sí las imágenes acerca de cómo se proyectan a sí mismos en el futuro y que les permitió, además, darse cuenta de que algunos de sus intereses, gustos y predilecciones eran afines, lo que generó un espacio de reconocimiento de sí mismos y de los otros. El cuarto día correspondió a la familia y giró en torno a la importancia que tiene cada niño para su respectiva familia y el tesoro que representa para cada uno contar con el amor y el apoyo de esta. Durante este día los niños asumieron el rol de exploradores y salieron a la búsqueda de un cofre que —ellos no sabían— les guardaba gratas sorpresas: nada más y nada menos que cartas enviadas por alguno de sus familiares. Finalmente, el quinto día tuvo como temática los amigos. En el transcurso de las actividades de este último día los niños aprendieron acerca de la importancia de apoyar y de contar con el apoyo de sus amigos, así como de reconocer sus propias habilidades tanto como las de los otros para poder aprovecharlas en beneficio propio y de los demás: la unión hace la fuerza. Para el cierre del campamento todos
participaron en la elaboración de manillas que posteriormente se entregaron unos a otros y que se acompañaron de mensajes dirigidos a quien recibía la manilla. “Esta metodología me parece una herramienta muy poderosa para trabajar con los niños”, cuenta Valentina, “porque los distancia de su contexto cotidiano y permite concentrarlos en un lugar donde es posible estar ciento por ciento dedicados a actividades que buscan desarrollar en ellos competencias ciudadanas y valores transversales que también se enseñan en el Refuerzo Escolar. Esto permite que el aprendizaje adquirido genere en ellos un impacto más fuerte: lo que se logra en cinco días de campamento no se consigue en un mes de clases”. “Esta experiencia ha cambiado de manera significativa a los niños”, nos cuenta Sebastián, “viajar en un avión, llegar a un lugar lejano y desconocido, conocer el mar... todo eso les abre un mundo nuevo a los niños, amplía sus horizontes y posibilidades a futuro”. Desde ya se está pensando en el viaje de este 2018, por eso es importante que tanto los padres como los niños sepan que para el próximo CEFACamp se tomará en cuenta, por una parte, que los niños no hayan viajado a las ediciones anteriores —realizadas en La Guajira y en Moñitos—. Por otro lado, es fundamental un excelente desempeño escolar y, sobre todo, haber demostrado siempre respeto por el espacio donde se desarrollan las actividades del Refuerzo Escolar, respeto por sus compañeros y respeto por sus mentores.