karate dancing recipe

KARATE DANCING RECIPE

(Ser alérgica al Sol en medio del Apocalipsis)

FEBRERO NEO-CDMX

Todos en NEO-CDMX nos dimos cuenta. El apocalipsis empieza con el Sol de Febrero.

Sentir que quema.

Que ya no puedes mรกs

Ojalรก el sol fuera lo suficientemente empรกtico para entender que no solo por poder quemar a quien quiera

Significa que debe hacer arder a tods.

-¡Achu!

-Salud señorita.

Soy alérgica al sol.

Soy alérgica a las miradas de la ciudad cuando hierve a 30 grados.

Siempre lo he sido.

Te acostumbras.

Normalizas la hinchazón de tu cuerpo comienza en tu cabeza en tus mejillas

Pasa por tu garganta que sabe a humo de metrobĂşs y agua salada

sigue a tu pecho que ya no puede cargar con mĂĄs calor

Algo que da vida te causa tanto malestar fĂ­sico y te da ganas de vomitar.

Los destellos de fuego de las ventanas de los edificios se burlan en tu cara: -Mira estamos arriba y aĂşn asĂ­ te chingamos.

MARZO

NEO-CDMX El sol de marzo es mรกs agresivo que el de febrero.

Nadie lo hubiera predicho.

El sol me derrite como paleta de limón a 30 grados centígrados

y me acuerdo cuando me derretía encima de ti

justo un día menos caluroso pero igual de molesto que este.

Dientes.

PorquĂŠ me pruebas si no quieres morderme.

PorquĂŠ me muerdes si no quieres comerme toda.

PorquĂŠ me comes toda si no quieres saborear el vacĂ­o que tengo dentro.

Ahí fue cuando me empezaste a dejar de querer. O fue antes (?)

Es pregunta.

Es afirmación.

Es la duda siempre existente del porqué No me puedes querer un día entero.

Masticar las cosas. Escupirlas. No tragarse nada. Decir todo.

Hoy quemรณ tanto el sol que derritiรณ mi refrigerador ademรกs de mis ojos

Se inundรณ la cocina. Valiรณ verga mi estufa

PĂĄncreas. El enojo.

La impotencia.

Mientras estaba tirada en la sala, el agua que yo hacĂ­a se juntaba

Con la que alguna vez le perteneciĂł al congelador.

Glándulas salivales.

Sabes a sal.

Mi estufa de descompuso como el amor que tenías por mi

Me empecé a ahogar.

Se apagó por fin mi fuego interno.

Una araña me vio tirada y me reclamó:

-No mames morra, inundaste mi casa.

Yo le dije que perdón, que no puedo controlar nada por más que lo intento.

Ella solo me vio de arriba a abajo y se fue.

Miranda Rosales.

2019 MĂŠxico, Ciudad de MĂŠxico.