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Lengua y Literatura
EL MODERNISMO
En la literatura en lengua española, el término modernismo denomina a un movimiento literario que se desarrolló entre los años 1880-1914, fundamentalmente en el ámbito de la poesía, que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo cosmopolita y una profunda renovación estética del lenguaje y la métrica. Se conoce por modernismo a la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu, que se manifiesta en el arte, la ciencia, la religión y la política. En ciertos aspectos su eco se percibe en movimientos y en corrientes posteriores. En las raíces del Modernismo hay un profundo desacuerdo con la civilización burguesa. En ciertos sentidos, se trata de una corriente heredera del Posromanticismo decimonónico, al que da una especie de salida, y en las demás artes esta estética se plasma en las formas del art nouveau (en Bélgica y Francia), Modern Style (en Inglaterra), Sezession (en Austria), Jugendstil (en Alemania y Países Nórdicos), Liberty (en Estados Unidos), Floreale (en Italia), y Modernismo artístico (en España e Hispanoamérica). Tradicionalmente, se ha asociado su comienzo a la publicación, en 1888, de Azul..., de Rubén Darío, a causa de la innegable repercusión del libro en la literatura de Hispanoamérica. El término modernismo designaba cierta corriente heterodoxa de renovación religiosa, y se aplicó en el campo de las artes a tendencias surgidas en los últimos veinte años del siglo XIX. Sus rasgos más comunes eran un marcado anticonformismo y un esfuerzo de renovación. En su origen el apodo de «modernistas» era utilizado con un matiz despectivo. Hacia 1890, Rubén Darío y otros autores asumen tal designación con insolente orgullo; a partir de entonces el término modernismo fue perdiendo valor peyorativo. El Modernismo es una época cuyo objeto de distintas interpretaciones, con estas dos posturas fundamentales: • La más restrictiva lo considera un movimiento literario bien definido que se desarrolló entre 1888 y 1910. • La más amplia considera que el modernismo no es solo un movimiento literario, sino toda una época y la actitud que le sirvió de base. Conciliando ambas escrituras que a su vez se realiza en la estética humana y perspectiva de la época en su cambio más radical esta la revolución industrial que mantiene una estética diversa en el modernismo, cabría definir el modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental alcanza hasta la primera guerra mundial... tal ruptura se enlaza con la amplia crisis espiritual de fin de siglo. El modernismo hispánico es una síntesis del Parnasianismo y del Simbolismo: el primero toma la concepción de la poesía como bloque marmóreo, con el anhelo de perfección formal, los temas exóticos, y los valores sensoriales; del segundo la concepción de que el arte debe sugerir, y la búsqueda de efectos rítmicos dentro de una variada musicalidad.
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El Modernismo también subsume, aunque con menos importancia, corrientes estéticas como el Decadentismo y La Hermandad Prerrafaelista. Las principales características del modernismo son: • El rechazo de la realidad cotidiana, ante la cual el escritor puede huir en el tiempo o en el espacio (muchos de los poemas se desarrollan en lugares exóticos y lejanos). Una actitud aristocratizante y cierto preciosismo en el estilo, así como la búsqueda de la perfección formal (de inspiración parnasiana) que se aprecia no sin cierto individualismo. • Alternancia entre el tono melancólico y la vitalidad. La búsqueda de la belleza se consigue a través de imágenes muy plásticas y acercamiento a las artes, de una adjetivación con predominio del color y con imágenes relacionadas a todos los sentidos, así como con la musicalidad que produce el abuso de la aliteración, los ritmos marcados y la utilización de la sinestesia (influencias del simbolismo).Tanto la fidelidad a las grandes estrofas clásicas como las
variaciones sobre los moldes métricos, utilizando versos medievales como el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo; con aportes de nuevas variantes al soneto. • El uso de la mitología y el sensualismo. Una renovación léxica con el uso de helenismos, cultismos y galicismos, que no buscaba tanto la precisión como el prestigio o la rareza del vocablo. El deseo innovador que aspiraba a la perfección apreciada en la literatura europea. La adaptación de la métrica castellana a la latina. Rubén Darío renueva la métrica con versos de nueve, doce o catorce sílabas, que ya parecían olvidados.
Hispanoamérica
Hispanoamérica, América Hispana o América Española es una región cultural integrada por los países de América donde se habla español. Su gentilicio es «hispanoamericano». Se trata de un territorio integrado por diecinueve países que suman una población total superior a 400 millones de habitantes. En la mayoría de ellos, el español es idioma oficial o cooficial. En varios países de Hispanoamérica el español existe junto a diversas lenguas indígenas de origen prehispánico, como el guaraní, el aimara, el quechua, el náhuatl, o el maya. La religión predominante en Hispanoamérica es el cristianismo, especialmente el catolicismo.
El término difiere ligeramente del de Iberoamérica, que comprende las naciones americanas que tienen como idioma oficial o cooficial tanto el español como el portugués solamente. También es diferente al concepto de América Latina o Latinoamérica, que agrupa supuestamente a las naciones o territorios del continente americano que hablan español, portugués o francés. Sin embargo, este último es un concepto confuso ya que no se considera Latinoamérica la región francófona de Canadá. Según el Diccionario panhispánico de dudas, Hispanoamérica es «el conjunto de países americanos de lengua española», por tanto, excluyendo a los Estados americanos «en los que la lengua oficial no es el español». «Su gentilicio, hispanoamericano, se refiere estrictamente a lo perteneciente o relativo a la América española y no incluye, por tanto, lo perteneciente o relativo a España».3 Sobre el caso particular de Puerto Rico existen diferencias de criterio, porque mientras algunos no lo incluyen en la región, dado que es uno de los territorios no incorporados de los Estados Unidos (un país sin idioma oficial), otros consideran que su condición de estado libre asociado es asimilable a la noción de colonia.
AUTORES Y LITERATOS GUATEMALTECOS. Miguel Ángel Asturias Premio Nobel de literatura
Nació en la Ciudad de Guatemala el 19 de octubre de 1899, como el primer hijo de Ernesto Asturias Girón, abogado y juez, y María Rosales de Asturias, maestra de escuela. Su hermano Marco Antonio nació dos años después. Los padres de Asturias eran de ascendencia española, y relativamente distinguidos: su padre podía trazar su línea familiar hasta los colonos que habían llegado a Guatemala en la década de 1660; su madre, con una ascendencia más difusa, era la hija de un coronel. En 1905, cuando Asturias tenía seis años, la familia se trasladó a la casa de sus abuelos donde vivieron un estilo de vida más cómodo.
A pesar de su posición relativamente privilegiada, el padre de Asturias se opuso a la dictadura del presidente Manuel Estrada Cabrera, quien había llegado al poder en febrero de 1898. Como Asturias recordó más tarde: «Mis padres eran bastante perseguidos, pero no eran conjurados ni cosa que se parezca». Tras un incidente en 1904, en el que el padre de Asturias, en su calidad de juez, puso en libertad a algunos estudiantes detenidos por causar disturbios, se enfrentó directamente con el dictador, y perdió su empleo. En 1905, la familia se vio obligada a trasladarse a la ciudad de Salamá, la cabecera departamental de Baja Verapaz, donde Miguel Ángel Asturias vivió en la granja de sus abuelos.
Fue aquí que Asturias por primera vez entró en contacto con la población indígena de Guatemala; su niñera, Lola Reyes, era una joven indígena que le contaba historias, mitos y leyendas de su cultura, que más tarde tendrían una gran influencia en su obra. En 1908, cuando Asturias tenía nueve años, regresó con su familia a los suburbios de la Ciudad de Guatemala. Establecieron una tienda de suministros en el barrio de La Parroquia Vieja, donde pasó su adolescencia. Asturias asistió al Colegio del Padre Pedro y después al Colegio del Padre Solís; cuando era estudiante comenzó a escribir y realizó el primer borrador de una historia que más tarde se convertiría en la novela El señor presidente. Finalmente, obtuvo su bachillerato en Ciencias y Letras en el Instituto Nacional Central para Varones. En 1922, junto con otros estudiantes, fundó la Universidad Popular, un proyecto comunitario según el cual «la clase media se anima a contribuir al bienestar general, mediante la enseñanza de cursos gratuitos para los más desfavorecidos». Pasó un año estudiando medicina antes de pasar a la Escuela Facultativa de Derecho y Notariado de la Universidad Nacional. Obtuvo su título de abogado en 1923 y recibió el Premio Gálvez para su tesis sobre la problemática de los indígenas. Recibió también el Premio Falla por ser el mejor estudiante de su facultad. Fue en la Universidad Nacional que fundó la Asociación de Estudiantes Universitarios y la Asociación de Estudiantes El Derecho, además de participar activamente en La Tribuna del Partido Unionista. Este último grupo fue el que en última instancia derrocó a la dictadura de Manuel Estrada. Cabrera en 1920.
En referencia a su obra literaria, la participación de Asturias en todas estas organizaciones influenció muchas de las escenas en las novelas El Señor Presidente y Viernes de Dolores. Asturias se involucró en la política trabajando como representante de la Asociación General de Estudiantes Universitarios, y viajó a El Salvador y Honduras para su nuevo empleo. En 1920, mientras estaba en el Instituto Nacional Central para Varones participó en el levantamiento contra Manuel Estrada Cabrera, organizando huelgas. Asturias y sus compañeros de clase, formaron lo que ahora se conoce como «La Generación del 20». La tesis universitaria de Asturias, «El problema social del indio», fue publicada en 1923. En 1923, después de recibir su título de abogado, viajó a Europa. En París estudió etnología en la Sorbona — Universidad de París—y se convirtió en un surrealista dedicado bajo la influencia del poeta y teórico de la literatura francesa André Breton. En París fue también influenciado por el círculo de escritores y artistas de Montparnasse y comenzó a escribir poesía y ficción.
Durante este tiempo desarrolló una profunda preocupación por la cultura maya y en 1925 comenzó con la traducción al español del Popol Vuh, el texto sagrado de los mayas, un proyecto al que se dedicó durante cuarenta años. También fundó la revista Nuevos Tiempos mientras estaba en París. Se quedó en París durante diez años. En 1930 publicó su primer libro Leyendas de Guatemala. Dos años más tarde, en París, Asturias recibió el Premio Sylla Monsegur para la traducción al francés de Leyendas de Guatemala y el 14 de julio de 1933 regresó a Guatemala.
Novelista y poeta del realismo mágico, influido en sus orígenes por el realismo, muy pronto, sin renunciar a esa impronta, se adentra en su campo predilecto: la mitología aborigen, la propia tierra —lo «telúrico», en término muy actual—, en el sentido de compromiso con los sinsabores de los campesinos sometidos al yugo colonialista, lo que se ve en los títulos de sus obras. Junto a ello, y una faceta no menos importante, la calidad y sonoridades de su prosa apenas admiten comparación en la literatura castellana del siglo XX.
Publica Leyendas de Guatemala (1930) en torno a mitos y leyendas nativos y mestizos. En su célebre novela El señor presidente (1946) retrata a un típico dictador latinoamericano —como también hicieron Valle Inclán en Tirano Banderas, García Márquez en El otoño del patriarca, Roa Bastos en Yo el supremo, Alejo Carpentier en El recurso del método o Vargas Llosa en La fiesta del chivo— para lo que se sirvió de procedimientos grotescos y burlescos con el fin de describir con contundencia la
Hombres de maíz (1949) es reconocida por muchos como su obra maestra. En la novela se aprecian las voces y los rostros del oprobio y la injusticia, pero en términos de cruda explotación colonial. Para ello, lo más resaltable es que el autor logra, de forma casi sobrenatural, acoplar el lenguaje y el ritmo de su prosa a los personajes que retrata, a sus fantásticas creencias, sus atávicas maneras y costumbres.
En esta misma línea se encuentran dos de sus principales obras: Mulata de tal y Tres de cuatro soles, en las cuales el autor incorpora a su novelística sus conocimientos antropológicos sobre mitología maya, poniendo en relación de manera magistral, al apelar a una forma de narrar fuertemente influida por el surrealismo, las cosmovisiones aparentemente excluyentes de la Guatemala pre- y postcolonial. En estas obras los antiguos dioses mayas recuperan inesperadamente su lugar en el mundo contemporáneo, como en Tres de cuatro soles, o son brutalmente reemplazados por nuevas deidades traídas e impuestas por las distintas potencias imperiales. En este proceso las metamorfosis y los cambios abundan, como se puede observar en Mulata de tal, libro de gran estilo, complejo y maravilloso. Este mundo sincrético diverso y culturalmente rico, sobrevive fundamentalmente en el lenguaje de los pobres y los explotados, lenguaje que Asturias maneja con singular habilidad, que le permite mostrar un mundo en una frase y ensayar una poética de los excluidos y de los oprimidos. El autor se resiste a aceptar el genocidio cultural y humano que la realidad colonial parece imponerle a su pueblo, y reafirma la vitalidad de este último, encarando una empresa literaria que pone como principales protagonistas a aquellas víctimas sometidas al yugo de la dominación imperialista que, no obstante, su situación, resisten a la opresión, manteniendo y reproduciendo en las condiciones más adversas una identidad propia.
Asturias pasó sus últimos años en Madrid, donde murió de cáncer en 1974. Está enterrado en el cementerio de Père Lachaise en París. Su tumba esta coronada con una réplica de la Estela 14 de Ceibal.
Marco Antonio Flores
Marco Antonio Flores. (Guatemala, 1937). Poeta, narrador, ensayista, periodista. Ha sido catedrático en las universidades San Carlos y Rafael Landívar, de Guatemala; becario en el Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, de México; investigador.
Ha dictado conferencias en universidades y centros culturales de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, España, Alemania, Inglaterra e Irlanda. Ha desplegado una intensa tanto en México como en Guatemala. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés y alemán. En dos ocasiones salió exiliado de su país. Es autor de los libros de poesía La voz acumulada (1964), Muros de luz (1968), La derrota (1972), Persistencia de la memoria (1992), Crónica de los años de fuego (1993), Un ciego fuego en el alma (1995), Reunión, Poesía completa, Volumen I (1992) y Volumen II (2000), Poesía escogida (1998); de las novelas Los compañeros (1976), En el filo (1993), Los muchachos de antes (1996), Las batallas perdidas (1999); de los libros de cuentos La siguamonta (1993), Cuentos completos (1999); de la crónica histórica Fortuny, un comunista guatemalteco (1994); de las obras de teatro Entremés para cantar (1972), El entrenador (1997), de un libro collage Los rollos que quedaron (1997); ha recopilado sus columnas periodísticas en un volumen Pan pa' mi matate (1995); y en ensayo, Poetas guatemaltecos del siglo XX (2000).
Hasta la fecha han recibido el galardón Luis Alfredo Arango, 1988; Carlos Solórzano, 1989; Otto Raúl González, 1990; Dante Liano, 1991; Enrique Juárez Toledo, 1992; Mario Monteforte Toledo, 1993; Luz Méndez de la Vega, 1994; Miguel Angel Vásquez, 1995; Margarita Carrera, 1996; Augusto Monterroso, 1997; Francisco Morales Santos, 1998; Mario Alberto Carrera, 1999; Ana María Rodas, 2000; Isabel de los Ángeles Ruano, 2001; Julio Fausto Aguilera, 2002; Humberto Ak'abal, 2003 (declinó); Rodrigo Rey Rosa, 2004, y Carlos Navarrete, 2005. Es Premio Nacional de Literatura "Miguel Ángel Asturias" 2006.
Adrián Recinos
Adrián Recinos fue un historiador, ensayista y traductor guatemalteco nacido en la ciudad de Antigua en el año de 1886 y fallecido en 1962. Fue un gran estudioso de la historia nacional, principalmente de la civilización maya y de los antiguos manuscritos maya Quichés y Cakchiqueles. Fue él quien realizó la primera edición al español del Popol Vuh, a partir del manuscrito que halló en la Biblioteca de Newberry, Chicago, Estados Unidos. Además, tradujo al español el Memorial de Sololá (también conocido como los Anales de los Cakchiqueles). Fue docente, diputado y embajador de Guatemala en los Estados unidos y España, y candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 1944. Adrián Recinos, hijo de Teodoro M. Recinos y Rafaela Ávila de Recinos, nació el 5 de julio de 1886 en Antigua Guatemala.1 Se casó con María Palomo y tuvo cinco hijos: Beatrice, Isabel, Mary, Adrián Jr., y Laura.
Recinos obtuvo su bachillerato en Ciencias y Letras en 1902, y se graduó como abogado y notario en la Escuela de Derecho de Guatemala en 1907. Entró al servicio diplomático en 1908 como Secretario de Legado en El Salvador, Secretario adjunto del Estado (1910-1920), Ministro de Asuntos Exteriores (1922-1923), Embajador en España (1923-1925), Presidente de la Asamblea Legislativa (1926), Embajador en los Estados Unidos (1928-1943). En 1944 fue candidato a la Presidencia de la República en elecciones ganadas por Juan José Arévalo. Junto a Virgilio Rodríguez Beteta, fundó la revista jurídica El Derecho, y fue uno de los fundadores de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, ahora conocido como Academia de Geografía e Historia de Guatemala. También era miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (México), Sociedad Histórica Americana (Buenos Aires), Instituto Ibérico-Americano de Derecho Comparado (Madrid), entre otros. Como historiador, Recinos obtuvo reconocimiento nacional e internacional por su "Monografía del Departamento de Huehuetenango" y sus traducciones al español de antiguos manuscritos mayas.
Angelina Acuña Castañeda
Gloriosa representante de la prosa y poesía femenina guatemalteca, murió a los 101 años de edad, luego de legar al país una voluminosa y reconocida producción literaria, que fue valorada nacional e internacionalmente. La hermana en espíritu de Gabriela Mistral, como la llamó la escritora Margarita Carrera, nació en 1904, en el departamento de Jutiapa, años después vivió en la ciudad capital y se graduó de maestra de educación primaria y bachiller en ciencias y letras, en el Instituto Central para Señoritas, Belén, indica una síntesis biográfica de quien hoy fue despedida de su tránsito terrenal, en el Cementerio General.
La escritora fue una de las principales forjadoras de la poesía hispanoamericana de la primera era del siglo pasado y como una de las féminas ilustres de su época, por sus éxitos fue denominada "Mujer de las Américas", indica una reseña de Carrera. Se le conoció también como "Poetisa Excelsa" y perteneció a la generación de César Brañas, León Aguilera, Humberto Hernández Cobos, Flavio Herrera y otros que valoraron su pluma, sobre todo por el manejo perfecto del verso clásico, coinciden biógrafos y críticos literarios. Carrera subrayó que Acuña Castañeda era maestra en la versificación y que destacó sobre todo en el soneto, por lo que se constituyó en una digna sucesora de Sor Juana Inés de la Cruz y Gabriela Mistral.
La fecunda literata empezó a escribir en la primera mitad del siglo pasado, específicamente antes de 1920, y desde entonces recibió múltiples premios, entre éstos la "Orden del Quetzal" y la "Orden Francisco Marroquín". La Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) la galardonó con el "Quetzal de Jade Maya", 2005 e Ileana Alamilla, ex presidenta de esta entidad, recordó que fue la primera mujer en recibir este importante premio, por medio del cual se honra altos méritos y que sólo se entrega en ocasiones especialísimas.
Virgilio Rodríguez Macal
Nace en la Ciudad de Guatemala, 28 de junio de 1916 - ibíd. 13 de febrero de 1964. Fue un periodista, novelista y diplomático que logró varios premios tanto internacionales como nacionales, como el Primer Premio en Prosa, en la rama de novela, o los Juegos Florales de Quetzaltenango de 1950 gracias a sus novelas. Es uno de los novelistas más populares en la cultura centroamericana por sus publicaciones de estilo criollista.
La mayoría de sus obras se ambientan en las selvas del Departamento de El Petén. Nació en la ciudad de Guatemala, el 28 de junio de 1916, hijo del Lic. Virgilio Rodríguez Beteta y de doña Elisa Macal Asturias. Su padre fue un ilustre diplomático e historiador, que escribió importantes libros sobre la Historia de Guatemala y de Centroamérica. Virgilio Rodríguez Macal empezó a escribir en el periódico El Mercurio de Chile a la edad de 21 años. Fue precisamente en Chile, donde vivió cuando su padre fue Embajador de Guatemala en ese país, donde nació La Mansión del Pájaro Serpiente, una de las más bellas de sus obras. Dentro de las características de su personalidad de escritor, destaca el hecho de que no era usual en él corregir lo que escribía. Cuando lo hacía, era para volver a dejarlo como lo tenía desde la primera vez. Además, escribía muy rápidamente. Empezaba a escribir y seguía, seguía haciéndolo sin parar durante muchas horas, por lo cual terminaba sus obras en corto tiempo.
Cuando decidió escribir Carazamba, se dio cuenta que faltaban muy pocos días para el Certamen de los Juegos Florales Centroamericanos de Quezaltenango, en el que quería participar por primera vez, y con su primera Novela. Contrató una mecanógrafa para que la obra fuera saliendo de una vez en limpio, para enviarla al certamen. Y allí, en el comedor de la 10ª. Ave. 9-37 de la zona 1 de la ciudad de Guatemala, casa de su primera esposa, en diez días escribió Carazamba, la envió al Certamen, y ganó con ella el Primer Premio. Luego vino Jinayá, también premiada en el mismo Certamen, Guayacán, premiado en el Certamen Nacional Permanente de Ciencias, Letras y Bellas Artes de Guatemala. Varios de los cuentos de vaquería de su libro Sangre y Clorofila, fueron presentados a concursos, todos con galardones. Con Guayacán le sucedió algo muy especial: antes de enviarla al concurso en Guatemala, cuando vivió en España, la mandó al Certamen Pedro Antonio de Alarcón, ganando únicamente un Accesit con ella, porque, según le informaron, se pasaba del número de páginas establecido en las bases del certamen. Sin embargo, de alguna manera se filtró que la razón por la cual la obra no fue premiada, fue porque el tema, los lugares y todo el ambiente de la obra, hacían suponer que se trataba de un autor Latinoamericano. Por eso, estando todavía en España, escribió su novela Negrura, la cual se desarrolla en Europa, durante la post-guerra. Al año siguiente, participó en el mismo certamen con esta obra, obteniendo con ella el Premio Pedro Antonio de Alarcón. Esta novela, sin embargo, no corresponde en nada al que ha sido su estilo característico; en ella no se reconoce al VRM de gran fuerza y belleza, que caracteriza toda su obra.
Cuando murió, a los 47 años, víctima de un cáncer pulmonar, planificaba una próxima novela a desarrollarse en el Oriente de Guatemala. Las largas temporadas que pasaba en las selvas del Petén, donde se adentraba a veces con un guía, a veces solo, fueron indudablemente las que nutrieron su fantasía para dar vida a todos esos personajes, a todas esas escenas, a todas esas maravillosas descripciones de ese mundo verde que tanto amó. Contrajo matrimonio en Guatemala dos veces
con la señora Olga Chávez Flamenco, con quien procreó en su primer matrimonio a sus hijas: Olga y Elisa. En la época del nacimiento de su segunda hija residía en Chile, donde después de divorciarse de su esposa Olga, contrajo matrimonio con la señora Ana Severín Saenz, de nacionalidad chilena, con quien procreó a su único hijo varón, Virgilio. Posteriormente se divorció de la Señora Severín Saenz, contrayendo matrimonio de nuevo con su primera esposa, Doña Olga, con quien procreó a la menor de sus hijas, María Elena. A la hora de su muerte estaba casado con la señora Elvira Silva González, madre de su hija Luz Patricia.
Mario Alberto Carrera
Nació la ciudad de Guatemala en 1945. Escritor y periodista. Es licenciado en letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Realizó estudios de posgrado en la Universidad Rafael Landívar, en la Universidad de San Carlos y en la Universidad de Venezuela. Desarrolló una importante labor dentro del periodismo, iniciándose como articulista del diario El Gráfico, en 1974. Dirigió los suplementos culturales de los diarios La Hora y La Nación. Publicó en El Imparcial, Siglo Veintiuno y para la revista Crónica, fue profesor del Departamento de letras de la Facultad de Humanidades de la USAC, Ocupó el cargo de secretario a perpetuidad de la academia Guatemala de la Lengua, del cual renunció. Es miembro de la Comunidad de Escritores de Guatemala y de RIN 78.
En 1999 obtuvo el Premio Nacional de literatura. Uno de los más altos logros de Carrera fue cuando, en 1999, recibió el Premio Nacional de Literatura. Durante el acto de ceremonia destacó la importancia de manejar a la perfección el español. "Antes de ser especializado, hay que manejar la lengua más allá de lo baladí y lo frívolo", expresó. También ha escrito análisis completos sobre otros grandes de la literatura guatemalteca como José Batres Montúfar, Miguel Ángel Asturias o Rafael Arévalo Martínez. En cierta ocasión escribió una obra de teatro, La cólera (1975), que ganó el primer premio en el Certamen Nacional de Bellas Artes. Esta fue estrenada con el nombre Expreso a Pandora, ganadora del Opus de Dramaturgia en 1990. En la obra de Carrera sobresale también La estética en el pensamiento de Herbert Marcuse (1973). "Él era un filósofo alemán que decía que es posible una sociedad libre, democrática, socialista, en la cual el amor y el arte serían la base. Es una utopía, pero si nadie propone algo nuevo, seguiremos en la misma desgracia en la que estamos", comenta.
Códice y Popol Vuh
Los códices mayas son libros provenientes de la cultura maya de origen prehispánico, esto es de antes de la conquista de América por los europeos, en cuya escritura se emplearon glifos que aún no han sido totalmente interpretados. Los códices han sido nombrados tomando como referencia la ciudad en la que se localizan: el Códice de Dresde, tal vez el más importante y el más estudiado; el de Madrid; el de París y el Códice Grolier, localizado este último en la sierra de Chiapas, México, que solo recientemente ha sido reconocido por algunos expertos como auténtico. Los mayas desarrollaron su tipo de papel en una época relativamente temprana, ya que hay pruebas arqueológicas del uso de cortezas desde inicios del siglo V. Ellos lo llamaban huun.
El texto que poseemos del Popol Vuh se recoge en manuscrito redactado en maya k'iche' y español por el padre Ximénez y procede de la época colonial. Los primeros investigadores supusieron que el Popol Vuh había sido escrito en lengua maya con caracteres latinos, recogiendo de este modo la tradición oral existente en los siglos XVI y XVII. La mención en las genealogías de personajes del periodo posterior a la conquista, indican sin duda que la obra tal como existe actualmente es también posterior a la presencia hispánica en el área. René Acuña, al igual que otros estudiosos, ha puesto en duda que el contenido reflejado en el Popol Vuh sea realmente maya, pues señala que «el Popol Vuh es un libro diseñado y ejecutado con conceptos occidentales.
Su unidad de composición es tal que da pie para postular un solo recolector de las narraciones. Y no parece que este haya sido un autodidacta espontáneo nativo que redactó las memorias de su nación». Para apoyar esta teoría se basa en ciertos errores de transcripción que comete Ximénez al trasladar el texto, lo cual revela su desconocimiento de la lengua k’iche’. Al respecto, señala Acuña: «Si la fidelidad con que Ximénez copió y tradujo el texto quiché fuera el criterio para establecer la autenticidad del Popol Vuh, habría, de inmediato, que declararlo falso [...] Enumerar en detalle todas las inexactitudes que Ximénez introdujo podría justificar un trabajo de páginas cuyo número no se puede cuantificar [...] Ante la imposibilidad de efectuar aquí un examen pormenorizado de las traducciones que hizo Ximénez del Popol Vuh, tendré que limitarme a decir que son desiguales y muy infieles y que el fraile omitió traducir un elevado porcentaje del texto. Mi apreciación se basa en el minucioso análisis comparativo que he realizado de las primeras 1,180 líneas del Popol Vuh con las dos versiones españolas de fray Francisco.
Pero mi intención no está dirigida a desacreditar la competencia lingüística de este religioso, sino a poner de manifiesto que, con el escaso conocimiento de la lengua quiché que poseía, resulta natural que haya desfigurado la obra al copiarla». Al poner en duda la capacidad de Ximénez de manejar la lengua maya surge la duda lógica de si el Popol Vuh es un texto original maya, puesto que en la actualidad solo se cuenta con la versión de dicho religioso. En este mismo orden de ideas, John Woodruff, otro crítico, ha llegado a la conclusión de que «no está suficientemente establecida la medida de la interacción que Ximénez tiene con el texto [...] y sin discutir lo que pudiera constituir un discurso indígena auténtico, por lo menos se pueden identificar algunas de las ideas contenidas en el primer folio recto como no totalmente indígenas».
Por su parte, Canto López, comenta que es posible cuestionar la existencia de un libro original de procedencia prehispánica, lo que llevaría a la conclusión lógica de que fue escrito con apoyo de la tradición oral. Las analogías con el libro bíblico del Génesis, si bien mezcladas con conceptos puramente mesoamericanos, han hecho sospechar tanto de una intervención clerical en su composición como en el resultado de un proceso de aculturación. Algunos arqueólogos, no obstante, se han esforzado en encontrar indicios de las narraciones del Popol Vuh en los jeroglíficos mayas del período prehispánico.
LITERATURA MEDIEVAL
Se denomina literatura medieval a todos aquellos trabajos escritos principalmente en Europa durante la Edad Media, es decir, durante aproximadamente mil años transcurridos desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta los inicios del Renacimiento a finales del siglo XVI. La literatura de este tiempo estaba compuesta básicamente de escritos religiosos, concepto amplio y complejo, que abarca desde los escritos más sagrados hasta los más profanos. A causa de la gran amplitud espacial y temporal de este período se hace fácil hablar de la literatura medieval en términos generales sin caer en simplificaciones. Por ello, es más adecuado caracterizar las obras literarias por su lugar de origen, su lenguaje o su género.
Literatura española del Barroco
Lope de Vega, en la década de 1580, hasta bien entrado el siglo XVIII. El siglo más característico del barroco literario español es el XVII, en el que alcanzan su cénit prosistas como Baltasar Gracián y Francisco de Quevedo, dramaturgos como Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca y Juan Ruiz de Alarcón, o la producción poética de los citados Quevedo, Lope de Vega y Góngora.
Las características fundamentales de la literatura barroca española son la progresiva complejidad en los recursos formales y una temática centrada en la preocupación por el paso del tiempo y la pérdida de confianza en los ideales neoplatónicos del Renacimiento. Asimismo, cabe destacar la variedad y diversidad en los asuntos tratados, la atención al detalle y el afán de atraer a un público amplio, de lo que es ejemplo el auge de la comedia nueva lopesca. De la preocupación sensual dominante en el siglo XVI se pasa a un énfasis en los valores morales y lo didáctico, donde confluyen dos corrientes: el neoestoicismo y el neoepicureísmo. El Criticón de Gracián supone un punto de llegada en la reflexión barroca sobre el hombre y el mundo, la conciencia del desengaño, un pesimismo vital (pero no exento de esperanza) y una crisis de valores general. Los géneros se mezclan, convive en Góngora la poesía lírica de estilo sublime de la Fábula de Polifemo y Galatea que hace virtud de la dificultad, con romances y letrillas satírico burlescas, de amplia difusión popular y las dos corrientes se hibridan en la Fábula de Píramo y Tisbe; Quevedo cultiva los poemas metafísicos y morales más trascendentes, al tiempo que escribe sobre asuntos de carácter bajo y hasta chocarrero (Gracias y desgracias del ojo del culo).
El teatro barroco español configura una escena popular y que ha perdurado como producción clásica para el teatro futuro. Los dramas filosóficos de Calderón de la Barca, de los que es ejemplo sobresaliente La vida es sueño, suponen un cénit en la producción dramática española y, como toda la literatura barroca, se inscribe en una época de esplendor que recibe el nombre genérico de Siglo de oro.
Contexto histórico
El Barroco español se produce en medio de los llamados Siglos de Oro de la literatura española. España estuvo gobernada en ese lapso por tres monarcas: Felipe II, Felipe III y Felipe IV, gobernando este último hasta 1665. Felipe II, hijo y sucesor de Carlos V del Sacro Imperio Romano y I de España, por abdicación de este, tomó posesión del trono español en 1556.
Durante la centuria anterior a esta, España había alcanzado su mayor unidad y extensión territorial. Por herencias, conquistas, convenios diplomáticos o matrimonios reales, llegaron a estar sometidas al cetro de Carlos V, Nápoles y Sicilia; Flandes, Alemania, Hungría y Portugal, aparte de las nuevas y ricas tierras de América. Por el contrario, a Felipe III y Felipe IV les tocó perder una a una todas las tierras europeas. Esto ocasionó graves problemas, religiosos, políticos, internos e internacionales. El siglo XVII es muy peculiar en cuanto a arte se refiere. Durante este siglo gobernaron en España los Austrias menores, con validos o favoritos, y en muchos aspectos hay una «medievalización» de la vida española.
Felipe III (1598-1621) hereda un gran imperio en bancarrota, pero también la enemistad con Inglaterra y los Países Bajos. El privado duque de Lerma traslada la Corte a Valladolid en 1600; seis años más tarde regresa a Madrid. Firma la paz con Inglaterra en 1604 y una tregua con los Países Bajos (1609-1621). Expulsa de la Península a los moriscos (1609), que generalmente trabajaban en el campo, lo que empobrece la agricultura y comercialmente el país.
Felipe IV de España.
Al duque de Lerma lo sucederá el duque de Uceda. España interviene en la Guerra de los Treinta Años. Los nobles aumentan su poder, mientras la economía se estanca y se introducen las monedas
de cobre en lugar de las de oro y plata. Felipe IV otorga el poder al condeduque de Olivares, quien trata de mantener la supremacía española frente a Francia en la guerra iniciada en 1635, y el dominio en los Países Bajos.
La presión fiscal y el descontento político general provocan la sublevación de Portugal (que logrará independizarse de la Monarquía Hispánica), Cataluña, Aragón, Navarra y Andalucía. Se inaugura el palacio del Buen Retiro, donde se celebrarán numerosas fiestas palaciegas. El conde-duque fue sustituido por Luis de Haro; en su destitución influyó una monja, sor María de Jesús de Ágreda, consejera del rey. En 1648 España firma el Tratado de Westfalia, por el que pierde territorios en los Países Bajos y Holanda consigue su independencia. En 1659 pone fin a la guerra con Francia en la Paz de los Pirineos. La pobreza, las epidemias y los elevados impuestos provocan un alarmante descenso de la población y la migración del campo a la ciudad; muchas zonas quedan despobladas, lo que perjudica a la economía nacional.
Carlos II de España.
Carlos II (1665-1700) es el último de los Austrias menores. Hereda el trono a los cuatro años, por lo que lo regenta su madre Mariana de Austria, ayudada por una junta de notables. Fue un rey débil y enfermizo, lo que le valió el apelativo de Hechizado. No dejó descendencia a ninguna de sus dos mujeres, lo que favoreció que los monarcas europeos se sintiesen atraídos por el territorio español y quisiesen repartírselo, incluso antes de su muerte. Las continuas guerras con Francia evidencian aún más la decadencia de España ante el poderío de aquella nación. Con Carlos II sin descendencia, nombra como heredero a Felipe de Anjou, futuro Felipe V, nieto del francés Luis XIV, lo que dio origen a la Guerra de Sucesión española.
La Danza de la Muerte. Monumento a Calderón, Madrid.
El Barroco se caracteriza por lo siguiente: • Pesimismo: El Renacimiento no consiguió su propósito de imponer la armonía y la perfección en el mundo, tal y como pretendían los humanistas, ni había hecho más feliz al hombre; las guerras y las desigualdades sociales seguían estando presentes; el dolor y las calamidades eran comunes en toda Europa. Se instala un pesimismo intelectual, cada vez más acentuado, unido al carácter desenfadado de que dan testimonio las comedias de aquella época y las truhanerías en que se basan las novelas picarescas.
• Sentimiento de vértigo por la inmensidad del cosmos, sin límite y sin centro. El hombre ya no es el centro del universo y por ello el ideario lleva al Hominem te es cogita ("piensa que eres humano"), el reclamo contra la soberbia humana. Así pues, se da la pérdida de confianza en los ideales renacentistas y en la fe de las capacidades ilimitadas del ser humano.
• Desengaño: Como los ideales renacentistas fracasaron y, en el caso de España, el poder político estaba desvaneciéndose, el desengaño continúa y surge en la literatura, que en muchos casos recuerda a la de dos siglos antes, con la Danza de la Muerte o las Coplas a la muerte de su padre de Manrique. Quevedo dice que la vida está formada por «sucesiones de

difunto»: en ellas se van convirtiendo los nacidos, desde los pañales hasta la mortaja con la que se cubren los cuerpos exánimes. Se entiende como una toma de conciencia acerca de la condición humana que es incierta e inmutable. En conclusión, nada tiene importancia, solo hay que conseguir la salvación eterna.
• Preocupación por el paso del tiempo (Tempus fugit) porque lleva rápidamente a la muerte y al olvido (Ubi sunt).
• Retorno al neoplatonismo: la imperfección de los sentidos humanos y el engaño de la realidad empírica imposibilitan el conocimiento, pues no hay acceso a la esencia de las cosas. El conocimiento es una paradoja laberíntica, pues el lenguaje engaña, pero a la vez es la única vía de conocimiento.
Ante la crisis barroca, los escritores españoles reaccionan de varias maneras: • Evadiéndose: Tratan de desentenderse de la realidad, y lo hacen cantando hazañas o viejas glorias del pasado, o bien presentan un mundo ideal en que los problemas se resuelven debidamente y triunfa el orden. Este es el caso del teatro de Lope de Vega y sus seguidores. Otros, sin embargo, prefieren refugiarse en el mundo del arte y de la mitología, como es el caso de Góngora.
• Satirizando la realidad: Otro grupo de escritores opta por burlarse de la realidad, como
Quevedo, Góngora en algunas ocasiones y la novela picaresca.
• Con estoicismo: Exponen su queja sobre la vanidad del mundo, la fugacidad de la belleza y de la vida, la fama transitoria. El máximo exponente de esta actitud fue Calderón de la Barca en los autos sacramentales.
• Moralizando: Critican los defectos o vicios proponiendo modelos de conducta acordes con la ideología política y religiosa de su época. Sus principales exponentes son la prosa narrativa y doctrinal de Gracián y Saavedra Fajardo.
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote De La Mancha.
La narrativa del XVII se abre con la figura de Miguel de Cervantes, quien en 1580 vuelve a España tras diez años de ausencia. Su primera obra impresa fue La Galatea, (Alcalá de Henares, 1585). Es una novela pastoril (véase lo dicho sobre ella en el Renacimiento) en seis libros de verso y prosa, según el modelo de la Diana de Montemayor; si bien se rompe con la tradición al introducir elementos realistas, como el asesinato de un pastor, o la agilidad de ciertos diálogos.
En 1605 publica El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, con éxito inmediato. En 1613 aparecen las Novelas ejemplares, colección de doce novelas cortas que buscan una ejemplaridad, aunque esta no siempre quede clara. La siguiente prosa cervantina fue El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615), segunda parte del Quijote. En 1617, un año después de morir Cervantes, aparecen Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Se trata de una novela bizantina o novela griega, a imitación de Heliodoro (s. III d. C.) y su Historia etiópica de Teágenes y Cariclea, que relata, en cuatro libros, cómo Periandro y Auristela viajan desde las tierras

septentrionales de Noruega o Finlandia hasta Roma para recibir cristiano matrimonio. Como es típico de este subgénero, a lo largo del periplo sufrirán peripecias o trabajos: la cautividad entre bárbaros, los celos de pretendientes de ambos amantes... La obra aprovecha recursos de las Novelas ejemplares, especialmente de las italianizantes, como el enredo, las confusiones, disfraces, etc.
Francisco de Quevedo
Francisco de Quevedo redacta hacia 1604 su primera obra en prosa de ficción: la novela picaresca titulada Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños Además, Quevedo cultivó la prosa satírica, política y moral en obras en que domina una moral estoica, de raigambre senequista y tratan asuntos como la crítica de arquetipos de la sociedad del barroco, la presencia constante de la muerte en la vida del hombre y el celo cristiano con que ha de conducirse la política. De 1605 data el primero de sus Sueños: El Sueño del Juicio narra la resurrección de los muertos, que responden de su vida. Es una sátira contra profesiones o estados sociales: juristas, médicos, carniceros. En 1619 escribe la Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás, tratado político en el que expone una doctrina de buen gobierno o espejo de príncipes para un rey justo, que debe tener como modelo de conducta a Jesucristo. Es un tratado que se encuadra en la línea del anti maquiavelismo español, y propone una política exenta de intrigas y ajena a las malas influencias. Hacia 1636 concluye Quevedo su última gran prosa satírica, quizá de 1632: La hora de todos y la Fortuna con seso, inédita hasta 1650. En ella Júpiter le pide a la Fortuna que adjudique por una hora a cada uno lo que verdaderamente merece. Ello conduce a ver las falsas apariencias, la otra cara de la realidad y la verdad oculta tras los velos de la hipocresía, operando por antítesis. Así se da la paradoja de que los médicos son en realidad verdugos, los ricos, pobres pero ladrones, y, en definitiva, se presencia una galería de tipos sociales, oficios y estados que es satirizada implacablemente.
Mateo Alemán.
Mateo Alemán (Sevilla, 1547 - México, 1615), autor de la novela picaresca Guzmán de Alfarache, cuya primera parte fue editada en 1599, esta obra estableció el canon del género, alcanzó un éxito formidable en España y Europa, y fue conocida por antonomasia como El pícaro de Alemán, en 1604 publicó en Lisboa, y la segunda parte de esta obra. El éxito europeo de su obra fue formidable; se tradujo casi de inmediato al italiano en las prensas venecianas de Barezzi en 1606; en alemán se publicó en Múnich en 1615; J. Capelán tradujo las dos partes de la novela al francés y las publicó en París en 1620; dos años después se estampaba en Londres la versión inglesa de James Mabbe que, en un prólogo extraordinario, dice del pícaro Guzmán que era «semejante al navío, que anda dando bordes en la ribera, y nunca acaba de tomar puerto».
Luis de Molina
Alonso de Castillo Solórzano (1584 – 1648), natural de Tordesillas (Valladolid), fue un novelista muy popular, autor de La Niña de los Embustes Teresa de Manzanares (1632), Aventuras del Bachiller Trapaza (1637) y La Garduña de Sevilla y Anzuelo de las Bolsas (1642). Obras de corte picaresco en las que se mezclan novelas, poemas y algún entremés. No sin razón se considera a la madrileña María de Zayas y Sotomayor (1590-1661) segunda novelista del siglo, después de Cervantes. En 1637 aparecen sus Novelas amorosas y ejemplares, colección de diez relatos en que la temática erótica crea situaciones conflictivas y sorprendentes.
Seguidor de Francisco de Quevedo y sevillano fue Luis Vélez de Guevara (1579-1644), autor de El diablo cojuelo (1641), sátira social acompañada de figuras alegóricas. La mitad del siglo se cierra con la Vida y hechos de Estebanillo González, hombre de buen humor (Amberes, 1646). Narra su vida (1608-1646) como criado de muchos amos y soldado en varias ocasiones. Presenta rasgos de la picaresca: estafas, peleas, engaños, borracheras, robos y prostitución. La prosa filosófica brilla con Luis de Molina (1535-1600), iluminado establecido en Roma. Su doctrina apodada molinosismo tuvo una gran repercusión e influéncia en los pensadores y escritores barrocos posteriores a él. Su pensamiento mezcla los principios de la religión con una elaborada filosofía moral.
Baltasar Gracián.
La obra más importante de la segunda mitad de siglo es El Criticón (1651-1657) del jesuita aragonés Baltasar Gracián (1601-1658). Con ella, la novela española se resuelve en conceptos o abstracciones. La idea se impone sobre la figura concreta. Se trata de una novela filosófica escrita en forma de alegoría de la vida humana. Gracián cultivó la prosa didáctica en tratados de intención moral y de finalidad práctica, como El Héroe (1637), El Político don Fernando el Católico (1640) o El Discreto (1646). En ellos crea toda una serie que ejemplifica el varón modélico, prudente y sagaz, y las cualidades y virtudes que le deben adornar. El Oráculo manual y arte de prudencia es un conjunto de trescientos aforismos para triunfar en el complejo mundo en crisis del siglo XVII. Ha conseguido un reciente éxito editorial, al vender una versión de este denso tratadito al inglés más de ciento cincuenta mil ejemplares, como manual de autoayuda para ejecutivos. También escribió una retórica de la literatura barroca, que partía de los textos para replantear los tropos de la época, al no ajustarse ya a modelos consabidos. Es un tratado sobre el concepto, que define como «un acto del entendimiento que expresa la correspondencia que se halla entre los objetos». Es decir, concepto es toda asociación entre ideas u objetos. A su clasificación y disección dedica Gracián su Arte de ingenio, tratado de la agudeza (1642), ampliado y revisado en el posterior Agudeza y arte de ingenio (1648). El estilo de Gracián es denso y polisémico. Está construido a partir de sentencias breves, que contienen abundantes juegos de palabras y asociaciones ingeniosas de conceptos. Su actitud ante la vida es desengañada, como corresponde a la decadencia de la sociedad española. El mundo se configura como un espacio hostil y lleno de engaños y apariencias, que imperan sobre la virtud y la verdad. El hombre es un ser interesado y malicioso. Muchos de sus libros son manuales de comportamiento que permitan al lector salir airoso pese a la malicia de sus semejantes. Para ello debe ser prudente y sabio, aprender de la experiencia vital y conocer las intenciones de los demás, hasta el punto de comportarse «a la ocasión» y «jugar del» disimulo. Gracián es reconocido como precursor del existencialismo. Influyó también en los moralistas franceses, como La Rochefoucauld, y en el siglo XIX en la filosofía de Schopenhauer.
EL TEATRO
Las representaciones teatrales de esta época se efectuaban en sitios abiertos, plazas o corrales fijos: los corrales de comedias. Comenzaban alrededor de las dos de la tarde y duraban hasta el anochecer. No había, por lo común, asientos y los espectadores permanecían de pie toda la representación. La nobleza ocupaba los balcones y ventanas de las casas que rodeaban la plaza o daban al corral, y las damas asistían al espectáculo con la cara cubierta con máscaras o tras las celosías. La función comenzaba con la ejecución en guitarra de una pieza popular; en seguida se cantaban canciones acompañadas con diversos instrumentos. Venía luego, la loa, especie de

explicación de los méritos de la obra y síntesis de su argumento. Daba comienzo la comedia u obra principal, y en los entreactos se ejecutaban bailes o se representaban entremeses. El escenario era un simple tablado y la decoración una cortina. Los cambios de escena eran anunciados por uno de los actores. Escribía la comedia el poeta, bien pagado por el autor —actual director— a quien cedía todos los derechos sobre la obra representada o impresa para modificar el texto. Las obras duraban en cartel tres o cuatro días, o (con excepciones) quince para una comedia de éxito. Juan de la Cueva, en la segunda mitad del siglo XVI, introduce dos elementos de gran importancia para el auge de esta producción artística: la ética popular, que dio origen a las comedias de carácter histórico nacional, y la libertad de componer obras dramáticas teniendo en cuenta el gusto del público. Lope de Vega y Tirso de Molina llevaron a su plena realización estas características.
Lope de Vega.
A finales del siglo XVI crea Lope de Vega la comedia nacional: a una acción de tema amoroso se superpone otra histórica o legendaria, morisca, de cautivos, o religiosa. Concluía con un final feliz. Construida sobre tres jornadas, la redondilla o la décima se usan en diálogos, el romance en narraciones, el soneto en monólogos y el terceto en situaciones graves. De 1609 es el Arte nuevo de hacer comedias, defensa jocosa de su teatro. Muestra desprecio por la rígida interpretación que los preceptistas -sobre todo italianos- del Renacimiento habían hecho de las ideas aristotélicas sobre el teatro y propone como valores la naturalidad frente al artificio, la variedad frente a las unidades y el tomar en consideración el gusto del público. De entre su prolífica producción dramática destaca: Peribáñez y el Comendador de Ocaña (1604-1612) es una tragicomedia desarrollada en 1406, en Toledo: Peribáñez comprende que el Comendador de Ocaña le ha colmado de honores para acosar a su mujer. Tras matarlo gana el perdón real. Hacia 1614 compondría Lope una de sus mejores tragicomedias: Fuenteovejuna. Siguiendo la Crónica de las tres órdenes... (Toledo, 1572) de Francisco de Rades, muestra los abusos del Comendador Fernán Gómez de Guzmán sobre los vecinos de Fuenteovejuna y sobre Laurencia, recién casada con Frondoso. El asesinato del Comendador por el pueblo y el perdón de los Reyes Católicos ante la evidencia rematan su acción. Se ve en ella una sublevación popular ante el abuso del poder, pero solo refleja una injusticia puntual y subraya la sumisión al rey. El mejor alcalde, el Rey vuelve sobre la dignidad campesina: Don Tello, soberbio noble, abusa de Elvira, prometida del campesino Sancho. Alfonso VII restaura su honra, casándola con don Tello, a quien ajusticia, para desposar a la ya noble viuda, con Sancho. El caballero de Olmedo (h. 1620-25), tragedia de raíz celestinesca, basada en un cantar popular: Don Alonso muere a manos de don Rodrigo, celoso de perder a doña Inés.
Guillén de Castro.
Guillén de Castro fue un dramaturgo español, considerado como el más importante de fines del siglo XVI y uno de los más señeros de la comedia nueva lopesca, desarrollada a partir de la irrupción en el teatro de Lope de Vega. Sus obras, en especial Las mocedades del Cid influenciaron a otros dramaturgos franceses posteriores.

Tirso de Molina.
La dramaturgia de Tirso de Molina, como la de Lope, cuenta con numerosas comedias de capa y espada. Un ingenioso argumento se da en Don Gil de las calzas verdes, que trata el motivo de la mujer vestida de hombre y los equívocos a que da lugar. Dentro de estas comedias de enredo se encuentra otro subgénero, el de las comedias palatinas o «de fábrica» (como las llamó Bances Candamo), de las que El vergonzoso en palacio se ha considerado como el modelo de todas las que se escribieron posteriormente en las que los personajes son de elevada condición social. Sin embargo Tirso también destacó en las comedias de asunto grave, como en las de santos: La dama del olivar y, sobre todo, El condenado por desconfiado. Se le ha atribuido tradicionalmente la creación del mito de Don Juan en El burlador de Sevilla en la que un distinguido noble altera el orden social deshonrando a las mujeres y es castigado por la estatua funeraria de una de sus víctimas, padre de una de las damas burladas, que lo mata y lo arrastra a los infiernos. Su teatro también destaca por la profundidad psicológica con que caracteriza a los personajes femeninos, que llegaron a ser protagonistas de sus obras.
Juan Ruiz de Alarcón.
Cabe destacar la importancia de otros dramaturgos de alta categoría, tales como Juan Ruiz de Alarcón. Son sus obras maestras, La verdad sospechosa, que inspiró Le menteur de Pierre Corneille y El mentiroso de Goldoni, y Las paredes oyen. El examen de maridos tiene concomitancias con El mercader de Venecia de William Shakespeare, porque se inspiran ambas en una fuente común italiana.

Pedro Calderón de la Barca
El otro gran dramaturgo del XVII fue Pedro Calderón de la Barca (1600-1681). Su obra más famosa es La vida es sueño (1635), drama filosófico que presenta a Segismundo, hijo del rey de Polonia, encadenado en una torre, por los fatídicos pronósticos de los astrólogos reales. Mientras, Rosaura reclama en la Corte su honor robado por el duque Astolfo. Este corteja a Estrella para ser rey. La agresividad de Segismundo estalla al liberarlo de su torre, adonde vuelve, encadenado, creyendo haber soñado su experiencia de libertad. Cuando un motín lo rescata otra vez, su albedrío vence las predicciones: domina su condición, casa a Rosaura con Astolfo y acepta la mano de Estrella. El orden queda establecido. El drama acaba con el final esperado para un público de mentalidad y cultura barroca.
El garrote más bien dado pudo estrenarse en 1636 o 37. Se imprime en 1651. Desde 1683 recibe el título de El alcalde de Zalamea. Presenta la violación de Isabel, hija de Pedro Crespo, por el capitán Álvaro de Ataide. Nombrado alcalde Pedro Crespo, lo ajusticia. El rey escucha su defensa y le da la razón. Este drama costumbrista o de honor sigue el tema tan lopesco de la honra del villano. Además de estas obras, Pedro Calderón de la Barca, ha contribuido a la literatura española con un gran número de autos sacramentales, de entre los que destaca El gran teatro del mundo.


Agustín Moreto.
Siguiendo el estilo de Calderón, un conjunto de autores teatrales continúa escribiendo en la segunda mitad del siglo. Se caracterizaron por un mayor rigor en la construcción dramática que los dramaturgos de la escuela lopesca, por un esfuerzo de simplificación de los argumentos y el número de personajes, y por el cuidado observado en el decoro poético. Muchas de sus obras refunden y mejoran las de Lope y su escuela dramática. En el estilo se advierte la asimilación de los recursos del culteranismo, principalmente a través del uso que para el teatro hizo de ellos Calderón. En general buscaron profundizar en la reflexión intelectual o moral en su producción, que a menudo planteaba dilemas morales, más que caracteres enfrentados. Escribieron muchas obras para los teatros de la corte, que influyó también en las que se representaban en los corrales de comedias. Los autores más destacados de la escuela de Calderón fueron Agustín Moreto, con comedias precisas y de gran equilibrio estructural como El desdén con el desdén o El lindo don Diego, y Francisco Rojas Zorrilla, autor de ingeniosas comedias como Entre bobos anda el juego y dramas de gran hondura, tales Del rey abajo ninguno o Cada cual lo que le toca. También se adscriben a esta corriente dramática Cubillo de Aragón (Las muñecas de Marcela), Matos Fragoso (El marido de su madre), Antonio de Solís (Triunfos de amor y fortuna), Antonio Coello (El conde de Sex), Juan Bautista Diamante (El honrado de su padre) y Bances Candamo (Por su rey y por su dama), quien escribió en los últimos años del siglo XVII y teorizó sobre el teatro barroco español en su importante obra de crítica literaria Teatro de los teatros de los pasados y presentes siglos.Literatura hebrea, literatura escrita por judíos en hebreo, y algunas obras teológicas y científicas traducidas del hebreo por eruditos judíos. Existe desde el siglo XII a.C.
LITERATURA HEBREA
La literatura hebrea clásica se halla dentro de la Biblia, que es el libro de mayor influencia en la cultura occidental. La literatura hebrea se puede dividir cronológicamente en doce periodos. La literatura hebrea antigua está formada principalmente por el Antiguo Testamento y los tres primeros periodos de la literatura estuvieron dedicados a la redacción de varias partes del Antiguo Testamento.
La Biblia contiene los libros sagrados de la religión judía y la cristiana. Los libros bíblicos quedan divididos en dos grupos:

1. Antiguo Testamento: Tratan de la antigua alianza de Yahvé con el pueblo de Israel y recogen su historia. Según los judíos consta de 39 libros y según los cristianos consta de 45, fueron escritos en hebreo y pueden remontarse hasta el siglo X a.C. La primera traducción al latín data del siglo IV d.C. Sus libros se pueden clasificar de diferentes maneras: • Históricos y narrativos: como el Pentateuco en el que se encuentran El Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio según la tradición escritos por Moisés. • De carácter poético: el Cantar de los Cantares y los Salmos forman parte. • De contenido filosófico y moral: El libro de Job o los Proverbios. • Libros proféticos: Escritos por los profetas, donde se explica lo que quería comunicar Dios.
2. Nuevo Testamento: Narran la vida de Jesucristo y tratan de la alianza de Jesús con la humanidad. Destacan los cuatro Evangelios y el Apocalipsis.

Literatura Universal


