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o SISTEMA CONSTRUCTIVO
o SISTEMA CONSTRUCTIVO:
La devastación ocasionada por la primera guerra mundial forzó el desarrollo de modelos de construcción estandarizados, económicos y eficientes, con el objeto de paliar el déficit masivo de viviendas.
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En 1914, Le Corbusier junto a Max Dubois desarrollaron un sistema estructural estandarizado de hormigón armado que liberaba los muros de la carga estructural y permitía utilizar cerramientos livianos y argamasas ejecutadas con los escombros de las viviendas destruidas por los bombardeos.
El sistema estructural Dom-ino nació como una propuesta estandarizada que permitía de manera económica paliar el déficit de viviendas generado por la acción destructora de la primera guerra mundial.
Formulado por Le Corbusier junto al ingeniero suizo Max Dubois, el sistema se compone de dos planos horizontales, uno a nivel del suelo y otro que actúa como cubierta o entrepiso, soportados por seis columnas de hormigón armado que se retraen de la línea exterior de losas. De este modo, libera los planos verticales de toda carga estructural y permite ejecutar cerramientos con un mortero de cemento y escombros de las viviendas arrasadas. El sistema hace posible reutilizar todo el material recuperado y en condiciones de ser utilizado, incluso las carpinterías, debido a que el sistema estructural no modula la fachada.
La circulación vertical se desarrolla por fuera de la matriz tridimensional para permitir la libre disposición de una planta que se adapta a diferentes necesidades funcionales. Al liberar los lados del volumen, los módulos se agrupan en diferentes posiciones, como si se tratara de fichas de dominó.
Esta variable promovió varias propuestas de viviendas colectivas, en uno o varios niveles, pero nunca fue utilizada en los programas de vivienda de la posguerra.
<<La propuesta definitiva de agrupación Dom-ino surgirá bajo una serie de premisas básicas; una agrupación seriada, un sistema lineal, abierto, con doble fachada, una propuesta generadora y un conjunto coherente con la propia concepción de cada unidad arquitectónico-estructural componente. Adoptara la forma de una secuencia lineal y seriada de unidades de vivienda que, con trazado rectilíneo o quebrado, propone una imagen final similar a la del juego de mesa domino, tomando así de este el nombre con el que se conocerá la totalidad del desarrollo tanto domestico como urbano, a partir de entonces; dom-ino. La única particularidad será la introducción de esa separación del vocablo en dos partes, haciendo referencia “Dom”, además, a la génesis de la palabra <<domus>>, casa en latín.
Dos cualidades son reseñables en el conjunto proyectado y que constituían igualmente la clave de la propuesta de la unidad domestica: libertad y control.
La perspectiva de la estructura Dom-ino constituye un emblema de la arquitectura moderna. El orden estructural permite la libre disposición de los elementos en la planta -planta libre- y la independencia formal de los paramentos exteriores, que pasan a ser entidades autónomas y pueden adquirir cualquier configuración. El espacio interior queda definido entre dos planos verticales estratificados, que en su interior permiten una absoluta libertad en la disposición de muros y volúmenes.
“la carcasa como elemento que esta más allá de las contingencias, esta determinada por factores permanentes (como los materiales y las leyes de la estabilidad) puede asimilarse al concepto de <<belleza positiva>> de Charles Perrault y resuena en el sistema <<Dom-ino>> y su recuperación purista hacia una arquitectura. Perret concibe la noción de canal en términos de madera (charpente), primero traducida en piedra, luego en acero y, en aquella época en Francia, en hormigón armado. 5 Por eso, para él, el marco -no sólo el marco de soporte, sino también el marco del recinto con sus zonas de relleno- es una cuestión formal, y le permite reintroducir temas compositivos de inspiración clásica o gótica y definir el espacio interior de acuerdo con el ritmo y la modulación del marco de soporte y del recinto. En el pensamiento de Le Corbusier, esta relación entre la carpintería y el lenguaje clásico se pierde. La carcasa, esa jaula monolítica de hormigón armado, ya no define la forma exterior. La osatura (como esqueleto estructural) y la membrana (como «piel» arquitectónica externa) se consideran ahora como dos entidades separadas, diferentes en términos de naturaleza material, resolución y función constructiva. Así, el espacio interno ya no depende del marco estructural vertical, y la piel externa del edificio disuelve la presencia de la osature a través del velo de una superficie sin suturas, libre para involucrarse en una interacción plástica autónoma ya que ahora está libre de cualquier referencia tectónica.