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EX CONVENTO DE CAPUCHINAS
from Xochiquetzal 11
LA ÚLTIMA MORADA DE UN EMPERADOR EX CONVENTO DE CAPUCHINAS
Los días de Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena segundo Emperador de México, estaban contados cuando salió de la capital del país rumbo a Querétaro; buscando acordar con Benito Juárez la transición o la rendición del mismo, lo único que logró fue ser apresado y encarcelado, primero en el Convento de La Cruz y después en el Convento de Capuchinas en pleno centro de la capital del estado. 36 días fueron en los que el Emperador vivió una intensa agonía esperando lo irremediable, a pesar de que diferentes personajes al rededor del mundo se pronunciaron para evitar la muerte del archiduque de Austria, Juárez no tuvo compasión de su hermano Masón.
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Fueron diferentes cortes europeas quienes pidieron al Benemérito de las Américas un indulto para el archiduque de Habsburgo, incluso la princesa Inés (Agnes) SalmSalm, esposa de Félix Salm-Salm le rogó de rodillas al presidente Juárez que no ejecutara al Emperador, pero no accedió.
Otros personajes, quienes pidieron clemencia por el emperador, fueron el escritor y poeta Víctor Hugo, así como Giuseppe Garibaldi, político y militar Italiano, pidieron por la vida del príncipe austríaco y corrieron la misma suerte que


los otros que pedían lo mismo.
Finalmente desde el 22 de mayo hasta el 19 de junio de 1867 fue la última morada del emperador el exconvento de San José de Gracia de los Pobres para Religiosas Capuchinas, que por autorización del Papa Clemente XI se fundó dicho claustro con “auspicio” del doctor don José Torres Vergara, canónigo de la Catedral de México, quien se encargó de hacer la fundación en Querétaro disponiendo para ello de un legado testamentario del bachiller don Juan Caballero y Ocio.
Este convento se aprobó por cédula Real el 18 de septiembre de 1717, por el Rey Felipe V y por Bula del Papa Clemente Xl, de fecha del 10 de marzo de 1718; a él llegaron las monjas procedentes del Convento de San Felipe de Jesús, en la ciudad de México, cuyas fundadoras salieron de esa ciudad hacia Querétaro el 31 de julio de 1721, llegando a la capital de este estado el 8 de agosto de este mismo año.

En un artículo publicado por el escritor José Félix Zavala en el que habla sobre este convento, menciona sobre la época de su construcción: “En la calle de Capuchinas, la acera derecha la ocupa en su totalidad, a un costado del convento de Santa Clara y en su término la acera izquierda el Convento de Capuchinas. En la acera que mira al sur o callejón de Santa Clara, se encuentra el Beaterio de Carmelitas Descalzas, cuya huerta se junta con la de Capuchinas”.
“Las monjas fundadoras de este convento fueron: Sor Marcela de Estrada y Escobedo, Sor Catalina, Sor Nicolasa Gertrudis, Sor Jacinta María, Sor Oliva Cayetano, Sor Josefa María, estas de coro y Sor Petra Francisca...”.
Sobre la descripción del lugar en su momento, José Félix escribe: El claustro tiene un patio principal, con una hermosa pila de agua limpia, que ministra las demás dependencias del convento y les sirve también para la huerta y el jardín y tres conjuntos de arcadas.
“En 1785 José Morquecho, vecino del Real de Bolaños, dijo haber colocado un retablo dedicado a San José, don-

de estaba esta escultura con el niño Jesús en brazos, sobre peana de plata. Arriba un lienzo de la Guadalupana, en las calles laterales del retablo, seis láminas representando: a la santísima Trinidad, San Rafael, San Juan Evangelista, San Miguel, San Gerónimo y San Sebastián, todas con sus vidrios y cuatro con sus marcos de plata. Remataba el Retablo, la imagen de santa Gertrudis y en el parámetro había espejos con marcos dorados, blandones, arandelas y Jarrillas de plata con ramilletes de flores”.
“En el coro bajo, del templo, se veneraban dos imágenes de Jesucristo, una llamada “Ecce Homo”, de hermosura admirable, napolitana y un crucifijo de marfil, de un tercio de alto, fueron traídas de Toledo, al convento de México y luego donados al de Querétaro”.
“El órgano del oratorio se estrenó el uno de diciembre de 1800, siendo abadesa sor María Micaela Araujo y síndico del convento, Antonio Jáuregui Villanueva”.
Este convento tuvo su fin en 1863, siendo la última abadesa, Sor Bernarda Francisca, duraron en este convento 242 años y fueron 133 religiosas las que permanecieron al final cuando fueron exclaustradas por ley y el edificio sirvió de cuartel al regimiento “Tiradores de Querétaro” y de “Los Rurales del estado”, mientras la huerta fue vendida a la Sra., Loreto Muñoz de Lorea. 35 años tenia el emperador cuando fue detenido y lle

vado preso al exconvento, junto con sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía para ser trasladados de ahi hasta el Cerro de las Campanas para ser fusilados.
Otros usos ha tenido a lo largo de la historia este magnífico lugar, en 1892 se instaló un hospicio para pobres que no duró mucho ya que en los incios de 1900 funcionaron ahí colegios particulares como “El Verbo Encarnado” y “El Guadalupano”, para 1904, el interior del templo de Capuchinas fue remodelado y decorado.
También por muchos años fueron las oficinas del Partido Revolucionario Institucional hasta que el gobierno panista de Ignacio Loyola Vera prácticamente los corrió, instalándose posteriormente el Museo “De La Restauración” y el Convento, con sus tres patios y parte de la huerta, forman “El Museo De La Ciudad”, el templo o r a t o r i o , parte integral de este convento, está al cuidado del clero secular.
Infinidad de historias y leyendas se tejen entre los muros de este hermoso edificio del siglo XVII, en el que muchos de los que por ahí han tenido que pasar muchas horas, aseguran que se escuchan sonidos que no se pueden explicar, pero que son parte de la misma historia de Querétaro que invita a explorar tanto a los queretanos como a los provenientes de otras tierra y paices.