Trabajo final Ciencias políticas y Ciencias sociales

TRABAJO FINAL DE PERÍODO DE CIENCIAS POLÍTICAS Y CIENCIAS SOCIALES RELACIONES AMOROSAS DEL SIGLO XXI, DE LÍQUIDAS A GASEOSAS

PAULA FERNANDA RAMÍREZ CAPACHO GRADO UNDÉCIMO

INSTITUCIÓN EDUCATIVA GIMNASIO PIAGETANO GIRÓN, SANTANDER 2016

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RELACIONES AMOROSAS DEL SIGLO XXI, DE LÍQUIDAS A GASEOSAS Las relaciones amorosas de hoy, más que “líquidas”, como las nombra Zygmunt Bauman en su obra Amor líquido, han pasado a ser relaciones gaseosas, ellas se difunden, se dispersan, se pierden en el espacio y en muchas ocasiones no queda rastro de ellas. Lo gaseoso, como diferencia de lo líquido, no tiene un volumen definido, fluye muy rápido, su fuerza es débil y la distancia entre sus partículas es demasiado amplia.

Las relaciones están siendo, más que superfluas, inexistentes; ellas no pasan por nosotros, nosotros pasamos por ellas, a una velocidad tan impresionante que ni lo notamos y pocas veces generan un verdadero impacto; todo a causa de que el ser humano ha desarrollado la capacidad para deshacerse de aquello que considere insatisfactorio, que cause dolor o sea reemplazable, por algo que, supone, será mejor.

La primera razón que sostiene esta tesis es que, el modelo de pareja tradicional que se une y construye un proyecto de vida y de familia, y en la cual se vivencia el amor exclusivo, ya no es el único. Hoy ya no existen modelos familiares sólidos y constantes a través del tiempo, las relaciones son variables, cambiantes, ni siquiera, a veces, llegan a un nivel líquido, como eran los modelos de unas décadas atrás. Las relaciones de pareja se aprendían en el hogar, se veía como ejemplo a los padres, los tíos y los abuelos, que tenían el propósito de avanzar y afrontar juntos lo que la vida deparara, pero ahora, ¿qué modelo se le está ofreciendo a las generaciones venideras?

Hoy encontramos familias con relaciones destruidas, reconformadas, solitarias, monoparentales, agregadas, multiculturales y transnacionales, entre otras; siendo esto un nivel de movilidad que se puede comparar con las partículas gaseosas más que con las del estado líquido, ya que hacen referencia a la inestabilidad que poseen.

Adicionalmente, en esta contemporaneidad, hay todo un abanico de posibilidades en la expresión de lo que somos y de cómo nos sentimos frente al concepto de amor hacia los demás y nosotros mismos. Esta multiplicidad de estados por los que puede pasar una persona se ven muy presentes como en el caso del género fluido o genderqueer, en el que un mismo individuo puede identificarse con una de las identidades tradicionales, hombre o mujer, en otro momento, puede fluir o cambiar al no identificarse con ninguna de las dos, o con las dos al mismo tiempo. Esta volatilidad impacta directamente las relaciones amorosas haciéndolas mucho más fluidas y sin la capacidad de tomar una forma consistente, en algún punto, como los líquidos, cualidad que se pierde en un gas. ¿Qué tipo de pareja o de relación amorosa puede establecer una persona que un día siente que su identidad de género no corresponde a su sexo biológico, pero que pasado un tiempo logra aceptarlo? ¿Qué puede ofrecer? Así como la fugacidad de su ideología, así mismo será la constancia y durabilidad de sus relaciones, por lo general, terminan quedándose 2

solos o tal vez busquen aquella persona que se les acomode más en determinado momento.

Por ejemplo, está el caso de Tom, una mujer que decidió cambiar completamente su apariencia física y sexo para convertirse en un hombre. Sin embargo, Tom se enamoró y ahora ha decidido quedar embarazado(a), cuestionando ¿Qué era la mujer, qué fue Tom y ahora qué es Tom embarazado? Su condición gaseosa o su forma constante fluyen a tal nivel, que toca recapitularlo para conocerlo y tener idea de lo que para él, en cada situación y ahora mismo, significa amar.

Para continuar con las causas de que las relaciones de pareja sean veloces y gaseosas en la actualidad, es preciso tener en cuenta la mayor red de relaciones en el siglo XXI, que son las conexiones a través de la tecnología, las cuales “son de fácil acceso y salida”, usadas principalmente por el miedo a enfrentar las consecuencias y condiciones que trae una relación real, en la cual se puede salir lastimado y comprometido al dolor y la carga de este.

Por ello, lo atractivo de una relación de “red” se basa en que “las conexiones se establezcan a demanda, y puedan cortarse a voluntad […] con la opción de oprimir la tecla ‘delete’”1.

Pero, las relaciones del ciberespacio ya ni siquiera nos dejan salpicados, sino que se desvanecen. Y con el devenir de múltiples nuevas relaciones, parecieran moléculas gaseosas que se elevan y no dejan huella en el hombre y la mujer, que en algún momento (fugaz) las entablaron.

Las relaciones amorosas, como se ha venido tratando anteriormente, están en búsqueda de un bienestar propio, en el que nadie se comprometa y no se llegue a sacrificar nada importante, siempre buscando un placer permanente, así como dijo Bauman y cito: “degustar las dulces delicias de las relaciones evitando los bocados más amargos y menos tiernos”. Comprometerse ya no significa una relación a largo plazo en la que se superan las dificultades, y se vela por el bienestar no sólo de uno, sino también del otro; por el contrario, se desea comprometer lo más superficial y fácil de descartar, se quiere una relación ligera que pueda deshacerse en cualquier momento.

En este punto, se puede hacer referencia al concepto de ‘relaciones de bolsillo’ que ofrece Bauman al decir que son aquellas “que se pueden sacar en caso de necesidad”, dando por entendido que una relación se forma solo por el hecho de que se está desdichado, aburrido, se vino en gana o simplemente por un gusto momentáneo de atracción y excitación, y apenas se llene ese vacío o se jacte el individuo, nuevamente perderá el interés por lo recién formado y dejará a la persona con la que está.

Pero, ¿por qué existen este tipo de relaciones de bolsillo? Ya que “necesitamos de los demás para llegar a la vida […] y para trascender por el amor. Necesitamos de los demás

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Zygmunt Bauman, (2003) Amor líquido. (pág. 12-13).

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para ser persona”2. El ser humano no puede desarrollarse sólo, necesita de más como él, y tiende a pensar en la idea de relación ligada no solamente a los placeres que trae la unión, sino también a los horrores del encierro, sobrecargados y riesgosos, buscando como salida las relaciones laxas y desechables.

Como último punto a tomar, las personas actualmente tienen personalidades confusas, desequilibradas y mediocres3, el individuo busca conexiones, velozmente, que eliminen el sentimiento de fragilidad e inseguridad constante, que es proporcionado por aquellas relaciones en las que fueron abandonados y descartados fácilmente y no necesariamente por una pareja sentimental, sino que va más allá. Esto como consecuencia trae que, para cada quien, las ideas de cariño y bienestar fueran hace años, dejando solo el temor y el escepticismo como recurso para protegerse de aquello que se anhela y también provoca pánico, el amor, tan gaseoso y disoluble, que se cree tener en las manos pero se escapa entre los dedos en un segundo.

Por todo lo anterior, hombres y mujeres en este siglo XXI no solo continuaran cambiando en las formas de sus relaciones, sino que tendrán que ir buscando “ese algo” en las micro partículas volátiles de sus encuentros esporádicos que constituirán el amor, ahora en estado gaseoso.

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Biblioteca virtual, Luis Ángel Arango. Libros. Ética-Comunitariedad. El hombre ser social. http://www.banrepcultural.org/node/28735 3 Ignacio Vargas en su presentación Caos emocional manifiesto o latente. (2016).

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