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Pallarés: los cárdenos de moda
Los antecedentes de esta ganadería, con sello Santa Coloma, no pueden ser mejores
Este hierro, que puede sonar como nuevo a mucha gente, lleva en realidad seis décadas en propiedad de la familia Benítez-Cubero, que lo adquirió en 1960, pasando entonces a ser de María Pallarés, esposa de José Benítez-Cubero, aunque a lo largo de tan dilatada trayectoria ha tenido varias denominaciones. Tras estar 20 años anunciándose a nombre de la matriarca, en 1980 comenzó a hacerlo al de su hijo José Benítez-Cubero Pallarés. Cinco años más tarde pasó a aparecer en los carteles como Benítez-Cubero Buendía, para a parti r de 1995 adoptar el apelati vo que ha disti nguido esta divisa hasta el día de hoy: Pallarés.
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LUIS MIGUEL PARRADO @LMParrado Hasta hace escasamente una década la vacada tuvo la misma procedencia que la casa matriz, un encaste propio con sangre Hidalgo Barquero. Si acaso, el pequeño mati z diferencial residía en que cuando se adquirió la ganadería de Pallarés venían algunos animales de procedencia Santa Coloma vía Quintanilla Vázquez que con el paso de los años fueron absorbidos por la sangre predominante. De hecho, Pallarés, con sus diferentes denominaciones durante estas seis décadas, nunca lidiaba corridas completas, sino que sus productos servían para completar las que embarcaba el primer hierro de la casa.

Así, hasta que Pilar Buendía y Ramírez de Arellano, esposa de José Benítez-Cubero e hija de Joaquín Buendía, compró a su hermano Javier, anti guo rejoneador y ganadero después, primero rigiendo el hierro de Bucaré y posteriormente en el que efí meramente se anunció Cubero-Buendía, un lote de vacas que acabaría engrosando el de Pallarés. Esas hembras fueron cubiertas por un toro de Rehuelga, que es otra de las vacadas en que se dividió el hierro troncal de Joaquín Buendía. Como bien es sabido, el viejo Buendía fue un auténti co genio ganadero que compró en 1932 la ganadería que había creado el Conde de Santa Coloma en base a mezclar reproductores de Eduardo Ibarra y del Marqués de Salti llo. De ese cruce surgió un encaste singular, formado por animales de pelos cárdenos y entrepelados, que estaba llamado a llenar de bravura muchas páginas en la historia de la Tauromaquia.
Joaquín Buendía tuvo esa divisa en su poder hasta mediados de los años noventa, siendo dividida en varios lotes tras su fallecimiento, cada uno de los cuales agrupaba a varios miembros de la numerosa prole que engendró. Cuando uno de estos, el que actualmente se anuncia Flor de Jara, estaba a punto de venderse fuera de la familia, fue Pilar Buendía quien se hizo con una piara de vacas preñadas. Esos ganados se inscribieron en la ganadería de Pallarés, que también hierra animales de la línea Benítez-Cubero, llevando ambas líneas absolutamente por separado. Para disti nguir unos y otros,
además de por hechuras y pelos, los de sangre Santa Coloma se marcan con el hierro en la parte superior del anca. El primer festejo completo de línea santacolomeña que embarcó Pallarés fue una novillada sin picadores lidiada en Sevilla el 8 de julio de 2010, pero cuando este nombre se puso en boca de todos fue Como bien es en 2018 en dos desafí os sabido, el viejo Buendía fue un ganaderos en Las Ventas y, auténtico genio sobre todo, en la corrida ganadero lidiada en Illescas el 1 de septi embre. Así que los antecedentes y las expectati vas no pueden ser mejores. Como afi cionado, no me los perdería.

