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1. Los indígenas y el libro
en la famosa controversia de Valladolid y seguirían oponiéndose, a pesar de cierta evolución, hasta el final de la Colonia. Además, la religión del Dios único basaba su doctrina en los Evangelios, textos escritos que se convirtieron en el arma espiritual más temible en la conquista de las almas. La educación de los caciques en adelante pasaría por el libro.
1. Los indígenas y el libro
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Las elites indígenas pronto se dieron cuenta de la importancia de la escritura. Rápidamente aprendieron a leer y escribir —usando de la letra y la lectura— no solo para cumplir con el oficio de cacique, sino también en su propio provecho, o para reconstruir la historia del imperio inca con fines ideológicos. Los textos de autores indígenas que llegaron hasta nosotros, coinciden en tomar la escritura en consideración. El ynga Tito Cusi Yupanqui, en su ynstrucción reconoce la poca fiabilidad de la memoria humana y el informante de Francisco de Ávila, en la relación que hace de los mitos y ritos de la región de Huarochirí, empieza diciendo que: «Si en los tiempos antiguos, los antepasados de los hombres llamados indios hubieran conocido la escritura, entonces todas sus tradiciones no se habrían ido perdiendo, como ha ocurrido hasta ahora». (Taylor, 1987: 41) También Huaman Poma, al hablar de la habilidad de los contadores y tesoreros en tiempos de los incas afirma que fue muy grande, pero que «mejor fuera en papel y tinta» (1989: 361). Cuando Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua evoca el reinado del inca Pachacuti, introduce en su relación un personaje enigmático, un mancebo que aparece de repente en la plaza del Cuzco, con un libro «grande» al que el inca no presta atención. El joven desaparece sin que se le pueda alcanzar, ni saber quién era. Pierre Duviols ve en él un ángel que sería la manifestación divina de la Providencia, rechazada una vez más por los incas (Pachacuti, 1993: 25). En todo caso, el lector no deja de ver en el rechazo del libro un error lamentable de parte del inca. Además es de notar que la palabra grande que califica el libro, fue añadida por la mano del mismo Pachacuti, según lo identifica César Itier en su transcripción, como para darle más importancia (Pachacuti, 1993: 25). Huaman Poma, al hablar de los caciques principales pide que se les trate como a los españoles, que aprendan latín, a leer, escribir y a contar y que sepan hacer peticiones —incluyendo, también, en ese aprendizaje a sus mujeres, hijos e hijas—. Todos los caciques, según él, hasta los mandones deben saber leer y escribir pero solo los principales deben saber latín (Huaman Poma, 1989: 740). Estos ejemplos muestran que la elite indígena era particularmente consciente