
2 minute read
Dzidzantún Exhacienda espera que la rescaten
Mina de Oro se ubica en la vereda que conduce de Dzilam de Bravo al puerto de Santa Clara
DZIDZANTÚN, Yucatán.-
Advertisement


Considerada como la salinera más grande de Yucatán y uno de los principales centros de distribución de este producto marino a todo México e incluso al extranjero, la exhacienda Mina de Oro en Dzidzantún se desmorona con la vaga esperanza de ser rescatada.
En sus paredes en ruinas se esconde un pasado glorioso y el espacio que ahora ocupa la vegetación se veía abarrotado a principios del siglo pasado de productos como sal, carbón y henequén.
Mina de Oro es una exhacienda ubicada en la vereda de la remodelada carretera que conduce de Dzilam de Bravo al puerto de Santa Clara, y que pertenece al municipio de Dzidzantún.
Su importancia era tal que contaba con su propia aduana para controlar los envíos fuera del país, muelle para la carga del producto a las embarcaciones e, incluso, tenía conexión con un tranvía de tipo rural o truck hacia la Hacienda San Francisco, ubicada a pocos kilómetros de allí.
El rancho salinero fue parte importante para toda la localidad desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, pues los pobladores tanto hombres como mujeres, se trasladaban año con año a este lugar donde se ocupaban de la extracción y procesamiento de la materia prima.
El sitio era parte importante para toda la localidad, pues los pobladores, tanto hombres como mujeres, se trasladaban año con año a este lugar donde se ocupaban de la extracción y procesamiento del producto.
De acuerdo con los registros históricos, tan sólo en 1937 se vendieron cerca de 3 mil toneladas de sal.
Catalino Canto Salas, de 87 años de edad, trabajó en la exhacienda en su adolescencia, cuando estaba en su apogeo la actividad. “Había cientos de trabajadores que extraían la sal junto conmigo. La paga por la tarea era de tres pesos diarios. Ya pasaron más de 50 años desde que trabajé ahí. Nos daban comida y era un muy buen lugar para laborar, pero cuando se fue para abajo me quité”.
Julián Estrada, habitante de Dzidzantún, recordó que la Comuna le otorgó a principios del siglo XX una concesión por 50 años a los Roche para que pudiera trabajar la explotación de sal en dicha hacienda, por lo que trajo a gente de otras partes del mundo, en especial del continente asiático, para trabajar en esta actividad que se dio por muchos años.
En ese entonces, comenzaron a surgir los apellidos asiáticos como Hau, Uh y Mom. Recordó que en la hacienda había tres turnos para trabajar, por la gran cantidad de materia que se sacaba y se mandaba.
El hombre comentó que la población se trasladaba de la Hacienda San Francisco Manzanilla, hoy colonia, mediante un truck jalado por un caballo en un camino de terracería que conducía al puerto.
Pero la hacienda, además, tuvo una doble función, servir como punto de embarque del henequén al país y el extranjero.
“La producción del oro verde que se daba en esta zona era llevada hasta la costa en grandes cantidades para poder ser comercializada con los barcos que llegaban a cargar la sal que se extraía de las charcas y se almacenaba en las bodegas de la hacienda”, recalcó Julián Estrada. De la hacienda salían produc-