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OPINIÓN

Con los apresamientos del grupo de importantes exfuncionarios del pasado gobierno, el Partido de la Liberación Dominicana recibe otra estocada de pronósticos reservados a su ya sarandeada anatomía.

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Solo una marca fuerte es capaz de sostenerse en pie ante los embates de tantas tormentas políticas. El PLD lo es, y ello explica que esta organización permanezca como la principal fuerza organizada de la oposición, a pesar de la gravedad de las acusaciones que han llevado a cumplir largas medidas de coerción, sobre todo privados de libertad, a familiares y entorno íntimo del expresidente Danilo Medina, señalados en escándalos de corrupción administrativa.

A diferencia de los casos en que fueron señalados hermanos y miembros del «anillo» del expresidente, con los apresamientos de una veintena de exfuncionarios peledeístas, la reacción temprana de dirigentes y muchos militantes ha sido la de enfrentar al gobierno, plantarle cara a las acciones de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA), sacar músculos y gritarle a todo pulmón «¡somos peledeístas, y no tenemos miedo», incluso señalarle al presidente Luis Abinader que su campaña recibió recursos prove-

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