2 minute read

Carácter y personalidad de Pizarro

Pizarro, el Rey de la Baraja

Es importante añadir en esta introducción, como ya lo advertimos, que existen múltiples versiones sobre Pizarro, desde aquellas que lo ensalzan e identifican heroicamente -las de Porras y Del Busto, por ejemplo-, hasta las que lo condenan por las crueldades cometidas y por la propia conquista, en la línea de Prescott, yapara las que resulta el destructor de un idílico imperio. De hecho ambas tienen algo de razón. Pero tal como

Advertisement

Nicolás Maquiavelo lo aconsejó, nos corresponde aquí analizar la efectividad de las medidas que usó para conservar y acrecentar su poder, dejando de lado los factores emocionales y la calificación ética, que pueden ser o no ser compartidos.

La conquista fue cruel, en ocasiones un acto de barbarie, pero no debemos nunca olvidar que los hombres que la hicieron fueron herederos de una sucesión de hechos «providenciales» como las cruzadas contra los infieles, «cuya alma ardería en los infiernos», la reunificación de los reinos españoles contra los moros y también de sucesos de atroz crueldad como los ocurridos en la cruzada contra los albigenses o cátaros europeos, hecha en el siglo XIII, y en la cual decenas de miles de cristianos cátaros residentes en Beziers, Carcasonne y Toulouse fueron ajusticiados en la hoguera por religiosos como «Santo» Domingo de Guzmán y por los líderes políticos y militares de Europa. Tampoco debemos dejar de lado que aunque el oro, las mujeres y el poder fueran la ambición de los conquistadores, el mundo en que vivieron fue un escenario que confirmaba en la guerra y en los descubrimientos el triunfo de la cristiandad.

Fueron años en los que el emperador Carlos I, después de la reconquista de España contra los reinos árabes, partía a luchar contra Argel y los pueblos mahometanos del África. Por consiguiente, para los conquistadores el concepto de vida, muerte y sufrimiento estaba indesligablemente asociado a la condición infiel de los indígenas, cuyo espíritu y cuerpo, por no compartir la religión católica resultaban vinculados con el demonio. Y esto que hoy, como en los siglos XIX o XX, siglos laicos y de la razón, nos parece una muestra de cruel primitividad, tuvo otro sentido en los años de la conquista o, antes aun, en las cruzadas y en la reconquista de los reinos moros.

Comencemos, ahora sí, el análisis de las reglas políticas con las que actuó Pizarro.

Alan García Perez

I

This article is from: