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» EL EXPRESIDENTE RECHAZA EXIGENCIAS A RD DEL ALTO COMISIONADO DE LA ONU EN TEMA HAITIANO.
Leonel Fernández en un acto de juramentación de nuevos militantes de la Fuerza del Pueblo.
Como «inaceptables» califica Leonel las exigencias de Alto Comisionado de la ONU
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REDACCIÓN PAÍS POLÍTICO @paispoliticodr
El expresidente de la República, Leonel Fernández, catalogó como inaceptables las exigencias hechas por el Alto Comisionado de la ONU, Volker Türk, de que el gobierno dominicano detenga las deportaciones de extranjeros haitianos. El también presidente de la Fuerza del Pueblo fijó posición sobre las declaraciones del representante de dicho organismo internacional, a través de un comunicado enviado a la prensa la tarde de este domingo.
«Las declaraciones del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos, Volker Türk, reiterando su exigencia directa a la República Dominicana sobre el cese de deportaciones de nacionales haitianos a su país, no solo son inaceptables, sino que exceden el mandato al que está llamado el Alto Comisionado de promover los derechos humanos, lo cual debe mantenerse siempre dentro del marco de la soberanía estatal que corresponde a cada Estado», expresa el documento enviado.
Según las palabras del presidente del principal partido de oposición, «la República Dominicana conserva el poder absoluto en la elaboración y ejecución de sus políticas migratorias, incluyendo los procesos de deportación, siempre que estos no sean contrarios al derecho internacional público».
Citó el artículo 2.7 de la Carta de las Naciones Unidas, relativo a los principios que rigen el funcionamiento del organismo internacional, el cual establece que: “Ninguna disposición de esta Carta autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados».
«En ese sentido, el llamado del Alto Comisionado para que nuestro país haga un cese definitivo del proceso de deportaciones es, sencillamente, improcedente”, dijo Fernández.
El expresidente de la República continuó diciendo que «el oficial de Naciones Unidas alega que la situación en Haití hace que no existan las condiciones para un retorno seguro, digno y sostenible de sus ciudadanos. Reconocemos la alarmante situación de violencia que azota a nuestro vecino país, y esperamos que pueda superar ese actual impase con la ayuda de toda la comunidad internacional».
«Sin embargo, esto no constituye, en el derecho internacional, un elemento que limite nuestra facultad soberana a establecer una política migratoria que responda a las necesidades propias de nuestro país. Tampoco lo constituye la simple declaración del señor Volker Türk», estableció.
Con esta posición fijada, el exmandatario hizo un llamado a la Oficina del Alto Comisionado, de abstenerse de hacer declaraciones que resulten excesivas y fuera de lugar.
Militantes del PRM y del PLD se pasan a la Fuerza
«El pueblo dominicano está frustrado por la mala gestión de este gobierno”, así se expresó Leonel ante empresarios del transporte y dirigentes del PRM y el PLD que se juramentaron en la Fuerza del Pueblo. Fernández dijo que las promesas incumplidas, las improvisaciones, el alto costo de la vida, la inseguridad y el incremento de los actos delincuenciales han contribuido a fijar la frustración que siente la gente por la mala gestión gubernamental de las actuales autoridades. «Los partidos progresistas están ganando elecciones en la región, y la Fuerza del Pueblo, como parte de los partidos progresistas, se prepara para ganar las elecciones del 2024». PALABRAS, SILENCIO Y DISCURSO
LUCIVEL ÁVILA » @SLUCIVELAVILA
El discurso político es mucho más que una disertación
En la comunicación, la mayor parte de los estímulos que se intercambian pertenecen al ámbito no verbal, que integra un conjunto de códigos que intervienen en nuestra vida diaria, emitiendo de forma permanente signos que inciden en la percepción de la gente.
Al hablar de discurso, es preferible distanciarse del concepto fijado en el imaginario social y argot popular, que alude a disertación. Según la Real Academia Española, se trata de «una serie de palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o se siente»; y de «un razonamiento o exposición de cierta amplitud sobre algún tema, que se lee o pronuncia en público».
Cuando indico separar estas definiciones de lo que englobamos en un discurso, y más aún político, es por considerar que se obvian elementos importantes y que van más allá de las palabras. Empecemos por retomar la discusión del qué se dice y cómo.
Actualmente, los públicos no evalúan tanto el contenido del mensaje como la forma en que lo transmite el candidato. Desde la irrupción de la comunicación audiovisual, lo primordial no es tanto de qué intentan persuadirnos, sino que el personaje resulte persuasivo. El «cómo se dice» es un factor que se debe considerar cuando se quiere ser un buen comunicador. Por citar un caso común, los electores pueden evaluar al candidato mientras está siendo entrevistado en un programa de televisión, en función de si mira o no a la cámara, si sonríe o mantiene una actitud muy seria, si usa muletillas orales, si al hablar hace pausas cortas o largas, si se nota nervioso o relajado, la vestimenta que lleva, el equipo que le acompaña, etc. Esto con independencia de lo que esté diciendo.
Por tanto, entran en juego muchos elementos verbales y no verbales con especial atención en la escenificación del discurso. Entonces, estemos claros: cualquier persona que tenga una comparecencia pública empezó a emitir mensajes mucho antes del evento en sí. La invitación que envió hablo por él o por la organización que representa, respecto a los colores, la tipografía, el tipo de papel, etc. Asimismo el lugar donde se realizará el encuentro, la decoración, iluminación, muebles, el atril desde donde hablará, y la música de entrada, de fondo y de cierre (géneros musicales, cantautores y demás detalles, como lo que el público percibirá o recordará al escucharla).
No se queda de lado: cuáles palabras se escogieron y como las expresará, el movimiento en el escenario, las pausas que hará, la duración de los silencios, los gestos que acompañarán esas frases y las imágenes que se proyectarán mientras habla (luego se nota en qué minuto y segundo específico se difundieron ciertas fotos o videos). También se define cuidadosamente el orden de los asientos en función de las personalidades, a quién va a mirar el político que hace uso de la palabra y cómo lo va a hacer; dónde estará su foco más importante en el público.
Todo esto dejando por sentado que ya se determinó de modo estratégico lo concerniente a la apariencia: vestido, peinado, maquillaje, joyas, complementos, accesorios y todo aquello que permite detectar ciertas singularidades de la personalidad del aspirante.
Ya en otros escenarios, siempre traigo a colación, por ejemplo, que al ir a un sector deprimido socioeconómicamente hablando, ese político «humilde y empático» no debe aparecerse con su reloj costoso, sus mejores zapatos o su lujoso lapicero… es cuestión de coherencia. ¡Todo comunica!
De esto hablo al referirme a discurso. La comunicación con fines políticos encierra esos mensajes persuasivos que intentan convencer y ya no sólo mediante la palabra, sino también de símbolos, gestos y formas propias de elaborar y emitir los mensajes. Llega un momento en el que ya no importa el sentido verdadero de los vocablos, sino su efecto acústico, su capacidad de producir impactos psicológicos sobre los oyentes, su energía para suscitar rayos polémicos y su sutileza para arbitrar juicios.
Lo no verbal puede acentuar la información, modificarla o incluso, a veces, anular su significado convirtiéndose en una metacomunicación. Es sabido que un mensaje no verbal que no esté en coherencia con el verbal revela el fracaso del discurso.