La educación como objetivo y respuesta

jos, visibles e inmediatos que es el de frenar la violencia que se observa en las calles mediante una especie de fortalecimiento de la fuerza pública, pero de todas maneras, nos quedan otras aristas que analizar y resolver, como las causas de la violencia y la delincuencia.

Personalmente habría preferido abordar cualquier otro tema esta semana, lamentablemente, la realidad nos lleva inevitablemente a continuar reflexionando sobre un tema que no solo preocupa, además requiere de respuestas y estrategias de acción claras.

La violencia, la inseguridad vuelven a ser la problemática recurrente esta semana tras el asesinato de una funcionaria de Carabineros mientras cumplía con su deber de brindar protección a la ciudadanía y evitar la acción de los delincuentes.

El mundo político se revolucionó y de inmediato pasaron de la distribución de culpas y responsabilidades, a la aprobación urgente de leyes que estaban bien guardadas en alguna parte.

Que la cifra de homicidios durante 2022 sea la más alta en 10 años, y que la principal preocupación de las familias sea la seguridad, no es casual y significa que había temas pendientes que fueron pasados por alto, ignorados o postergados.

Para muchos, la respuesta a la delincuencia pasa casi exclusivamente por una contraofensiva agresiva donde las policías puedan disponer de mayores atribuciones, o de aumentar las penas para quienes atenten contra la vida de las y los uniformados, exigiendo por otra parte, dotar de más herramientas para su protección y permitiendo una legítima defensa diferenciada cuando su vida esté en riesgo.

Podríamos señalar que hasta aquí, se está hablando y discutiendo sobre el abordaje de la situación desde uno de sus aspectos, claro, seguramente uno de los más comple -

Puede ser el aspecto más complejo y difícil de tratar, donde seguramente no hay soluciones mágicas ni resultados positivos inmediatos, pero sin embargo, merecen tener la atención adecuada y responsable.

En este sentido, desde el sistema educativo se puede hacer un valioso aporte, poniendo en valor el rol de la escolarización para la vida de las familias, de los más postergados y de los sectores más vulnerables de la sociedad contribuyendo a mejorar las oportunidades de acceso a una mejor calidad de vida y a las oportunidades que sin una educación que los cobije sería muy difícil de alcanzar.

Nos encontramos en medio de un momento de inflexión donde abundan los grandes discursos provenientes de todos lados donde todos se adjudican la razón o motivos para tenerla, y donde pocas veces aparece la palabra educación, y hasta se puede entender en el contexto de la exigencia de respuestas y reacciones inmediatas frente a un escenario poco favorable para una reflexión más profunda.

La dilatación de soluciones reales que hoy en día se soslayan con matices y que buscan siempre la responsabilidad en el otro en vez de ser certero y preciso en la entrega de la solución concretas.

Lo que sí considero que también vale la pena considerar es que, junto al debate público sobre qué hacer para poner freno a la inseguridad y la criminalidad, vale la pena también darle una chance al sistema educativo, que dicho sea de paso, también se ha visto afectado por la violencia.

Las escuelas, como espacios consagrados a la educación y contención, socialización y formación, merecen nuestra atención, especialmente en estos tiempos complejos.