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Apreciación sobre el proceso por el asesinato de Sánchez Cerro
El 26 de junio de 1933 se produjo la renuncia irrevocable del jefe del Gabinete José Matías Manzanilla por haber dimitido sus colegas y, a continuación, el presidente Benavides decidió separarse ya del sanchezcerrismo y nombró a Jorge Prado quien encabezó un ministerio llamado de apaciguamiento y concordia . Formaron parte de él Jorge Prado (Gobierno y Policía); Solón Polo (Relaciones Exteriores); Daniel Olaechea (Justicia, Instrucción, Beneficencia y Culto); Alfredo Solf y Muro (Hacienda y Comercio); el coronel Manuel E. Rodríguez (Guerra); Carlos Alayza Roel (Fomento); y el capitán de navío Carlos Rotalde (Marina y Aviación) (29 de junio). Dicho Gabinete se presentó ante el Congreso Constituyente para dar a conocer su programa de”apaciguamiento y concordia”en la sesión del 5 de julio y obtuvo un voto de confianza otorgado por 84 sufragios contra 4, o sea de los socialistas. La antigua mayoría sanchezcerrista, cerradamente intransigente cuando vivía y mandaba su caudillo, se tornó, de pronto, maleable. La ley para cortar los juicios contra las autoridades sobre abusos de autoridad o negligencia con motivo del asesinato de Sánchez Cerro fue promulgada por el presidente Benavides y el nuevo ministro de justicia Daniel Olaechea el mismo día, 5 de julio de 1933 y llevó el, Nº 7775. Como había surgido la posibilidad de que el Poder Ejecutivo la vetara, este cúmplase señaló una política de esencial acuerdo del régimen de Benavides, ya renovado, con el Congreso Constituyente
El 9 de agosto de 1933 fue promulgada por Benavides y Jorge Prado la Ley Nº 7782 que concedió amnistía para los acusados y enjuiciados por delitos políticos cometidos hasta entonces; cortó todos los juicios pendientes iniciados por dichos delitos y autorizó al Poder Ejecutivo para dictar las disposiciones convenientes a efecto de que las personas confinadas o expatriadas por razón de los hechos aquí mencionados, pudieran regresar al territorio de la República. El Congreso no aceptó la propuesta socialista de amnistiar a los procesados por delitos sociales y a los condenados en virtud de la ley de emergencia. Fueron unas vacaciones democráticas que duraron corto tiempo.
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aprecIacIÓN SoBre el proceSo por el aSeSINato de SÁNcHeZ cerro.- De
todos los documentos oficiales resultantes del asesinato de Sánchez Cerro aparece que este caudillo fue asesinado por una sola persona: Abelardo Mendoza Leyva. Si el automóvil presidencial fue blanco de ocho disparos hechos por varías manos, o sea si hubo complot como afirmó perentoriamente la sentencia, no hay modo de encontrar hoy una comprobación. Parece lo más probable. Ya se ha anotado cuál fue la opinión expresada por Víctor Andrés Belaunde y Erasmo Roca en el Congreso Constituyente. Coincidió con ellos Víctor Raúl Haya de la Torre cuando expresó en su manifiesto del 12 de noviembre de 1933, después de enumerar en detalle y con sombríos tintes la obra, para él nefanda, del Gobierno anterior: “El 30 de abril por acto dramático e individual, un hijo del pueblo segó la vida del personero del régimen tiránico”. Y más adelante: ”A pesar de los esfuerzos del civilismo para continuar su políticade venganzas, la voluntad popular manifestó inmediatamente su decisión de no tolerarla. La corte Marcial, designada para juzgar a numerosos apristas acusados por supuesta complicidad en la muerte del señor Sánchez Cerro, respaldó el fallo absolutorio de un juez austero yresponsable, el mayor Carlín”. Podría plantearse, sin embargo, la duda sobre si Mendoza Leyva actuó tan aisladamente como se conjetura. Al vivir durante algún tiempo en la Federación Gráfica, muy cerca de hombres semejantes a él en la miseria y en la desgracia política, pudo hacerles partícipes de sus ideas, o recibir de ellos algún incitante y acaso auxilio. Todo ello pudo quedar borrado ante la solidaridad en la negativa que, por instinto de conservación, era lógico que los encausados opusieran a las averiguaciones de sus inquisidores. Esto, por cierto, solo puede ser formulado como una suposición. Cabe preguntar también: ¿de dónde sacó un revólver un hombre tan pobre? si el automóVil presidencial Fue Blanco de ocHo disparos HecHos por Varias manos, o sea si HuBo complot como aFirmó perentoriamente la sentencia, no HaY modo de encontrar HoY una comproBación. parece lo mÁs proBaBle.