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Infla(reac)ción

El comercio alimentario ha cumplido, una vez más, con su compromiso con los ciudadanos en un momento de dificultad máxima. Como ya sucedió durante la pandemia, los operadores han sacrificado rentabilidades con el fin de paliar el impacto de la inflación en el bolsillo del consumidor. Pese a las críticas interesadas y con las elecciones en el horizonte, el sector ha seguido invirtiendo, innovando y creando riqueza para el cliente y la sociedad.

Inflación. Así se resume el balance del último año en el sector de la distribución alimentaria nacional. La desorbitada subida de los precios ha supuesto un impacto notable en los retailers a partir de diversas derivadas de gastos, como los costes en origen de los productos, una crisis energética sin precedentes o el aumento de los salarios. Pese a este gigantesco bocado económico, los operadores están tratando de minimizar, en la medida de lo posible, el perjuicio a los consumidores, que están viendo disminuir a marchas forzadas su poder adquisitivo. El sector ha reiterado en múltiples ocasiones que esta coyuntura está causada por una inflación de costes, frente al discurso populista lanzado desde una parte del Gobierno que trata de culpar a la distribución no solo de generar la subida de precios, sino de beneficiarse de ella acrecentando sus beneficios. Nada más lejos de la realidad. Y es que, contra las cifras, no se puede discutir.

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Mercadona, líder del mercado, ha reducido márgenes y rentabilidad en el último año. La compañía ha visto cómo sus gastos se han incrementado un 8%, hasta superar los 500 millones de euros, con subidas en el transporte (+17%), los alquileres de locales (+5%), salarios (+6,5% en España y +2,7% en Portugal) y precios de coste (+39% en el sector primario y +20% en la industria alimentaria).

Con un crecimiento de la facturación del 11,6% en 2022, el beneficio neto se ha incrementado menos de la mitad (+5,6%), lo que refleja el esfuerzo realizado por la compañía para contener el impacto de la situación inflacionaria, vía la reducción de márgenes en el precio de la cesta de la compra.

Pero el caso de Mercadona no es excepcional. DIA continúa en pérdidas y otras enseñas líderes como Eroski, Consum o Uvesco también han confirmado la reducción de márgenes por la inflación. En el caso de la cooperativa liderada por Rosa Carabel, las ventas han aumentado un 7%, pero el beneficio se ha ajustado casi un 40%. El incremento de costes y la reducción de un punto porcentual del margen bruto han reducido el resultado final hasta el 1,32% sobre ventas.

“Hemos obtenido un beneficio inferior al año anterior debido al aumento de los costes, la normalización de los resultados financieros y la reducción de nuestros márgenes para contener los precios e incrementar nuestra actividad promocional”, reconoce Carabel.

También Consum ha experimentado este fenómeno. La cooperativa valenciana ha aumentado su facturación un 14,4%, pero el beneficio se ha reducido un 15%. “Este resultado se debe a la reducción del margen neto, que ha pasado del 2 al 1,5%, aplicado para contener los precios, al incremento en el ritmo de la creación de empleo y al aumento de las inversiones”, explica el director general de Consum, Juan Luis Durich.

Otro ejemplo de que la rentabilidad del sector se está resintiendo de forma considerable durante este periodo inflacionista es Uvesco, cuyas ventas en 2022 han aumentado un 5,4%, pero su beneficio se ha mantenido similar al del año anterior. En este sentido, el presidente del grupo, José Ramón Fernández de Barrena, señala que la subida de los precios ha supuesto una pérdida de margen de 0,4 puntos porcentuales para la empresa: “Ha sido un año de subidas de precios, donde hemos tenido que ajustar márgenes y costes, y redoblar esfuerzos promocionales”.

De héroes a villanos

Este es un reflejo de cómo el sector está sufriendo en primera persona el impacto de la inflación. Lejos de ser el instigador -y mucho menos el beneficiario- de la subida de los precios, es una víctima. Resulta curioso ver lo fugaz que es la concepción de un sector para el Gobierno, dependiendo del momento político que se atraviese. Cuando en la pandemia la distribución era merecedora de todo tipo de halagos y reconocimientos, ahora se ha convertido en el culpable de la crisis inflacionaria actual. Cosas del populismo.

Lo cierto es que desde la distribución reconocen que efectivamente se han visto abocados a subir los precios para mantener la supervivencia de la cadena. “Hemos subido una burrada los precios, pero si no hubiéramos subido los precios, habríamos generado un desastre en toda la cadena de producción”, aseguraba el presidente de Mercadona, Juan Roig, durante la presentación de resultados de la compañía. En esta línea se ha explicado también Fernández de Barrena: “De no subir precios, ¿qué habría pasado con los productores y el sector primario de la cadena? No se puede hacer un ajuste en los precios de venta sin que la cadena de valor se resienta”.

En cualquier caso, no falta la autocrítica en el seno del retail alimentario. “Hoy en día, casi todos los distribuidores están más contentos de lo que deberían estar, ya que la inflación está haciendo que parezca que las cosas van muy bien cuando en realidad no van tan bien”, advierte Juan Luis Durich, que asegura que estas situaciones se acaban “pagando” a largo plazo. “Las cadenas pequeñas y poco potentes van a estar muy apretadas”, señala.

Sin embargo, los ataques de parte del Gobierno al sector no se han quedado aquí. Calificando al sector de “oligopolio”, no han sido pocos los insultos proferidos a directivos de empresas de distribución, como “indecentes”, “capitalistas despiadados”, “capos”, “usureros”, “caciques”… A ello se suman propuestas plenamente intervencionistas en el mercado, como topar los precios o crear una cadena pública de establecimientos.

“No hay nadie que sea capaz de influir en los precios, salvo el conjunto del mercado; por eso, topar los precios es imposible, algo irrealizable”, apunta Juan Roig, precisando que lo realizado en Francia no funcionará, es algo “ilusorio”. Tampoco ve futuro en esta medida Juan Luis Durich, que la considera un “despropósito total” debido al “desconocimiento que existe sobre el funcionamiento del mercado”. Además, recuerda que en ningún país se están topando los precios, ni siquiera en Francia: “Se está hablando mucho de este tema, pero en Francia nadie está topando los precios; los distribuidores están haciendo lo que les da la gana”.

Medidas inéditas

Lo cierto es que el sector se está moviendo para tratar de ayudar a los consumidores en este periodo inflacionista. Para ello, están lanzando una serie de medidas tendentes a reducir el precio de sus productos a través de acciones y campañas promocionales.

Mercadona, por ejemplo, ha rebajado el precio de venta en 500 productos hasta final de año, lo que supondrá un ahorro de 150 euros anuales en la cesta de la compra de sus clientes (un total de 200 millones de euros). Esta medida tendrá un impacto en el margen de la compañía de -0,6