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CONCERTS La noche en que Coldplay frenaron la lluvia

Lugar: Estadi Olímpic Lluís Companys, Barcelona

Fecha: 25-05-2023 Promotor: Live Nation

NO SE AUGURABA un buen pronóstico en la segunda noche de Coldplay en Barcelona. La lluvia –esa que tanta falta nos hace– amenazó durante todo el día el show de la banda británica, pero, como si fuera un truco más de su macro-espectáculo, a partir de las nueve de la noche el cielo del Estadi Olímpic se despejó para dar paso a uno de los conciertos más esperados del año. A partir de ahí nos íbamos a sumergir en la segunda de las fechas barcelonesas de presentación de “Music Of The Spheres” (Parlophone, 21). De ahí que dividiesen el concierto en cuatro secciones espaciales –Planets, Moons, Stars y Home– en las que los visuales y los efectos especiales tienen mucha importancia a la hora de reflejar la temática galáctica y alienígena de su noveno álbum. No importa que el disco no esté entre sus mejores obras, porque Coldplay son una gran banda de directo, y esta vez no iba a ser diferente.

LA PRIMERA HORA de concierto supone todo un subidón, alineando sus hits más coreables. Tras hacernos saltar con “Higher Power”, “Adventure Of A Lifetime” y “Paradise”, Chris Martin invitaba a los espectadores a cantar muy bajito junto a él el estribillo de esta última como si volviésemos a estar viéndoles en la Sala Apolo. Nos motivó hablando en un castellano torpe, pero simpático, que deja entrever la humildad de un tipo al que cada mes escuchan más de sesenta y siete millones de personas. Así llegó la preciosa “The Scientist”, para poner un poco de calma antes de dar el salto definitivo. Porque, tras una breve pausa, los británicos se trasladaron a la pasarela central con sus instrumentos para dar paso a su mayor hit, ese “Viva la vida” que corearon hasta dejarse la garganta las cincuenta mil almas presentes en el Estadi Lluis Companys. Una pena que llegase tan pronto. Supieron mantener el ritmo con “Hymn For The Weekend”, para bajar poco a poco las pulsaciones con varios temas, incluyendo por segunda noche consecutiva un homenaje a la recién fallecida Tina Turner, hasta llegar a la mítica “Yellow”. Con ella llegó uno de los momentos más especiales de la velada, con todo el estadio iluminado por los millares de pulseras en amarillo antes siquiera de que sonara el primer acorde de la canción. Ahí se generó una energía distinta, de esa que nace cuando sabes que estás a punto de vivir un momento único. Y Coldplay volvieron a demostrar por qué motivos son capaces de agotar cuatro Estadis Olímpics, porque, en el fondo y aunque cambien las formas, nunca han dejado de ser la banda que eran en sus primeros discos.

A CONTINUACIÓN quizás llegó el momento menos inspirado del show. Ataviados con máscaras de alienígenas o acompañados por una muñeca que simulaba las voces agudas de un par de canciones, nos sacaron del show por algunos momentos. Una extravagancia que podrían ahorrarse. Pese a ello, lograron remontarlo con ese momento tan instagrameable, tan único y especial que crean en “A Sky Full Of Stars”. Chris animó a todos a dejar el móvil y disfrutar del espectáculo de luces, sonido y fuegos artificiales. Tras ello se despidieron del gran escenario para trasladarse detrás de todo, a un pequeño escenario en el que tuvo lugar uno de los momentos más extraños de la noche. Gipsy Kings volvieron a unirse a Coldplay para interpretar juntos “Bamboleo” y “Volare”, una mezcla rara pero que convirtió durante unos minutos al Estadi en una fiesta flamenca. Pero los británicos todavía tenían algo más que decir, volvieron a la tarima principal para, ahora sí, interpretar sus tres últimas canciones. Lo cierto es que para un final de concierto todo el mundo espera las mejores, pero no fue el caso. Salvando la brillante y emotiva “Fix You”, acabaron con dos de las canciones de su último trabajo, “Humankid” y “Biutyful”, dejando un sabor algo amargo al que se suponía tenia que ser uno de los finales más espectaculares dada la relevancia del evento. alejandro caballero serrano