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Huari y su mito de origen
lineal y formal de la historia presente en las nuevas generaciones, que como es normal es amplificada por la educación y la mayor difusión de la instrucción secundaria, debido al desarrollo de la región, el mito de origen de Huari resulta ser la explicación del nacimiento de la ciudad, más presente en la memoria de todos los huarinos. Sin embargo, acecha un cambio que producirá nuevas formas y nuevas interpretaciones del pasado.
Huari y su mito de origen Uno de los primeros sucesos que le ocurren a un extranjero que llega a Huari es el encuentro con su mito de origen. De hecho, es una de las primeras narraciones que se pueden escuchar en Huari, y en los alrededores, porque casi todos la conocen sin diferencia de edad y extracción social, y sobre todo sin dudas sobre su veracidad. Por ser la narración más difundida es también aquella de la que existen más interpretaciones y que más ha variado y sigue variando en el tiempo y en el espacio. En el mito de origen de Huari se explica cómo y por qué fue fundada la ciudad, y se insertan personajes y situaciones reales en una trama que está ‘construida’ alrededor de la Virgen del Rosario, llamada la Mama Huarina, patrona de Huari. Ella aparece como el centro de toda la narración y probablemente el núcleo fijo que nunca se pierde en ninguna de las versiones. De hecho, los acontecimientos del mito dan vueltas alrededor de la imagen de la Virgen del Rosario que, hasta hoy en día, se encuentra en la iglesia principal de Huari y de la cual se cuenta que fue hallada en la puna cerca de una laguna: la laguna de Purhuay. Una vez encontrada la estatua, se narra la necesidad de construir una iglesia para custodiarla; dependiendo de la versión, la mujer que halla la Virgen se encuentra a veces sola, a veces con el hermano/esposo, otras veces en compañía de dos hermanas y del hermano. Sigue al hallazgo una apuesta entre los hermanos sobre quién construye una iglesia para la Virgen en el menor tiempo posible. Cada personaje del cuento, las tres hermanas y el hermano, representa una comunidad de los alrededores de Huari. La competencia para construir la iglesia siempre la gana el representante de Huari, que varía, según las versiones, entre dos de los protagonistas: Juan Huarín y María Jiray. Por lo tanto, además de la presencia de la Virgen del Rosario, elementos fijos de la historia son el escenario del evento principal, es decir, la laguna en la puna, la apuesta para la construcción de una iglesia y la victoria de Huari que, por tener la Virgen en su iglesia, se vuelve el pueblo más importante del área. Así es que el mito explica una realidad fundamental, en la cual la gente confía plenamente: el hecho de que Huari sea cabecera provincial porque ha «ganado la Virgen». Como mencionamos antes, los mitos,
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sobre todo los que se refieren al origen de una situación contingente, procuran explicaciones de cómo y por qué el escenario ha llegado a ser lo que es. Esta es la explicación principal ofrecida por el mito de origen de Huari, junto con la clarificación de la procedencia de la patrona del pueblo, la Mama Huarina. De esta manera, a través del mito nos enteramos de los acontecimientos que llevaron a Huari a ser lo que es bajo el aspecto político, cabecera de provincia y bajo el aspecto religioso, ciudad gobernada por la Virgen del Rosario, «poderosa patrona de una ciudad poderosa». Como mencionamos, las diferencias principales en las versiones recolectadas se destacan en el número de los protagonistas: dos son las versiones más difundidas, una en que se mueven cuatro personajes, cuatro hermanos; otra en que hay solamente dos personajes, un hombre y una mujer: Juan Huarín y María Jiray, que en algunas adaptaciones son reconocidos como hermanos y en otras como esposos.
(1) La fundadora de Huari se había arrojado dentro (de la laguna de) Purhuay. Eran cuatro hermanos antes de la llegada de los españoles: Juan Huarín, María Jiray, María Rupay, María Jagay, cada uno tenía su brote de terreno con su trigo y sus papas. María Jiray era de Huari, Juan Huarín de Yacya, María Rupay de Acopalca, María Jagay de Cajay. Un día habían salido de campo, estaban por cementerios para saludar a los muertos en los cerros con choclo y papas, y al andar por estos cerros han visto la figura de una mujer con su bebe al brazo, en un cerro, y era la Virgen. Dijeron, esta Virgen no puede estar acá, hay que hacer una iglesia. Entonces los hermanos acordaron hacer una iglesia cada uno en su propiedad, el que ganaba es el que iba a traer a la Virgen, el que lo hacia mas rápido. María Jiray era una mujer inteligente astuta también. Mientras Juan Huarín dormía de noche, María Jiray hacía trabajar en la iglesia: cuando salía la luna ya comenzaban a trabajar hasta el amanecer, por turnos hacía trabajar de día y de noche, le daba de comer, bebida, estaba música para que bailen, para que tomen y ella misma bailaba con su esposo, bailando se animaban los peones. Y termina la iglesia y se pone la cruz en el techo. Entonces como habían dicho el que gana se lleva la Virgen, va donde los hermanos con sus súbditos, con sus bailarines, tomando su chicha, fiesta pues, y le dice: hermano te he ganado esta es mi iglesia, la Virgen es mía. Para llevar a la Virgen han citado un día con plena fiesta y han llevado la Virgen a Huari a la iglesia de Huari. Pero el varón no se dio por vencido, no se resignaba, así le ha dicho: en Huari el terreno esta accidentado, en cambio Yacya es plano, en tu tierra no hay agua, la van abandonar a la Virgen, mejor que la Virgen este acá, yo tengo terreno plano tengo agua, aquí puede estar
mejor a vivir. La mujer le dijo no, agua hay (en) la Pachqa, Patza. Para que no la abandonen (a) la Virgen yo he plantado en los cuatro ángulos de la plaza la planta de wakanqu, (para que) quien viene a Huari se quede, el que se va se va llorando o con nostalgia. Era la Virgen del Rosario, la Mama Huarina. Por esta razón Huari se quedó como el pueblo más grande y más importante. María Jiray lloró por haber vencido sus hermanos, había cumplido su misión, entonces se fue a la laguna de Purhuay y le recomendó a su pueblo no le abandonen a nuestra Virgen: si ustedes la abandonan esta laguna yo la voy a espaciar para que todos ustedes mueran. Después cuando estaba mirando se tiró a la laguna. Ahora se dice que la laguna es su tumba. (Glicerio, Huari 2003).
(2) Eran dos esposos, Juan Huarín de Huari y María Jiray de Yacya. Hicieron una apuesta para ganarse la Virgen del Rosario, la Mama Huarina. María Jiray había encontrado la Virgen en la puna en la laguna Purhuay y la bajó para construirle la iglesia. Juan Huarín, que era su esposo, quiso la Virgen también y empezó a construir la iglesia en la plaza de Huari. María Jiray sus comuneros de Yacya la amaban bastante, y trabajaban también en la noche. Ella preparaba la comida para toda la comunidad de Yacya para que pudieran trabajar en la iglesia. Preparaba poquita comida en ollas chiquitas que pero nunca se terminaba y siempre aumentaba. Y la gente estaba bien contenta y la iglesia estaba casi terminada. Pero Juan Huarín, siendo hombre, se dio cuenta del tanto que trabajaban y decidió hacer una iglesia más chiquita para terminarla antes, y así fue. Terminó la iglesia y se llevó la Virgen. Por esta razón Huari ahora es Huari, y es grande y capital. María Jiray dejó su esposo y se metió a la laguna Chonta, de donde dicen salía para peinar las hijas; y donde está todavía cuidando su gente. (Doña Petronila, Huari 2004).
Uno de los elementos más evidentes en el mito es la repetición del número cuatro, que puede ser considerado la duplicación del dos de la segunda versión del mito. Según Gary Urton, un análisis del significado de las denominaciones de números indica que todos los números, «salvo por el caso de ‘uno’, son identificados como estando compuestos por ciertos numero de parejas (o ‘doses’) más o menos uno. De este modo, la cuestión al entender los números es la relación entre uno y dos, o uno y un numero variable de parejas» (Urton 2003: 72). En los ciclos mitológicos acerca de la fundación de Cuzco, que los cronistas transcriben, se mencionan cuatros hermanos (Ayar) y sus respectivas hermanas/esposas que, después de emerger de las cuevas en Pacaritambo, cumplen un viaje que los conduce hasta el escenario de la fundación de la ciudad (Gamboa 1579, Molina 1574).
En otras versiones, la pareja principal, Manco Cápac y Mama Ocllo (de la Vega 1604, Cobo 1653), responsables del origen de la estirpe inca, representan el prototipo del dualismo andino15. Así, el número cuatro parece repercutir desde un nivel ideológico impalpable hacia un nivel organizativo real, inscrito en el espacio físico. De hecho, cuatro eran los barrios del Cuzco imperial y cuatro las regiones (suyu) del imperio, así como cuatro son a menudo los barrios en los que se dividen los pueblos andinos. También para Huari es así: cuatro barrios, identificados simbólicamente en las cuatro esquinas de la plaza, donde María Jiray pone las flores de waganku. Observamos que los cuatro hermanos, cada quien proveniente de una especifica zona en el área de Huari («cada quien con su brote de terreno»), en las que hoy en día se sitúan los pueblos de Huari, Acopalca, Yacya y Cajay, resultan ser la personificación de estos mismos pueblos. Evidentemente, el mito no solo afirma el origen y la existencia de Huari sino también de otros tres pueblos. De hecho, otro elemento que se destaca en el mito es el vínculo estrecho del hombre con su ambiente vital16: no solo en la personificación de los cuatro pueblos, sino también en la incidencia en destacar, en la narración, algunos lugares naturales específicos en los alrededores de Huari (cf. Ossio 1977). La tradición oral empieza con el final de la historia subrayando así su importancia trascendental: «La fundadora de Huari se había arrojado dentro de Purhuay». Purhuay es una laguna a dos horas de camino de Huari, sobre la carretera que pasa por Acopalca y que llega hasta la provincia de Asunción. La laguna es el centro de un conjunto de narraciones que relatan eventos milagrosos y mágicos, positivos y negativos. Purhuay es considerada hoy en día un lugar poderoso y muy fértil, que debe ser tratado con consideración, donde se llevan ofrendas y al cual se piden favores; varias veces es indicada como lugar de origen de las ovejas y de los animales de pastoreo de la región, o pacarina de los Huarirunas17. El gesto de María Jiray permite la identificación de la laguna con la fundadora del pueblo: los dos mayores emblemas de fertilidad y de origen —la heroína y Purhuay— se juntan en uno solo. Ahora bien, la Virgen encontrada por los hermanos en la puna se puede interpretar como la versión cristiana del símbolo de esta fuerza generadora femenina —María Jiray— que
15 Juan Ossio, en la recopilación del mito de origen de Andamarca, evidencia también la presencia de cuatro hermanos, los cuatro mayos (Ossio 1977). 16 Veremos más adelante que es costumbre representar un sitio mediante un individuo: un héroe mítico o un santo patrón. 17 La laguna está rodeada por tres sitios arqueológicos en las tres cumbres que la encierran, que se consideran lugares sagrados habitados por los awilitos (cf. Cap. V).
subsiste en el pueblo para enriquecerlo y protegerlo. Al mismo tiempo, María Jiray/Purhuay, desde la puna, controla y gobierna el pueblo, bajo la amenaza de ahogarlo en caso de mala conducta. El abandono de la Virgen simbolizaría no solo el descuido sino el olvido del origen femenino del pueblo18 . Hay que notar también que al final de la segunda versión del mito de fundación, María Jiray se arroja a una laguna diferente, la laguna Chonta, ubicada en la puna de Yacya, que también es percibida como lugar de origen de esta comunidad. Al mismo tiempo vemos que en el segundo cuento Juan Huarín aparece como el ganador de la apuesta y por lo tanto fundador de Huari. En este caso el origen parece ser masculino y no femenino, aunque el vínculo entre la laguna y María Jiray, el femenino humano y el femenino natural, se mantiene simbolizado por el gesto de la mujer. La identificación de seres humanos con elementos naturales se da sobre todo con personajes importantes para la economía espiritual de la cultura huarina. Esa identificación se extiende también a los cerros. En la sierra de Áncash los cerros son comúnmente reconocidos como los lugares donde viven los antepasados, no solamente en sitios arqueológicos de altura, sino también en picos carentes de impacto humano. Hay una personificación: los cerros no solo son habitados por los awilitos (abuelos) sino que son los awilitos, y cada uno tiene su nombre y sus características personales. Son muy poderosos y conceden ayuda al hombre que sabe «cuidarlos»19 con ofrendas y oraciones según gestos y normas rituales. Pues cuando el mito habla de «saludar a los muertos» hace referencia a ir a la puna para hablar y ofrendar comida a los antepasados: «estaban por cementerios para saludar a los muertos en los cerros con choclo y papas, y al andar por estos cerros han visto la figura de una mujer con su bebe al brazo, en un cerro, y era la Virgen». El mito es clara expresión de algunos conceptos claves del pensamiento de los huarinos hacia sus territorios así como resulta ser una abierta descripción de estructuras socio-culturales primarias para la vida del pueblo. La imagen de la construcción de la iglesia es expresiva de un momento fundamental de la vida cotidiana de las comunidades del distrito de Huari: se asemeja a la descripción de una faena comunal. Encontramos todos los componentes habituales en este tipo de eventos comunitarios: el trabajo en grupo, la comida ofrecida por quien
18 Cabe remarcar que en los mitos de fundación de San Luis (Provincia de C.F. Fitzcarrald) y Chacas (Provincia de Asunción) la Virgen también permanece como elemento originario asociado a una heroína fundadora, recordando así el principio creador femenino. 19 Esta es la palabra utilizada por la gente del área, véase cap. IV.
manda a ejecutar el trabajo, la música y los bailes (cf. capítulos III y IV). El último intento de Juan Huarín para convencer a la hermana victoriosa a entregarle a la Virgen se fundamenta en otro elemento de importancia trascendental para los pueblos serranos: el agua. Es así que se define otro lugar conocido y fundamental para la economía de Huari: la fuente principal del pueblo o Paqcha. Una vez reconocidos los parajes que vinculan al pasado y los valores primarios del pensamiento huarino, María Jiray puede definir con sus gestos el nacimiento y la futura prosperidad de Huari. En el mito nos acercamos a una primera visión hacia las relaciones entre Huari y las comunidades que se asientan en los alrededores. Nos parece muy significativo que el origen mitológico de Huari contemple la presencia de otros pueblos que son los que ahora se relacionan más cotidianamente con la cabecera municipal. La existencia de Huari parece manifestarse solo en relación con otros pueblos, su fundación está definida en contraposición y en correspondencia con las comunidades. Su identidad se marca y se construye en la relación con los pueblos aledaños —y viceversa— como veremos más adelante. Esto nos lleva a preguntarnos si el mito puede ser el espejo de las relaciones sociales pasadas y presentes, si podemos notar huellas de la importancia de esos pueblos en épocas antiguas y del carácter de sus vínculos sociales y étnicos con Huari. Como veremos más adelante en la exposición, estas relaciones se materializan hoy en día también a un nivel ritual y geográfico, y quizá esconden vínculos más profundos, perdidos en la época colonial. Además, nos parece que el análisis del mito se puede desplegar en dos niveles de lectura, ambos cargados de significados y muy esclarecedores de la cultura analizada. El primero se detiene sobre una línea específicamente vinculada con el distrito de Huari y la ciudad misma: nos explica —como ya mencionamos— el porqué de la situación contingente, cómo Huari llegó a ser la capital y el pueblo más grande e importante del área. Además, a este nivel leemos una suerte de mapa sagrado de Huari acercándonos a algunos elementos principales de los cuales quien quiera estudiar el pueblo y la zona no puede prescindir, como la laguna de Purhuay, la laguna Chonta, los cerros que rodean el pueblo, la fuente Paqcha y finalmente la iglesia, «casa» de la Mama Huarina. El segundo nivel de análisis aclara características focales de la sociedad huarina, pero con un horizonte más amplio y general que evoca órdenes típicos de todas las tradiciones andinas: la relación entre seres humanos por un lado y la relación entre estos y la esfera sobrenatural por otro. Ambas relaciones se definen bajo un vínculo de reciprocidad.