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La seducción de Bukele

Está visto que en materia de seguridad pública no existen soluciones mágicas. Se requiere estrategia, coordinación entre autoridades y la sociedad, inteligencia, muchos recursos y participación ciudadana. Y, además, paciencia y perseverancia.

Sin embargo, con frecuencia candidatos y gobernantes ofrecen las perlas de la virgen, y terminan quedándose cortos, o metiendo a la sociedad en un dilema faustiano.

En El Salvador, Nayib Bukele, presidente del 1 junio 2019 al 1 junio 2024, sedujo a sus compatriotas mediante un pacto con el diablo: el fin justifica los medios —Yo lograré el control territorial del país hasta llegar a cero homicidios y el fin de las extorsiones, a cambio de que ustedes me concedan el poder ilimitado y duradero.

De acuerdo con sus estadísti- nes de recetas no se surtieron efectivamente en las principales instituciones de salud. El desabasto de medicamentos persiste en el país debido a los problemas de compra y distribución de medicamentos que no ha logrado resolver el gobierno federal. Ante esto, además, como bien menciona el informe “Radiografía del desabasto en México 2021”, han aumentado los reportes ante la Cofepris sobre el robo y la falsificación de medicamentos. A todo esto, se suma el problema de la desaparición del Insabi y del uso indebido que se hizo del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos. cas, cuyo origen y manejo sólo él conoce, y según su dispendiosa maquinaria propagandística, el mandatario ha cumplido con el pacto. El Salvador llegó a registrar arriba de 82 homicidios por cada 100,000 habitantes. Bukele declaró en marzo de 2022 el estado de excepción, que suspende las garantías individuales. Hoy la tasa de homicidios es 7.8.

Viendo el desastre que tenemos en temas de salud ocasionados por malas decisiones de políticas públicas de la actual administración, conviene preguntarse por qué el interés en este momento de eliminar algunas normas oficiales respecto a la atención a la salud. Nuevamente parece ser un tema de querer ahorrar recursos en temas prioritarios en los que no habría que ahorrar, así como de quitar los estándares de calidad que garantizaban la prevención, diagnóstico y tratamiento de ciertos padecimientos.

No se sabe qué negoció con los jefes de las pandillas, que en la Mara Salvatrucha MS-13, se hacen llamar ‘Ranfla Nacional’. El Informe ‘Un año bajo el régimen de excepción: una medida permanente de represión y de violaciones a los derechos humanos’, de www.cristosal. org muestra la otra cara de la moneda.

No basta ser un presidente ‘cool’. Poder caminar en paz por la calle y recibir su salario íntegro, sin tener que ‘pagar piso’ a las maras y pandillas, les resuelve a las familias salvadoreñas sus dos más acuciantes problemas.

¿A cambio de qué? De que una sola persona controle a todo el Estado nacional:

1. La reelección para un segundo mandato. La constitución salvadoreña lo prohíbe, pero el mandatario encontró una ‘interpretación’ que lo favorece y se postulará en 2024.

2. El anuncio del combate a la corrupción. El primero en aplaudir fue Christian Guevara, jefe de la bancada oficialista, quien ganó un millón de dólares durante la pandemia por contratos con el gobierno. Bukele y su familia tienen prisa por ingresar al ranking de los salvadoreños más ricos y poderosos. Los mayores robos de gobiernos anteriores palidecen comparado con lo que Bukele ha ocultado en sus primeros cuatro años.

3. Reducir el número de alcaldías y de diputaciones, para que su partido refrende la mayoría constitucional.

4. Terminar con la independencia judicial, la institucionalidad y el estado de derecho. Eso no existe más en El Salvador. Oxfam nos recuerda que la vida cotidiana de la mayor parte de los salvadoreños sigue marcada por una brutal desigualdad económica.

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