3 minute read

70 noches

En marzo de 2020, después de 20 años, abrimos la última Cuadra; el final de un proyecto creado por mi papá y sus amigos, ahora también mis amigos, Chucho, Viviana, el Flaco y Lucía, quienes en un acto de inmensa generosidad, abrieron sus casas a la gente para compartir arte y cultura.

En el camino se quedaron el Flaco, Viviana y Lucía, y en ese cambio de nómina, hace como 13 años, Martín Ibáñez además de tener su taller, pasó a ser el director, quien a su vez, hace 7, me empezó a enseñar el oficio y lo que necesitaba saber para liderar y producir un proyecto cultural como este, hasta finalmente pasarme el legado –Martín, gratitud por siempre–. Yo acababa de llegar de estudiar gestión cultural y La Cuadra significó para mi un gran laboratorio en el que logré practicar, aprender y entender la enorme responsabilidad que es hacer cultura y ayudar a crear la ciudad en la que quería vivir.

Advertisement

Logré hacer parte de unas 70 Cuadras, en las que además abrí las exposiciones de la Galería Maga. Un proyecto cultural de galería de arte, al que le metí todo mi amor; ¡tremendo reto en una ciudad que llevaba unos 20 años sin un espacio de este tipo! Por sus paredes pasaron muchos de los artistas a los que les debo haber dedicado mi vida a este oficio, como Martín Abad, Viviana Ángel Chujfi, Javier García (por supuesto), Gloria Salazar Chujfi, el Flaco Hoyos, Chucho Calle, Constanza Chabur, Hernando Hoyos, Liliana Estrada, Álvaro Hoyos, y hasta el Maestro Antonio Caro con su obra “Minería”. Gracias a Maga pude conocer parte de los artistas del sector cultural de la ciudad, algunos de los cuáles se han convertido en amigos del corazón: Ana Cristina Zuleta, Fredy Clavijo, Daniel Gómez, Lina Velázquez, Ricardo Muñoz Izquierdo, Yorlady Ruiz, Andrés Felipe Gallo, Álvaro Herrera, Mildred Gallo, Gabby Maéche, Néstor Gómez, Daniela Argüelles (Danaela), Alejandro Múnera, Yamile Tafur, Edwin Hoyos, entre una larga lista. También traje artistas de otras ciudades como Sebastián Malegría (que convirtió la sala en una especie de templo ortodoxo lleno, llenito de cosas), José Alejandro Arboleda, Ronald Pardo, Dylan Quintero, Lizeth León, Jesús Cataño, Néctor Mejía, Jeison Sierra, Camilo Betancur, Sebastián Rivera y otros más.

Cada mes, de marzo a diciembre, se me pasaba entre montajes, desmontajes, resanes, pintura, curadurías, permisos, llamadas, programación, imprevistos y un largo etcétera, para llegar al primer jueves del mes siguiente, el «Jueves de Cuadra», muerta del cansancio, pero con una alegría inmensa por ver, desde el balcón de Maga, un río de gente de todas las edades disfrutando del trabajo que hacíamos entre mi papá, Chucho, Pablo, Daniel, Edwin (antes José García), Stella y las chicas del Colombo (Lina, Natalia, Daniela, Adriana, Sandra); incluso las noches de aguaceros pereiranos, que quienes las han vivido saben que son muy frías y que el agua se va metiendo por cada espacio que encuentra, la gente sacaba sus paraguas y mojados de la cintura para abajo hacían el recorrido por las salas y bailaban hasta el final.

Ese 5 de marzo de 2020 me preguntaron por qué estaba tan contenta, y ¿cómo no estarlo? estábamos una vez más, todos reunidos en ese espacio de libertad, viendo arte, disfrutando de la música en vivo y de los amigos. Justo una semana antes de que se cerrara el mundo y el encuentro se convirtiera en un acto prohibido, temido y peligroso.

La Cuadra Talleres Abiertos llegó a su fin, pero cuídense, porque su espíritu sigue vivo y en busca de artistas y gestores culturales desprevenidos, con mucho amor por el arte y la ciudad, para contagiarlos. Ojalá que este proceso se replique y se mejore muchas otras cuadras de Pereira y del mundo.

Gracias por 70 noches felices.

María García Isaza

Directora 2014-2019

This article is from: