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Cinco expertos se refieren a las secuelas psicológicas de este grupo etario A más de un año del encierro, niños y adolescentes presentan aumento en cuadros de trastornos de ansiedad

Patricio Piña Fernández

ppina@elpinguino.com

Por el confinamiento debido a la actual pandemia, este grupo ha evidenciado desajustes conductuales como trastornos alimentarios, irritabilidad, insomnio y desconcentración. En los casos más severos presentan estrés e incluso depresión.

¿Cuáles son los prinCipales padeCimientos que están sufriendo los niños y adolesCentes debido al Confinamiento? ¿Cuáles son los que se pueden evidenCiar a futuro?

“Han aparecido muchos cuadros de trastornos de ansiedad generalizada, los que conllevan trastornos alimentarios y trastornos de crisis de pánico” En niños y adolescentes desde los cuatro hasta los 15 años: “Ha habido un aumento importante de ansiedad, lo que trae complicaciones como dificultades para dormir y desconcentración”

En edad preescolar: “Los síntomas van desde situaciones de estrés y ansiedad. A largo plazo se pueden generar cuadros de estrés agudo y estrés postraumático por el prolongado encierro”

“El contacto social es fundamental para mantener el equilibrio psíquico y más aun en los adolescentes. Ellos están presentando desajustes conductuales”

En niños y adolescentes desde los tres hasta los 15 años: “Los principales padecimientos tienen relación con cuadros ansiosos, trastornos alimentarios y cuadros depresivos en casos más severos”

Mario Pascual, psicólogo, especialista en trastornos ansiosos y terapia del duelo. Rossy Miranda, psicóloga, especialista en el área infanto-juvenil.

Enzo Arias, psicólgo clínico del IMO y docente de la carrera de Medicina en la Universidad de Magallanes.

Rosa Martínez, psicóloga y docente de la carrera de Enfermería, Nutrición e Ingeniería Comercial en la Universidad de Magallanes.

Marcelo Maureira, psicólogo clínico.

“En los adolescentes han aparecido muchos cuadros de trastornos de ansiedad generalizada, los que conllevan trastornos alimentarios y trastornos de crisis de pánico, los que están asociado a ello algún tipo de fobia social y agorafobia. El encierro ha provocado no solo la aparición de estos trastornos, sino que ha provocado que los adolescentes cambien su rutina normal, como todos, pero en especial ese grupo. En cuanto al futuro, lo que se ha planteado según los estudios teóricos es que estos mismos cuadros vayan en aumento, así como también es probable que aparezcan algunos cuadros más, donde se está estudiando el síndrome de la cabaña, que tiene que ver con aquellos casos en que estando en cuarentena por un período prolongado de tiempo, después las personas desarrollan cierto temor, ya que la gente se acostumbró de alguna manera a vivir en sus casas y ahora deben salir, lo que provoca niveles de estrés y de preocupación. No es un nivel de estrés normal, sino que genera angustia y paraliza, lo que conlleva síntomas depresivos y de ansiedad. En cuanto a la salud mental, de aquí a tres o cuatro años lo más probable es que algunos casos aparezcan o vayan aumentando”. “Por lo que me ha tocado ver a mí en mi experiencia profesional, en los casos de niños y adolescentes desde los cuatro hasta los 15 años ha habido un aumento importante de ansiedad, lo que trae otras complicaciones como dificultades para dormir y desconcentración. Además influyen el contexto familiar y la desregulación de los horarios, lo que genera alteraciones que se traducen en estados ansiosos, por lo que andan más irritables. Hay otro grupo de niños que presentan estados de mayor dependencia de sus padres y andan más melancólicos, incluso diría que la depresión infantil también se da, pero se ve poco. Las clases online han sido un revuelo para los niños, quienes además se conectan a los videojuegos y a los celulares, generándoles una sobreexposición a estos dispositivos tecnológicos e implicándoles un mayor daño a nivel del sistema nervioso central”.

“Los síntomas van desde situaciones de estrés y ansiedad, por el hecho de tener clases online por una parte, ya que no están acostumbrados y porque en el fondo eso genera un agotamiento emocional en muchos niños. En el caso de los adolescentes, por supuesto, el no relacionarse con su grupo de pares, que es una etapa muy importante, puede generar conflictos con sus padres, porque ellos tampoco están acostumbrados. A largo plazo se pueden generar cuadros de estrés agudo y algunos casos de estrés postraumático por el prolongado encierro que pueden tener los niños. Nos podemos enfrentar a cuadros de ansiedad generalizada y reactiva, así como cuadros depresivos del ánimo, que están un poco detenidos producto de la pandemia, pero que se pueden exacerbar posteriormente al término de esta”.

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“El contacto social es fundamental para mantener el equilibrio psíquico y más aun en los adolescentes. Ellos están presentando desajustes conductuales como tristeza, desánimo, angustia, miedo, insomnio, aumento de apetito, cansancio, desmotivación, desconcentra-

ción, irritabilidad e incluso ideas suicidas. Todo esto se puede agudizar si no se toman medidas preventivas, y para ello es fundamental que tanto en los establecimientos educacionales como en los equipos de salud se incluyan profesionales de la salud mental”.

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“Los principales padecimientos psicológicos derivados del confinamiento y la nueva forma de vivir tienen relación con cuadros ansiosos, traducidos en problemáticas para dormir, irritabilidad, trastornos alimentarios y cuadros depresivos en casos más severos. Eso es lo que más he visto en la clínica diariamente en niños desde los tres a los 15 años. Si no son tratados por especialistas, estos síntomas pueden ser cronificados en el tiempo o pasará a ser de mayor complejidad el tratamiento posterior. Es necesario realizar nuevas rutinas y que estas se planifiquen según edad y etapa evolutiva. Ojalá con deporte en casa si es necesario, acompañado de la conversación y el espacio que requiere cada persona, para que a partir de ahí la sintomatología ansiosa se diluya lo más posible”.

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