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» EL LÍDER DE LA FUERZA DEL PUEBLO MUESTRA MÚSCULOS EN LA ARENA DEL CIBAO.
El presidente de la Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, en su discurso de cierre de las actividades de todo el 2022.
Leonel aprieta con fuerza en la Arena del Cibao
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MÁXIMO JIMÉNEZ @maximojimenezrd
Santiago de los Caballeros. Leonel Fernández denominó el 2020 como el año de la fundación. Como un veterano en la carpintería política, y dadas las condiciones en que se creó la Fuerza del Pueblo –en medio de una pandemia y enfrentando una inclemente ofensiva judicial con la que se buscaba detener sus aspiraciones tras su salida en el 2019 del Partido de la Liberación Dominicana– definió el 2021 como el momento del despegue. Este 2022, de acuerdo al plan diseñado por el expresidente de la República, «ha sido el del avance» mientras que el próximo será «el de la consolidación». El 2024 «será el año de la victoria», en obvia referencia a mayo, cuando se celebrarán las votaciones presidenciales.
Fernández tiene razones para tomarse un merecido descanso a propósito de las fiestas navideñas que se aproximan, pero antes de eso, encabezó la mañana del pasado domingo un acto organizado por por la Fuerza del Pueblo en la Gran Arena del Cibao que, según sus palabras, fue «una respuesta contundente» para quienes han querido disminuir la participación de esta organización en el escenario político.
Así lo hizo saber el presidente de esa organización y líder de la oposición política en esta convocatoria en la que, además de mostrar pecho, juramentó en la organización a «importantes cuadros políticos» procedentes de otras organizaciones, entre ella del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Con este acto de juramentación, reforzando la idea que un cuarto período presidencial que alimenta el espíritu político de Fernández, Fuerza del Pueblo cerró sus actividades políticas del 2022, año de la «consolidación y fortalecimiento» de la organización, que culminó, además, cumpliendo con todas las metas que fueron trazadas, de acuerdo a su alta dirigencia.
«A pesar de todas las infamias y calumnias, sabíamos que el pueblo iba a responder a la Fuerza del Pueblo», afirmó el líder político, agregando que esta organización tiene presencia no solo en República Dominicana, sino en todos aquellos países donde residen dominicanos.
Fernández aprovechó este espacio para explicar de manera detallada sobre el proceso de crecimiento de la Fuerza del Pueblo en todo el país y el exterior –en septiembre pasado juramentó la Fuerza Pastoral en New Jersey–, especialmente en Santiago, hizo un recorrido de obras de importancia, construidas durante sus gobiernos.
El expresidente de la República (1996-2000 y en el período del 2004-2012) explicó que esas obras han marcado el desarrollo en varias provincias del país, respondiendo a solicitudes de distintos grupos poblacionales, subrayando que «nosotros lo que prometemos, lo cumplimos».
Fernández enarboló un discurso crítico contra «la incompetencia del actual gobierno» para responder a las demandas de la población, «a pesar de haber administrado más de 500 mil millones de pesos y haber contraído deudas por más de 23 mil millones de dólares» en 17 meses de su gestión.
«En Santiago ha hecho muchas promesas y ni una sola obra», subrayó el presidente de la Fuerza del Pueblo y líder de la oposición. Se refirió en el escenario, donde estaban presentes más de 10 militantes, miembros y dirigentes de la FP, a otras problemáticas, como el aumento de la delincuencia y el alto costo de la vida.
«Hoy el pobre no tiene derecho a la comida en la República Dominicana», aseguró Fernández, agregando que «quien va a los colmados y supermercados va a observar que todo está caro». PALABRAS, SILENCIO Y DISCURSO
LUCIVEL ÁVILA » @SLUCIVELAVILA
Personalización: la marca del líder político
La marca es la cara visible de un producto, es como masivamente es percibido. Más que la mera representación gráfica, implica todos los signos que lo distingan en el mercado de otros bienes y servicios de la organización o de su competencia.
Dentro del dinamismo global competitivo, hoy se busca que la marca consiga ocupar un espacio significativo en el intercambio de bienes, para lo cual es necesario que las decisiones estratégicas, la visión corporativa y la gestión de los recursos se designen a partir de ella.
En el ámbito político, las marcas se preocupan por identificarse con un conjunto de significados particulares, propios y únicos que permitan al dirigente o candidato presentarse como un sujeto diferenciable respecto a los demás.
Para lograr forjar una imagen fuerte, coherente, atractiva y particular para los públicos, se deben escoger muy bien los atributos identificadores, los cuales se caracterizarán por ser verdaderos, relevantes para las audiencias y únicos. Considerando estos tres elementos, las oportunidades de notoriedad de la marca aumentan.
El líder o ese sujeto que personifica la opción política (o incluso la sustituye) es el protagonista de los mensajes y de las decisiones. Por esto, desde hace un tiempo se habla tanto de la personalización, siendo las personas y no las instituciones partidistas ni las ideologías los protagonistas principales.
El único elemento visible sobre el escenario es el candidato. En el proceso de construcción de la marca de un político, se asumen unas cualidades a los fines de proyectar una imagen en particular ante los públicos y los medios de comunicación, entre ellas: la competencia, la honestidad, el carisma, la confianza, la personalidad y el liderazgo.
Está comprobado que esas mismas condiciones son las que más la ciudadanía valora, con lo cual el político activa la identificación y preferencia de los electores y esto debe ser una tarea permanente.
Es vital que la información que se transmita a nivel mediático incida preferiblemente en esos rasgos y no en otros. Una vez se caracterice la imagen política de ese líder, constituye una obligación continuar con los mensajes afines y el mismo parámetro de actuación en el día a día, puesto que la percepción de la personalidad del candidato puede variar a partir de mínimos descuidos.
Además de cimentar la marca del líder en esas características representativas, es preciso definir si las mismas están centradas en elementos racionales o emocionales. Diversos autores propugnan que no hay separación de la parte cognitiva y la afectiva al momento de los ciudadanos evaluar a los políticos.
La más usual es que en el terreno emocional, o sea, de los sentimientos, es más difícil la competencia que en el mundo de las atribuciones racionales, es decir, de los atributos funcionales. Y esto así por la creencia de que de este modo se logra una ventaja competitiva real y difícil de igualar por las otras marcas.
Desde el punto de vista de los recursos racionales o emocionales utilizados para impactar a la audiencia mediante poderosos mensajes, se plantean los terrenos ideológico (doctrinas, principios y valores), programático (ideas para resolver problemáticas) y de la personalización (cualidades y puntos fuertes). Los tres son tomados en cuenta, no obstante, el último es el más notorio en las campañas electorales de hoy en día.
Esto ocurre cada vez más por el evidente desgaste de la fidelidad e identidad partidista, por parte de los ciudadanos, dando paso a la volatilidad creciente y a un voto más cimentado en el candidato y los temas que aborda.
En definitiva, los resortes que la ciudadanía utiliza para concretar su opinión respecto a los políticos, es decir, el carácter y la conducta que presenta el emisor, es lo que fundamenta la personalización de la política actualmente, un enfoque en la imagen y en la exaltación de los valores personales, como dicta la teoría contemporánea del marketing político que da preponderancia a esa imagen de marca.
