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6. Campaña contra el chifatay
Seguramente en muchos otros poblados del valle ha habido estos juegos, pues había en varios de ellos comunidades chinas que no se nos ocurre que fuesen diferentes a las de Chepén, Pacasmayo y Guadalupe.
6. Campaña contra el chifatay
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En casi todas las notas periodísticas cuando se refieren a este juego por lo general lo hacen a manera de denuncia, con preocupación, usando términos que podrían llamar la atención:
CHEPÉN Rifa china. Va en aumento los satelites y partidarios del famoso chifatay, vampiro que absorbe las energías de nuestro pueblo y tritura el porvenir de nuestra raza atrofiándola en el juego20 .
El diario La Unión de fines del mes de julio de 1929 reprodujo una resolución ministerial del 18 del mismo mes firmada por Huamán de los Heros donde se ordena la represión al juego chino y las sanciones no estaban circunscritas a Lima, sino que era una disposición para toda la república. Se tomaba como base para dar la resolución el que se encontraba funcionando en la Capital un centro titulado Club Unión China, dedicado al juego durante las horas del día y eso contravenía lo dispuesto por el artículo 15 de la resolución suprema (R.S.) vigente del 3 de julio, por eso no se debía tolerar la apertura de nuevas casas de juego porque eso significaba «la propagación de ese vicio». Se resolvía, entonces, que las autoridades policiales no solo clausuraran, sino que persiguieran las casas de juego que funcionaban durante el día, así tuvieran o no tuvieran licencia. Se ordenaba además a la administración de Multas de Policía que de inmediato pase a la Dirección de Policía una relación de las casas de juego que estuvieran funcionando en toda la República21. Debe observarse que la orden del ministerio no pretendía eliminar ese juego, había cierta cautela, solo trataba que no funcionen de día. Y no era conveniente cerrar esas casas de juego porque funcionaban con autorización (licencias) de las municipalidades que para ellas representaba ingresos a sus arcas.
Tomando como sustento esta RS, el inspector de Higiene Social del Concejo Distrital de Guadalupe, Francisco Reaño, envió el oficio N.º 192 a Augusto E. Barrantes, agente fiscal de la provincia, en San Pedro, en la que denunciaba que en Guadalupe existían varias casas de juego, además de cuatro agencias de la Rifa China (chifatay) que funcionaban día y noche, donde se observaba que los asistentes eran hombres y mujeres. Las consecuencia de esa «terrible epidemia» se distingue en la escasa concurrencia de la juventud a las escuelas y que el obrero resulta siendo fácil presa de «esta inicua explotación». Por todo esto el agente fiscal debía detener tanta inmoralidad y debía ordenar a quien corresponda el estricto cumplimiento de la referida RS22 .
En la misma fecha de publicación de esta carta, el diario La Unión presenta un artículo elogiando al joven inspector de Higiene Social a quien llama con confianza Pancho Reaño y de quien dice que
20 La Unión, Pacasmayo, 10 de agosto de 1929, año XVII. 21 La Unión, Pacasmayo, 26 de julio de 1929, año XVII. 22 La Unión, Pacasmayo, 26 de setiembre de 1929, año XVII, N.º 5319.
está decidido a darle […] dos contrasuelazos» a los gobernadores que aún no acatan esa RS. Reaño había dicho al periodista que estaba dispuesto a luchar hasta quemar el último cartucho», que se encontraba en desventaja porque debía enfrentarse a los gobernadores de Chepén y de Guadalupe. Su evaluación era que «la raíz del mal, el cuartel general de las casas de juegos» estaba en Chepén. «Allí está la fortaleza principal y mis cañones, bombas incendiarias y perforantes tienen que ir hasta allá». Añadía las precisiones siguientes en relación a este problema en Guadalupe: «actualmente existen en esta ciudad cuatro agencias de Rifa China, y dos casos de diferentes juegos de envite, una en la Plaza de Armas y la otra en la calle de la Independencia, esta última de asiáticos, donde se juega a toda hora, y donde es triste contemplar, confundidos a mujeres, niños, jóvenes y ancianos»23 .
En realidad la campaña de Francisco Reaño no era ni novedad ni algo inicial, fue una cruzada de siempre del diario La Unión que según su propia creencia contaba con la simpatía de todos los elementos honrados de Guadalupe; y también con la de sectores masivos populares, puesto que, un año antes sucedió que un numeroso [sic] grupo de personas se amotinó contra los chinos que habían llegado de Chepén con el fin de apostar los distintos números para el chifatay «se formó un gran revuelo […] y los apuntadores no han vuelto a venir a ejercitar sus actividades»24. A continuación, un nutrido grupo de personas solicitó al gobernador la supresión absoluta de la Rifa China, pues se trataba de una descarada y escandalosa estafa pública25 .
Otro precedente de importante peso y que corresponde a un sector organizado de los comerciantes lo hallamos en un oficio que Patricio Doig envía al subprefecto de la provincia y a Max Bamberger, cónsul de la República China, y que estaba contra la rifa titulada chifatay26 .
Las controversias contra los asiáticos conductores de esas casas de juego no sucedían solamente de las autoridades, de personajes notables y de sectores populares, también aparecían discrepancias que el público llegaba a conocer entre los propios dueños de esos negocios. Una noticia corta al respecto dice así:
Altercado. Ayer a las 5 y media p. m. tuvo lugar un incidente entre los asiáticos Andrés (tío) y Humberto Lam Kam (sobrino) sobre asuntos del chifatay27 .
La gente y las autoridades estaban contra el Chifatay porque alteraba el orden de los hogares, se decía que algo de la plata de la casa se gastaba en ese juego, sobre todo las mujeres que debían ir al mercado, sacaban un sol y lo destinaban al juego, de esa manera había un sol menos en las compras del mercado. Con bastante optimismo el diario La Unión, pasadas algunas semanas de la campaña de Reaño y de la suya propia opinaba que desde que se ha limitado el juego había resultados inmediatos, se notaba un mejoramiento económico en la colectividad «en tanto el dinero que antes iba a parar a las cajas de los explotadores del pueblo y de los traficantes de vicios, circula en la actualidad con fines laudables»28 .
23 La Unión, Pacasmayo, 23 de setiembre de 1929, año XVII. 24 La Unión, Pacasmayo, 9 de setiembre de 1928, año XV, N.º 4948 25 Ibídem. 26 La Unión, Pacasmayo, 9 de setiembre de 1928, año XV, N.º 4948. 27 La Unión, Pacasmayo, 25 de julio de 1929, año XVI, N.º 5240. 28 La Unión, Pacasmayo, 16 de octubre de 1929, año XVII.
Otra nota periodística con igual tono, aunque de fecha anterior, indicaba que el chifatay se encontraba en decadencia porque la gente ya se dio cuenta de las «artimañas de este juego». Exhortaba al pueblo para que deseche la rifa, «es momento de darle un golpe de maza, elevando un memorial al diputado de la provincia solicitando» la suprima29 .
Mas los peores golpes que a nuestro parecer recibieron los propietarios de las casas de juego fue la que al mismo tiempo propinaron la Cámara de Comercio y el Centro Comercial Chino al suprimir de entre sus miembros al chifatay que funcionaba en la calle Lima del puerto de Pacasmayo. La primera de ellas aun en mayo de 1930 no tomaba una decisión firme, el periodismo local empujaba a que lo hiciera: «La Cámara de Comercio que acaba de dar un paso adelante, iniciando gestiones para suprimir la conscripción vial, podría realizar una obra complementaria si iniciara gestiones para extirpar la rifa china […] sería apoyada por todas las instituciones independientes, que tienen conciencia y firmeza de sus deberes». Si fue una dura decisión la del CCCh, pues, partía del interior de la propia comunidad china y que ofrecía nombres y apellidos de los implicados que se dedicaban a la rifa, bien podía ser esto el inicio de actitudes parecidas contra otros negocios similares de sus propios connacionales30 , y si algo parecido adoptaba la Cámara de Comercio, no le quedaba mucho tiempo a la rifa china.
Este tipo de contrariedades internas han sido evidentes desde muchas décadas antes con la importante presencia y opinión de los chinos de Lima. En marzo de 1875, la colonia asiática [sic] representada en esos momentos por los jefes de casas de Beneficencia asiática, firmantes de un comunicado de esa fecha se pronuncian acerca de la prohibición del uso del opio, cuya solución la veían simple (impedir la introducción de opio en la república como se hacía antes); dan sugerencias en cuanto a la persecución de vagos (en cada agencia de asiáticos, nómbrese un jefe que persiga y entregue a la policía a todo aquel que se encuentre en esa condición); hacen ver que hay solución y herramientas legales para la extinción del juego (los artículos 115 y 119 del reglamento de policía del año 1839 están vigentes y el juego se extinguirá entre los asiáticos y los que no lo son si hacen realidad esos artículos, no a medias ni en las apariencias); el comunicado abarca además el tema de la aglomeración de muchos chinos en habitaciones pequeñas. Lo que se pretendía con este comunicado era defender «la libertad de nuestros derechos, así mismo la persecución al vicio y a las malas costumbres»31 .
Y en décadas posteriores hubo un pronunciamiento parecido. En 1919 la Asociación de Comerciantes del Perú —antes se presentaba como Chinos en el Perú— envía una carta a los señores presidentes de las Cámaras de Comercio de Lima y Provincias y de la Bolsa Comercial de Lima, en la que les dice que el juego organizado es una inmoralidad pública y que el consumo del opio constituye un daño para la salud, ambos perduran por el desentendimiento de quienes deben controlarlos, y que los directivos de la colonia china están en el deber de desplegar esfuerzos para redimir a los connacionales de un error social; a pesar de ello, no tienen fuerzas suficientes como para acometer tan inmenso mal. Concluyen que solo existe un remedio serio, la prohibición absoluta y piden que el alto comercio de Lima y provincias se dirija al Supremo Gobierno solicitando que suprima las licencias que puedan existir para los juegos de azar y de envite y para los lugares donde se consume opio32 .
29 La Unión, Pacasmayo, 28 de setiembre de 1929, año XVII. 30 La Unión, Pacasmayo, 26 de abril de 1928. 31 El Nacional, Lima, sábado 13 de marzo de 1875, año X, Nº 2994, p. 3, edición de la tarde. 32 La Unión, Chepén (Pacasmayo), domingo, 14 de diciembre de 1919, año VII, Nº 591.