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Ese hombre de piel oscura es
from MAZATLÁN 050620
by Noroeste
M I G U E L Á N G E L GONZÁLEZ CÓRDOVA magco7@hotmail.com
La respuesta
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Quienes, por cuanto al informe cotidiano del Covid 19 aún se atienen a los pronósticos del doctor Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud de la Cuarta Transformación, están sentenciados a pasar de la incertidumbre a la desesperanza, pues ahora ese vocero oficial augura que, en el mejor de los casos, el vértice crucial de la pandemia podría extenderse en México hasta julio o agosto.
Ante observación tan preocupante, la única esperanza que surge es que López-Gatell esté incurriendo en una equivocación más, y que ésta sea tan rotunda como la de haber vaticinado que en nuestro País la curva del coronavirus alcanzaría su pico crítico entre el seis y el ocho de mayo, y que a partir de esas fechas se aplanaría.
La intención de rechazo implícita en el dicho que reza: “la lengua se les haga chicharrón”, aplica en este caso y se hace extensiva hacia otros funcionarios federales que advierten la posibilidad de que la gravedad de la ruta pandémica podría prolongarse hasta septiembre, y tal vez hasta octubre.
Por infortunio la realidad que describe la curva informativa acusa actualmente un registro diario de contagios y decesos que dista mucho de motivar conceptos alentadores. Ante esta situación no queda más que aferrarse al voto de que la ruta patológica de la pandemia registre un cambio que contradiga en los hechos todos los presagios fatales, y permita que nuestro país retorne, sin grandes costos sociales, a una normalidad suficiente para salvarlo del desastre económico a que la obligada inactividad lo está sentenciando.
De mantenerse en vigencia la disposición de que la norma oficial ante la nueva normalidad se delega a los gobiernos estatales, la esperanza ciudadana, hecha demanda, es constatar que la estrategia oficial a seguir en cada entidad corresponda a las auténticas y más urgentes necesidades de todos los sectores de la población, y que las decisiones a tomar sean las más atinadas para atender el creciente apremio económico de las capas depauperadas por la inacción, sin vulnerar los protocolos sanitarios contra la persistencia pandémica, lo cual representa un ingente reto a la inteligencia y a la congruencia de los respectivos mandatarios.
Actualmente la aplicación de medidas eficaces en algunas entidades federativas se refleja en la curva indicadora de la ruta crítica del Covid-19, y esas favorables tendencias neutralizan presiones y liberan decisiones para el reacomodo de las actividades económicas, cuya paulatina regularización es un aspecto de extrema urgencia toda vez que, de mantenerse, la actual situación de precariedad puede generar una escalada de inestabilidad y violencia por hambre, con toda la problemática y los riesgos que tal avatar entraña.
En este mar de conturbadores presagios el Presidente Andrés Manuel López Obrador navega en la nave del optimismo con una brújula que a millones de mexicanos les parece desorientada, en tanto que para otros tantos millones de seguidores su mensaje es como el dogma de cada día.
Lo cierto es que el guía de la Cuarta Transformación aparece inalterable ante el cada día más complicado entorno, y así lo demuestra cuando entre tanta inquietud social mantiene inalterables y en marcha sus personales proyectos de nación. Dígalo la construcción del Tren Maya, o la refinería de Dos Bocas que actualmente promueve en su natal Tabasco.
Esta semana la relación de contagios y de decesos alcanzó sus más altos registros a un nivel muy preocupante, aunque en el caso de Sinaloa cabe observar que, de acuerdo con lo expresado por las autoridades del Sector Salud, la cotidiana información acumula y suma los datos de días anteriores a los casos registrados en el día de la publicación, lo cual incrementa el estado de confusión e incertidumbre que priva en torno al Covid 19, cuyo curso real es un enigma.
Ahora surge una paradoja, pues cuando el calendario protocolario señala el retorno a la nueva normalidad, López-Gatell demanda con apremio: “quédate en casa”. Y ante esta crisis, en el comportamiento de la sociedad estriba la mejor o la peor respuesta.
EDITORIAL Racismo, discriminación y abuso
La muerte de un afroamericano el lunes de la semana pasada a manos de la policía, en Estados Unidos, demostró una vez más que el racismo, en los tiempos modernos, sigue más vivo que nunca. Los ecos de la época de esclavitud siguen resonando no solo en ese país, sino en el resto del mundo.
CIZAÑAS DE CECEÑA Hoy es Día del Medio Ambiente. Nada qué festejar
En México, ese acto causó primero una indignación casi colectiva y luego se trasladó a un cuestionamiento de lo que pasa en el País: ¿existe el racismo entre los mexicanos? La opinión se dividió entre quienes sí lo reconocen y entre los que, como ha ocurrido en otras ocasiones, lo niegan e incluso llegan a argumentar su propia discriminación.
Y después ha llegado la noticia de un hecho, como otros tantos que ocurren en el País, de la detención de un albañil por no portar un cubrebocas en Ixtlahuacán de los Membrillos, municipio de Jalisco, por parte de policías municipales, el cual terminó golpeado y posteriormente perdió la vida en un hospital.
La empatía, aunque ha quedado de manifiesto en las redes sociales, no causa el mismo nivel de indignación que sí provocó lo ocurrido en Estados Unidos. Por el contrario, vuelve a dividir y a encontrar justificaciones a un caso de abuso de parte de la autoridad.
En México sí hay racismo y sí se discrimina y uno de los mecanismos que permiten identificar eso es precisamente el abuso de la autoridad hacia cierto sector de la sociedad. Porque esos abusos no ocurren con la misma frecuencia en un sector de los estratos más altos de la sociedad que lo que ocurre entre los estratos más bajos.
El nivel de racismo que se ejerce en Estados Unidos aún sigue siendo grave y la ventaja que tiene es que cuenta con mecanismos judiciales que permite la aplicación de la justicia. El nivel de racismo, discriminación y abuso en

México es grave, y lo es aún más cuando las víctimas de ello no reciben justicia porque aún falta mucho por andar en el entramado judicial.
Sí, hay que indignarse por lo que ocurre en casos como el de George Floyd. Sí, hay que indignarse por casos como el de Giovanni López. Sí, hay que indignarse porque en México se segregue, se discrimine y abuse.
De protestas, populismos y odios
JESÚS ROJAS RIVERA jesusrojasriver@gmail.com
La muerte del afroamericano George Floyd puede entenderse como el detonante de las protestas en el vecino país del norte, pero el origen de la inconformidad social tiene raíces más profundas; en décadas de segregación racial, desigualdad social y violación a los derechos de las minorías. Estados Unidos se autodenomina la “gran democracia en el mundo”, mientras las protestas se extienden por más de 50 ciudades incluyendo Washington, podemos analizar en este ejemplo, que la democracia va más allá de tener urnas para depositar votos.
BUHEDERA gfarber1948@gmail.com www.farberismos.com.mx/web GUILLERMO FÁRBER
Para que una revolución o un gran movimiento social prenda debe tener un marco propicio, y en este caso, comienza en los duros meses de confinamiento por el coronavirus, la crisis económica que golpea duro a las familias estadounidenses y las más de 100 mil víctimas mortales que dejó la enfermedad. Floyd era la representación del ciudadano americano que perdió el empleo y estaba luchando para sobrevivir en las calles de Filadelfia. Por eso de inmediato se volvió icono.
Es innegable la participación de grupos radicales en las protestas, en la calle se enfrentan simpatizantes de la extrema izquierda y anarquistas antisistema contra seguidores de la ultraderecha armada y grupos de perversa ideología supremacista como neonazis y el Ku klux klan. Sumado a todo esto, está un discurso gubernamental de odio y división, bandera de un Presidente que busca la permanencia en el poder manteniendo con ello los votos fieles de su partido, ubicados en la derecha y la ultraderecha. Para Donald Trump no hay más “América” que la que representa los valores del republicanismo. Y en términos electorales las cosas le están saliendo bien, se perfila a la reelección porque tiene probada la medida, una oposición dividida y una base electoral alimentada con duros discursos de “violencia necesaria para mantener la paz”.
La politóloga mexicana Jacqueline Peschard afirma que “toda cultura política es una composición de valores y percepciones que, como tal, no abarcan orientaciones de un solo tipo”. Es decir, que en una misma cultura política, incluyendo la democrática, pueden convergir comportamientos autoritarios y democráticos, conservadores o liberales, ideas modernas o arcaicas. Pero lo importante, en los procesos de formación de la “cultura democrática”, está en la adopción de los valores de la democracia y el desplazamiento paulatino pero constante, de los antivalores a la misma. Y aquí viene una gran falla de las democracias incluso de las más consolidadas. Me refiero a la formación de ciudadanía democratizada y participativa, que implica la adopción generalizada de esos valores democráticos, que pasan por el entendimiento y la conciencia del funcionamiento de las instituciones.
El politólogo francés Pierre Rosanvallon afirma que estamos en la era de la democracia exigente y la era de los populismos. Exigente porque los ciudadanos conocen sus derechos y exigen cambios radicales en cortos periodos de tiempo, sin involucrarse mucho en la solución, dejando todo a las estructuras del poder, a los partidos o a las “nuevas promesas” de la política. Surgen así los populismos, enarbolando causas agradables a los oídos de las masas enojadas por el estado de las cosas, asumiéndose salvadores, enjuiciando opositores y llamándolos enemigos. Líderes que tienen la respuesta y solución a todo mal social al menos en discurso. Que buscan cautivar a una parte de la población poniendo en contra a la otra. Porque según el pensador francés, el populismo no podría existir sin una sociedad profundamente dividida, por eso el discurso populista se centra en eso, dividir para vencer.
El problema para las democracias viene después, cuando la sociedad se da cuenta que los discursos son insuficientes para cambiar una compleja realidad y las cosas no van bien. Aquí es donde están los verdaderos riesgos, porque para ese punto la sociedad está tan confrontada que pueden tomar las calles para enfrentarse contra el gobierno, contra la policía, contra los empresarios o contra los que piensan distinto. El populismo es un gran enemigo de las democracias, desafortunadamente de populistas y líderes mesiánicos se está llenando el mundo. Cosas de la vida, mientras se escribía esta columna la capital jalisciense vive una violenta protesta por el asesinato de Geovanny, un joven albañil desaparecido y asesinado por la policía de Ixtlahuacán municipio contiguo a la zona metropolitana de Guadalajara. Luego le seguimos.

Sarcasmos
Una amistad fundada en negocios es más duradera que un negocio fundado en la amistad. Lo diferente
Demagog: “Para la pregunta: ¿Qué es diferente esta vez? Hay una respuesta sencilla: La sociedad del planeta ha cambiado, ha tomado forma nunca antes vista, porque nunca antes existió tanta información -verdadera o falsaliteralmente ‘en las manos’ de la humanidad. El teléfono celular ha alterado, en forma drástica e intempestiva, la constitución social de mundo, de la forma que tenía tradicionalmente. Esa forma de la sociedad fue el resultado de muy paulatinos cambios sociales y tecnológicos a través de siglos. El teléfono celular ha provocado una revolución mundial. Estamos viviendo en esa Revolución. Hoy, el Estado le dicta a la población la conducta personal que debe observar, so pena de castigo. Antes, el Estado podía proclamar leyes, fueran acertadas o nefastas, y las difundía por la imprenta, la radio o la televisión. Su impacto sobre la sociedad se limitaba a su posible influencia sobre la conducta de los que leían lo impreso, o escuchaban el radio, o veían las noticias en la tele. Aun con esas restricciones, algunos estados cometían tremendas barbaridades. Pero hoy, absolutamente TODO MUNDO (excepto quien esto escribe) tiene un celular, que le transmite al instante cualquier ocurrencia del Estado dictatorial, indicándole al poseedor qué es lo que puede o no puede hacer, y además, qué es lo que TIENE QUE HACER, so pena de severo castigo. En otros siglos, vimos a locos como el Emperador Calígula, quienes sin embargo causaron daños relativamente limitados, ya que la enorme masa de los romanos siguió viviendo su vida normal, y evitaba llamar la atención del Emperador sobre su desobediencia. Estamos en una era totalmente distinta a todos los tiempos anteriores que ha vivido la humanidad: absolutamente todo mundo escucha las órdenes oficiales del Gobierno y las obedece por simple inercia mental. Ya no se acostumbra, ni le es posible, expresar una opinión distinta a la que ha recibido y aceptado la casi totalidad de la población. La gente SE ENOJA con los que desestiman las órdenes oficiales. El teléfono celular ha convertido a naciones enteras, en borregos que obedecen a su dueño, el Estado. El Estado a su vez, emite órdenes IDIOTAS, simplemente porque puede y porque la gente ESPERA ÓRDENES, para cumplirlas. Lo que ha estado sucediendo, y que poquísimos individuos percibimos y advertimos -a quienes quieran escuchar, que son muy pocos- es el COLOSAL DAÑO ECONÓMICO en el cual se está incurriendo, y que aumenta cada día, mientras dure este pánico irracional que han aprovechado los gobiernos para encaramarse sobre las sociedades en forma tiránica. Al barco en que navegábamos, ante la amenaza dizque mortal del coronavirus, le han hecho grandes boquetes. Al lema ‘Quédate en Casa’ le falta la segunda parte: la orden completa diría: ‘QUÉDATE EN CASA Y MUÉRETE DE HAMBRE’. Pronto habrá un número de muertos de hambre y asesinados por turbas alocadas, por múltiplos mayor que los muertos por el Coronavirus.¡Sálvese quien pueda de un pueblo decepcionado y famélico!”.
Plandemia
Juan Francisco González Íñigo nos dice, en su nota “Covid y trastornos mentales”, que Ricardo Ham escribe que el encierro aísla al individuo haciéndolo vulnerable. La depresión, el desempleo y los problemas económicos generan estrés. Tal situación motiva lo que Bauman llama “temor a la catástrofe personal”, en la que el miedo refleja impotencia y temores ante la pérdida de seguridad. El INEGI reporta que el 66.9 por ciento de la población es depresiva; los pensamientos negativos y la falta de autoestima son factores de riesgo que favorecen el avance de la depresión y conducen al suicidio. El Inegi encuentra como causas del suicidio las dificultades económicas, los conflictos amorosos y las enfermedades mentales. En 1990 se registraron mil 941 suicidios; para 2018 la cifra aumentó a 6 mil 808, más del triple. (Sería bueno conocer los datos para 2019 y sobre todo para los meses que lleva el confinamiento).
Oooooommmmmm
Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas. http://www.todo-mail.com/content. aspx?emailid=2581