
8 minute read
Quinceañera, el aporte cultural y económico de esta celebración de la comunidad Latinx a Kalamazoo
from Ed. 506
Contribuciones y Desafíos de la Comunidad Latinx en Kalamazoo
Nota del editor: Este reportaje forma parte de la serie Contribuciones y Desafíos de la Comunidad Latinx en Kalamazoo de New/Nueva Opinión. Subvencionada por la Kalamazoo Community Foundation.
Advertisement
Kalamazoo, MI - Una tradición cultural que han traído los inmigrantes Latinx a los Estados Unidos y que se ha extendido por todo el país, ahora hace parte del legado que sin duda nuestras comunidades latinas continuarán festejando y que se han convertido como un estilo de cuento de princesas, La Quinceañera.
Para muchos padres de familia, especialmente para las madres, celebrarle la quinceañera a sus hijas es como si ellas lo estuvieran celebrando para ellas mismas. Debido a diferentes circunstancias, algunas de las mujeres latinas de Kalamazoo no tuvieron la oportunidad de tener esta celebración, o quizá de tener una celebración muy sencilla, pero, llegando a este país lleno de oportunidades este sueño lo han convertido en realidad, pero no para ellas , sino para sus hijas que igualmente ilusionadas añoran el festejo.
La historia de dónde surgió esta celebración es mas antigua de lo que pensamos. Se conoce como fiesta de quince años a la costumbre proveniente de las grandes culturas precolombinas de México y Guatemala (Aztecas y Mayas) que realizaban los ritos de pubertad para indicar la entrada a la vida adulta.
En estas culturas, al llegar a la fecha de quince años, las jóvenes salían de la familia a la escuela telpochcalli donde aprendían la historia y tradiciones de su cultura y se preparaban para el matrimonio. Luego, regresaban a la comunidad para celebrarles la fiesta de quinceañera.

Para Emma Ramos, tener su fiesta de quinceañera era la oportunidad de verse como una princesa, así como sentir la transición de niña a mujer.
Foto: Cortesía de Love by Heather
Una de las aclaraciones más aceptadas en México explica que los orígenes de los quince años se remontan hasta la época prehispánica, en la cual se acostumbraba hacer un ritual que representara la transformación de las mujeres de niñas a jovencitas.
El ritual era más bien una oportunidad en la que la “nueva mujer” podía ser presentada ante la sociedad como una mujer con madurez para convertirse en esposa. De esta forma, los padres aseguraban el futuro de sus hijas y su vida en compañía.
Esta costumbre se volvió muy popular porque el promedio de vida de una mujer indígena, en la mayoría de las veces, no pasaba de los 30 años. Por tal motivo, los 15 eran la edad perfecta, pues “se encontraban a la mitad de su camino”.
Los españoles se encargaron de modificar la tradición. Con su llegada se perdieron las tradiciones, rituales y costumbres que daban sentido a la cotidianidad de las culturas originarias. Con la conquista ya que eran católicos, incluyeron en la tradición indígena la inserción de la misa. En el siglo XIX, el emperador de México, Maximiliano y su esposa, Carlota, introdujeron vals y los vestidos y con el tiempo se fue transformando a las fiestas que se conocen hoy en día.
Hoy en día, en muchos países latinoamericanos es la presentación de la adolescente a la sociedad. Esta costumbre se replicó en los otros países y se adaptó a elementos particulares de cada territorio, lo cual propició que cada nación le imprimiera su toque cultural.
Pero para Emma Ramos, residente de Kalamazoo , de origen mexicano y esposo guatemalteco, madre de la quinceañera Emma, el significado es otro. “Para mí es la Celebración de la vida de la hija. Para los papás es un orgullo presentar a tu hija. Para mi esposo y para mí el significado más importante era la iglesia, la dedicación a la Virgen de Guadalupe. Es presentar a mi hija ante Dios; decirle ‘aquí está mi hija, la dedico a ti’, ese día eres el centro de atención. Para cualquier joven es muy bonito tener la atención de toda la gente que quieres, de la gente que te importa”, “es muy significativo darle ese regalo a mi hija. Recuerdos que queden en la memoria de las niñas”. Ella dice,
Para Jackeline Denoyer, una madre nacida en Estados Unidos de origen francés y polaco y de esposo boliviano, residentes de Kalamazoo, celebrar la quinceañera de su hija Ariana en una familia multicultural tiene otro significado. Jackeline dice: “parte es porque es un deseo de los papás, ella es nuestra hija única. Nosotros tenemos el pensamiento que ella es nuestra princesa y queremos darle la oportunidad de tener una tradición latina”. “Es poder celebrar tu nacionalidad, tu herencia, poderla compartir con sus amistades y mostrarles tu herencia”. “Es una forma de hacer un enlace y darle una oportunidad de mostrar de dónde vienes”
Emma y Ariana, como todos los niños latinx, tienen conocimiento de la tradición de la celebración de los quince años y han soñado con tener esta fiesta desde que estaban muy pequeñas. Para Ari, como la llaman sus padres, celebrar sus quince significa estar creciendo y madurando y convertirse en una mujer con herencia latinoamericana. Así como compartir su cultura boliviana con sus amigos y familia, además
de tener un lindo recuerdo con ellos. Mientras que para Emma, tener su fiesta de quinceañera era la oportunidad de verse como una princesa, así como sentir la transición de niña a mujer.
Esta tradición arraigada en la cultura latinx de celebrar los quince años, es cada vez más costosa y el presupuesto en promedio que hay que destinar a esta fiesta supera los 20.000 dólares.
Esta celebración que conmemora dejar la infancia atrás supone para los padres un desembolso promedio de $21.781 dólares, según cifras de la empresa de planificación de eventos tradicionales hispanos Mi Padrino.
Según esta firma, en los últimos doce meses se celebraron más de 525.000 fiestas de este tipo, en las que el 24 % de los encuestados dijeron que se habían gastado entre $5.000 y $10.000 dólares y el 34 % tuvieron que abrir sus carteras para pagar entre $15.000 y $25.000 dólares.
Los padres empiezan a planear mentalmente cómo será la celebración desde el día de su nacimiento, aunque cerca del 30 % comienzan a concretar cómo será la fiesta con más de 18 meses de antelación, y cerca del 60 % un año antes.
Padres como los de Ari y Emma, llevan años ahorrando para esta celebración especial, sin escatimar gastos. Los costos en los que incurren estas familias empiezan con la elección de un vestido que puede oscilar entre los $1.500 a $3.000, el alquiler de un salón para mínimo 250 invitados y que tiene un costo promedio de $3.000. Entre la comida y el licor en la fiesta de quince se puede invertir hasta $ 15.000 además de los gatos adicionales que se puedan presentar.

Para Jackeline Denoyer, madre de Ari, celebrar la quinceañera de su hija es una forma de hacer un enlace y darle una oportunidad de mostrar de dónde vienes.
Foto: Jesús Grillo - New/Nueva Opinión
Muchas familias que no pueden pagar el costo total, reciben ayuda de los padrinos. Aunque esta es una tradición puramente mexicana, pues en ninguno de los otros países latinoamericanos existe. Se pueden tener hasta once padrinos diferentes y cada uno cubrir un gasto específico. Hay padrinos que se ofrecen solos, o en muchas otras ocasiones es la quinceañera quienes los eligen. Pueden haber padrinos que corren con los gastos de la celebración, que van desde el vestido hasta el salón o la comida, pasando por la tiara, los zapatos, la última muñeca, las uñas y el peinado. entre otros.
En la iglesia de St Joseph de Kalamazoo cada fin de semana a partir de mayo a septiembre se celebra una misa de quinceañera. Alrededor de veinte quinceañeras durante todo el verano, nos dice la hermana Yurani, quien pertenece al ministerio hispano de la Diócesis de Kalamazoo. Todas las quinceañeras deben estar confirmadas o estar tomando la catequesis de confirmación, y además hacer un retiro diocesano, el cual es obligatorio donde les dan un certificado para hacer la misa en la iglesia. El costo de la misa es de $300.Esta celebración tradicional, como lo dice Jackeline la mamá de Ari, es la oportunidad de compatir y dar a conocer la cultura. Tanto como Emma y Ari, en sus fiestas, la demostración de sus culturas es a través de toda la celebración, pero sobre todo el baile sorpresa. Ari, tendrá un baile típico del país natal de su padre, Bolivia, el cual va acompañado de velas y rosas. En la quinceañera de Emma el Guapango, la cumbia, la bachata y la salsa fueron los temas centrales de su baile sorpresa.
Tanto como el aporte cultural, que ya es importante en una región como el suroeste de Michigan, donde la población Latinx es una gran minoría, el aporte económico que deja estas celebraciones también es muy importante. Si multiplicamos, solo la cantidad de las celebraciones de quienceñeras que se registran en la iglesia católica, 20, por el total promedio del gasto por celebración, $25.000, la cantidad de inversión que se hace en la comunidad es de aproximadamente de medio millón de dólares por temporada.
Sin importar si es informal o formal, la celebración de quince años como la de Emma y Ari, son una parte integral de la experiencia de ser una mujer joven en Latinoamérica y Estados Unidos. Además de que marcan un hito de celebración en la vida de las jóvenes adolescentes y, en muchas familias, se consideran un ritual de transición obligado.