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ARTE Y CULTURA Pablo Milanés, con la clave a cuesta
el tema que nombra el álbum, al que se unen Como una bendición y Los Caminos.
Años
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Dos producciones lo desnudaron. El gusto inmensurable por la tradición se dejó sentir en la trilogía Años (1983, 1986 y 1992) un trabajo de alto valor antropológico donde se codeo con figuras de esa trova que le precedía y que trazó pautas en la música cubana. En el volumen III se registran colaboraciones con Francisco Repilado «Compay Segundo», entre ellas la que hicieron en Chan Chan, antes que el mundo descubriera la gracia y magia envolvente de esta composición.
Amor y salsa
De Pablo se sabía que era capaz de entrar al universo salsero. Tímidamente se conocían algunos guiños junto a Caco Senante, Andy Montañez y en una impecable versión de Proposiciones, junto a Juan
Recientemente se publicó «Amor y salsa», donde el artista dejó veinte grabaciones que enseñan distintos estados de la salsa, desde movimientos cubanos
Formell y Los Van Van, la cual abrió el telón del álbum Pablo Querido (2002), y en la que se le ve soneando «de tú a tú» con Mayito Rivera.
Pero la real obra estaba pendiente. Recientemente se pu- blicó Amor y salsa, donde dejó veinte grabaciones que enseñan distintos estados de la salsa, desde ciertos movimientos básicos cubanos envueltos en fusiones, hasta el estilo convencional que desde Nueva York se diseminó a otros lugares. El mismo contó con una amplia eclética lista de colaboradores, señal de que estamos ante un amplio menú salsero, inmenso como el maestro que lo encabeza: Alejandro Sanz, Juanes, Oscar D’León, Aymée Nuviola, Gonzalo Rubalcaba, Luis Enrique, Rosario Ismael Miranda, Gilberto Santa Rosa, Diego Torres, Yotuel, Isaac Delgado, Ana Belén, Caco Senante, José Al- berto «El Canario», Francisco Céspedes y La India.
Resumiendo
Lo presentíamos. Está en su legado, en él. Esa pudo a ver sido una razón por lo que muchos lo versionaron: La Sonora Ponceña (De que callada manera, El tiempo el implacable el pasó, Ya ves, Quiero ser de nuevo el que te amó y otros), Roberto Roena y su Apolo Sound (Son para un festival), El Gran Combo de Puerto Rico (Años, Te quiero porque te quiero), Víctor Víctor (De que callada manera, Años), Tony Vega (Yo me quedo, Cuando te encontré) Gilberto Santa Rosa (Comienzo y final de una verde mañana, conocido como Déjame sentirte), Isaac Delgado (Identidad, Cuando lejos estás inalcanzable, La novia que nunca tuve, Son de Cuba a Puerto Rico), Michel Camilo y Giovanni Hidalgo (Amo esta isla), Harold López Nussa (Para vivir) Caco Senante (De que callada manera). Mario Ortiz y Orquesta (El breve espacio en que no estás) y otros.
Lo cierto es que, si había que cantar bolero, era el mejor. Lo mismo el son, la timba o el jazz, y otras expresiones a las que su magnética voz engrandecía. Ese nadar entre tantas aguas, ese hacerlo bien sin reparos, lo convirtió en el preferido de su generación y de las que siguieron. Todos admiraron al autor; pero también veían en el intérprete algo grandioso y distinto: esa calve, explícita o implícita, que desplegaba en su manera de cantar.