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Economía circular y empaques en América Latina, avances y desafíos clave
Para América Latina, la transición de una economía lineal a un modelo que elimine los residuos, circule productos y materiales y regenere la naturaleza es una estrategia determinante en la creación de prosperidad económica y en el avance hacia un verdadero desarrollo sostenible. La industria del empaque juega un papel protagónico y de liderazgo en este propósito.
LILIÁN ROBAYO • Editora de Mundo PMMI

Cada día los consumidores del mundo entero valoran más los esfuerzos emprendidos por las compañías para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, y, en el caso particular de los empaques de los productos que compran, esperan y demandan alternativas sostenibles y circulares. En este propósito de contribuir a la creación de modelos de producción y consumo más responsables, los consumidores de América Latina no están solos: los acompañan los gobiernos de la región, organizaciones internacionales, instituciones académicas, ONGs, las empresas e inversionistas que, con decisiones privadas y oficiales, buscan integrar los esfuerzos de todos los actores de la cadena de valor en el avance hacia la economía circular.
Un reflejo de todo esto es una resolución histórica firmada el pasado 2 de marzo –durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente— por jefes de Estado, ministros de Medio Ambiente y representantes de 175 países, con alcance global, que busca acabar con la contaminación de plásticos de un solo uso, abordando el ciclo completo de vida completo del plástico, desde su producción hasta el diseño de los productos, su uso y disposición final. La resolución firmada en Nairobi, Kenia, es el primer paso fundamental hacia un acuerdo internacional jurídicamente vinculante, en 2024, que se convierta en una “póliza de seguro para esta generación y las futuras, para que puedan vivir con el plástico y no estar condenadas por este”, tal como señaló la directora ejecutiva del Programa de las Naciones para el Medio Ambiente, PNUMA, Inger Andersen, con motivo de esta firma.
Una perspectiva con proyección más regional para la consolidación de un modelo de economía circular es la que presentó a comienzos de este año la Coalición de Economía Circular de América Latina y el Caribe, que se formó en 2021, y cuyo objetivo está contenido en el informe Economía circular en América Latina y el Caribe: una Visión Compartida, y que representa una importante guía para la adopción e implementación de estrategias para un cambio en los modelos de producción. Dicho documento reúne las perspectivas del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe y de sus organizaciones socias estratégicas la Fundación Ellen MacArthur; el Programa Regional de Seguridad Energética y Cambio Climático en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer; el Banco Interamericano de Desarrollo, y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. La visión incluyente de estas directrices se nutre, además, con las contribuciones y análisis de más de 50


En este modelo vislumbrado por la Coalición de Economía Circular de América Latina y el Caribe y sus organizaciones asociadas, la totalidad de los empaques producidos en la región serían completamente indispensables y contarían con un diseño que los hiciera reutilizables, reciclables o compostables.


FOTO GETTY IMAGES
La Fundación Ellen MacArthur estima que 20 % de los envases de un solo uso de los productos de consumo se podrían reemplazar por alternativas reutilizables, lo que ofrece una oportunidad comercial de hasta USD $10.000 millones.
organizaciones y cerca de 80 iniciativas de economía circular en América Latina, que aportaron sus reflexiones y experiencias para pensar en nuevas maneras de concebir la producción y el desarrollo.
El trabajo conjunto de esta Coalición durante 2021 se tradujo en esta propuesta integral de economía circular para la región, que plantea avances con base en un importante número de iniciativas y experiencias privadas y públicas que existen en los distintos países de la región, su implementación y la ampliación de sus alcances. La visión contenida en el mencionado reporte no busca ser una hoja de ruta paso a paso para esta transición, pero sí representa un incentivo para lo que sus creadores definen como un “modelo de desarrollo económico saludable, regenerativo y resistente para la región”, que ayude a la recuperación de los efectos de la pandemia y “brinde mayor bienestar, diversidad de empleo y cadenas de valor locales y oportunidades de innovación para los pueblos de América Latina y el Caribe”.
Acciones que impulsan la circularidad
Nacionalmente, los gobiernos de distintos países en América Latina han avanzado en estrategias regulatorias y hojas de ruta que abordan la economía circular, la producción y el uso de plásticos, la fabricación y disposición de empaques y la gestión de los materiales y residuos por parte de los productores. México, Colombia, Uruguay, Perú, Chile y Ecuador cuentan con normas, decretos y leyes que cobijan desde temas como la transición hacia modelos generales de economía circular, hasta la regulación del uso de plásticos y su sustitución por alternativas renovables y compostables. Igualmente, en Chile, Colombia, Costa Rica y Perú algunas leyes y normas reglamentan la responsabilidad extendida de los productores (REP) en la gestión de los residuos de los bienes y sus empaques.
Precisamente al respecto Alejandro Ariosti, máster en Ciencia y Tecnologías de Alimentos y experto del Centro de Plásticos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial de Argentina, afirmó en un webinar reciente organizado por Mundo PMMI y EXPO PACK México cómo la implementación de las regulaciones medioambientales, desde mediados de la década de 1990 en Europa, ha sido una de las principales fuerzas impulsoras de la consolidación de la industria del reciclaje de materiales plásticos en el viejo continente. Desde entonces, se ha abierto una nueva concepción sobre la revalorización de los residuos y del papel que esta perspectiva juega para evitar su llegada a los vertederos.
Más allá del reciclaje…
Las empresas productoras de bienes de consumo empacados son actores de primer orden en la cadena de valor y en las estrategias hacia modelos de sostenibilidad, y juegan un papel determinante para el avance hacia un modelo efectivo de economía circular. En el reporte de la Coalición de Economía Circular de América Latina y el Caribe mencionado al comienzo de este artículo, sus creadores visualizan un mundo en el que los empaques se diseñen para


El pasado febrero el World Wildlife Fund, el Foro Económico Mundial y Algramo lanzaron el proyecto denominado “Revolución Refill”, una estrategia que precisamente forma parte de una red global para acelerar el cumplimiento de los ODS. Este programa busca transformar la manera en la que producimos y consumimos, mediante la introducción de empaques reutilizables en supermercados.

FOTO CORTESÍA DE ALGRAMO.
adaptarse a la economía circular. Ante la utilización en América Latina de cerca del 40 % del plástico virgen en la producción de envases, y con cifras de consumo en la región de 14,4 millones de toneladas, equivalentes al 4 % de la producción mundial, la contribución de las empresas productoras de bienes empacados resulta claramente decisiva.
En este modelo vislumbrado por la Coalición y sus organizaciones asociadas, la totalidad de los empaques producidos en la región serían completamente indispensables y contarían con un diseño que los hiciera reutilizables, reciclables o compostables; además, se suprimirían de ellos todos los elementos y materiales innecesarios. En una cadena así, los envases serían reutilizados extensivamente, lo que incidiría en la reducción del uso único y de la dependencia de los materiales vírgenes. Al final inevitable de su utilización, los envases regresarían al sistema, luego de procesos eficientes de clasificación, recolección, logística y con el uso de las tecnologías adecuadas de reciclaje.
Estas dos estrategias, la eliminación de envases de plástico innecesarios y problemáticos, descrita por la Fundación Ellen MacArthur como una “oportunidad de innovación oculta”, y el desarrollo de modelos de reutilización para envases de plástico muestran en muchos países de la región ejemplos exitosos. En un webinar reciente de Mundo PMMI y EXPO PACK México donde se conversó con la consultora especialista de circularidad y Producción Sostenible de Naciones Unidas y fundadora del Centro de Análisis de Ciclo de Vida y Diseño Sustentable de México, Nydia Suppen, y con representantes de reconocidas marcas sobre la Evolución de los empaques sostenibles y circularidad de los materiales en América Latina, se expresaron enfoques que apuntan en esta dirección. Cubriendo desde las etapas de concepción hasta las de disposición y la recuperación, empresas con presencia global como Nestlé aplican para sus envases principios de reducción de tamaños y consumo mínimo de materiales; el reuso de envases y el reabastecimiento del producto; los cambios en los componentes de las estructuras de los materiales de empaque; el uso de monomateriales —más fáciles de reciclar que los laminados complejos o multimateriales—, y la promoción y facilitación de los procesos de recolección y reciclaje, según lo explicó durante el mencionado webinar Mauricio Sánchez, gerente de Sostenibilidad en Empaques de Nestlé para Colombia y Ecuador.
El camino de la reutilización y la ‘revolución refill’
La reutilización tiene, por su parte, un ejemplo icónico en América Latina en la experiencia de Algramo, una compañía chilena y la única de Latinoamérica que forma parte de las 50 empresas más innovadoras del mundo, al lado de Google y Apple, y reconocida por la revista Fortune entre las 20 con mayor impacto social y medioambiental del mundo. El modelo de Algramo transforma la manera de producir y consumir mediante la incorporación de envases reutilizables/ recargables para productos como detergentes, champús o alimentos secos para mascotas –junto con tecnología de empaques inteligentes que rastrean o trazan el ciclo de vida completo del plástico— y que los consumidores llevan a los puntos de venta o supermercados. Este exitoso esquema está extendiéndose ahora desde Chile a Colombia, Perú, México, Estados Unidos, Indonesia y algunos países de Europa.
Justamente, el pasado febrero el World Wildlife Fund, el Foro Económico Mundial y Algramo lanzaron el proyecto denominado “Revolución Refill”, una estrategia que precisamente forma parte de una red global para acelerar el cumplimiento de los ODS. Este programa busca transformar la manera en la que producimos y consumimos, mediante la introducción de empaques reutilizables en supermercados, mencionan voceros del proyecto. A partir de abril de 2022, en Ciudad de México comenzó a funcionar un piloto con máquinas dispensadoras desplegadas en cadenas minoristas de la capital mexicana, en el marco de este proyecto.
Otro caso en América Latina de muy alto impacto, basado en la reutilización, es el de
Coca-Cola que, partiendo de la unificación de sus marcas bajo un mismo formato de envase, desarrolló su botella “universal” de PET. El modelo funciona con el retorno que hacen los usuarios de las botellas en los puntos de venta, donde Coca-Cola las recoge al momento de entregar un nuevo pedido. El lavado de las botellas y la remoción de las etiquetas por parte de la multinacional hace que estas estén disponibles para el nuevo envasado de distintas referencias de bebidas de la marca, mediante la simple aplicación de la etiqueta correspondiente. “El diseño de las botellas retornables universales, permite que sean rellenadas y etiquetadas múltiples veces a elección, con la amplia oferta de nuestras bebidas; permite también fomentar la cultura de la retornabilidad entre los consumidores”, dice Coca-Cola respecto de este casi icónico en la región. Los impactos positivos de esta decisión son impresionantes: en 2020, dos años después de su salida al mercado, las ventas en botellas de PET retornables alcanzaron el 27 % del total en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Chile, México, Guatemala y Panamá donde se implementó inicialmente el modelo. Adicionalmente, se evitó la fabricación de 1.800 millones de botellas de un solo uso, con una reducción estimada de hasta 47 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este desarrollo está disponible en 8 países de Latinoamérica y el Caribe: Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Chile, México, Guatemala y Panamá.
Las medidas de los productores de bienes de consumo para reducir el impacto de sus envases en el medioambiente van más allá de estas dos estrategias mencionadas e incluyen, además, iniciativas como el desarrollo de soluciones con materiales compostables, biodegradables o elaborados a partir de materiales biobasados, desarrollos que aún requieren contar con infraestructuras para compostabilidad o biodegradabilidad a escala en la mayoría de los mercados.
Un ejemplo valioso en este campo es el de las cajas fabricadas el año pasado como un proyecto por AB InBev para sus sixpack para cerveza Corona. Luego de 3 años de intensiva investigación por parte del Centro Global de Tecnología de AB InBev (GITEC), Cerveza Corona lanzó el año pasado un piloto mundial. Aprovechando el material sobrante de las cosechas de cebada, un ingrediente esencial en la producción de cerveza, y combinándolo con fibras de madera totalmente recicladas, la empresa creó un empaque de alta resistencia para la presentación de los six-pack de las cervezas de su marca Corona, producidos sin el empleo de árboles vírgenes, con hasta un 90 % menos de agua, usando menos energía y menos productos químicos agresivos en comparación con los usados en procesos tradicionales de fabricación de papel. El piloto de estos nuevos empaques patentados por Cerveza Corona comenzó en Colombia con 10.000 unidades, y la empresa mencionó continuará con las pruebas en otros países, con el fin de escalar esta nueva solución y liderar el camino hacia la generación de cero residuos.
…Pero también con el reciclaje
Todas las medidas mencionadas son parte de los modelos de producción y consumo que existen en el mundo y completan un esquema en el que el reciclaje es parte fundamental. En la concepción de los empaques, las marcas integran hoy criterios que facilitan esta forma de reaprovechamiento de los materiales. Daniela González, líder en Sostenibilidad e Innovación en Empaques de General Mills, señalaba en el webinar sobre empaques sostenibles de Mundo PMMI y EXPO PACK cómo la claridad sobre lo que es verdaderamente reciclable es uno de los pasos más importantes para asegurar la eficiencia en los procesos de recolección, clasificación y aprovechamiento, y para garantizar que estos funcionen y sean escalables en el tiempo.
El respaldo a sistemas e infraestructuras de reciclaje eficientes, tanto desde las iniciativas de las empresas como desde las regulaciones de las autoridades, es esencial para crear un mercado de

FOTO CORTESÍA DE ALGRAMO.
El modelo de Algramo transforma la forma de producir y consumir mediante la incorporación de envases reutilizables/ recargables para productos como detergentes, champús o alimentos secos para mascotas –junto con tecnología de empaques inteligentes que rastrean o trazan el ciclo de vida completo del plástico.

FOTO CORTESÍA COCA-COLA FEMSA.
En América Latina un caso de muy alto impacto, basado en la reutilización, es el de Coca-Cola que, partiendo de la unificación de sus marcas bajo un mismo formato de envase, desarrolló su botella “universal” de PET.

FOTO CORTESÍA AB INBEV.
Luego de 3 años de intensiva investigación por parte del Centro Global de Tecnología de AB InBev (GITEC), Cerveza Corona lanzó el año pasado un piloto mundial. Aprovechando el material sobrante de las cosechas de cebada, un ingrediente esencial en la producción de cerveza, y combinándolo con fibras de madera totalmente recicladas, la empresa creó un empaque de alta resistencia para la presentación de los six-pack de las cervezas de su marca Corona.
materiales secundarios con un valor mayor al que tiene en la actualidad. La participación de los productores de bienes de consumo empacados en el proyecto de reaprovechamiento de los materiales comprende, además de los compromisos voluntarios expresados en las innovaciones de sus soluciones de envasado y empaque, el cumplimiento de las normas sobre responsabilidad extendida del productor (REP) que existen en varios países de América Latina. Estas medidas, como lo señala el reporte de la Coalición de Economía Circular de América Latina y el Caribe, están basadas en tarifas que “aportan fondos y medidas suficientes para implementar a gran escala la recogida y el procesamiento necesarios de los envases después de su uso. Esto hace que el reciclaje funcione a gran escala para todos los tipos de envases en cadenas de reciclaje diseñadas para ser inclusivas con los trabajadores que, muchas veces, operan en el reciclaje informal y viven en condiciones de vulnerabilidad”.

El momento es ahora
La diversidad geográfica de América Latina y el Caribe, la abundancia de sus recursos naturales y sus características únicas de identidad cultural son elementos que propician la construcción de una experiencia de economía circular en la región. Podríamos ser líderes en la transición que se vive globalmente hacia una economía baja en carbono y alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, se afirma en el documento de la Coalición. Los participantes en la construcción de esta “visión compartida” coinciden en que estamos en el momento perfecto para aprovechar el potencial que ofrecen estas condiciones y llevar a la región a una nueva era de desarrollo, en armonía con la naturaleza y con la sociedad.
La transformación que traería la adopción de un modelo de economía circular en el mundo se expresa con cifras muy alentadoras. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), estima que el volumen de plásticos se reduciría en más del 80% en 2040 y la producción de plástico virgen disminuiría en 55 %; los gobiernos ahorrarían 70.000 millones de dólares en ese mismo periodo; se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25 %, y se crearían, además, 700 mil puestos de trabajo en el mundo, particularmente en países del hemisferio sur.
Alcanzar estos propósitos requiere de un trabajo mancomunado, del cual la industria del empaque es un actor protagónico. “Ha llegado el momento de darle vida a la transformación sistémica que promueve una economía circular”, proponen los constructores de la visión compartida para América Latina, con la claridad de que es imposible que un solo actor realice una transición por sí mismo y de que todos tenemos un papel importante que desempeñar en esta cruzada.
Con sus iniciativas voluntarias y el cumplimiento de la normatividad vigente, las marcas, los proveedores, los convertidores y la industria del empaque en su conjunto contribuyen decisivamente en esta transformación, para alcanzar la “eliminación de los residuos y la contaminación, la circulación de los productos y materiales en su más alto valor y la regeneración de la naturaleza, en una nueva era de desarrollo económico inclusivo”.
FOTO CORTESÍA AB INBEV.
El piloto de estos empaques patentados por Cerveza Corona comenzó en Colombia con 10.000 unidades, y la empresa mencionó continuará con las pruebas en otros países, con el fin de escalar esta solución y liderar el camino hacia la generación de cero residuos.
Fuentes:
1. Economía circular en América Latina y el Caribe:
Una Visión Compartida (2022). Disponible en:
https://coalicioneconomiacircular.org/3324-2/
2. Reuse Rethinking Packaging – Ellen McArthur
Foundation (2020) Disponible en: