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CAPÍTULO IX LA REVOLUCIÓN AGRÍCOLA
EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-

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EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-
Antes de la existencia del proceso de industrialización, “el primer cambio profundo en nuestra manera de vivir –la transición del forrajeo a la agricultura– ocurrió hace alrededor de diez mil años y fue posible gracias a la domesticación de animales. La revolución agrícola combinó los esfuerzos de los animales con los de los seres humanos con vistas a la producción, al transporte y la comunicación.
La agricultura cambió radicalmente la vida del hombre primitivo, significando elevarlo a otro estadio de evolución social, alejándolo de su condición de recolector a sembrador y cosechador. Momentos que marcan acontecimientos que crean gran variedad de hechos relevantes que generan nuevas condiciones rodeadas de complejidades que exigen conocimientos, adaptaciones, experimentos, etc.
“El primer sistema de riqueza propiamente dicho surgió hace diez milenios, cuando algún Einstein prehistórico (probablemente una mujer) plantó la primera semilla en algún lugar cercano a Karakadag, en la actual Turquía, introduciendo así una manera de crear riqueza. En lugar de esperar a que la naturaleza proveyera, ya podíamos, dentro de ciertos límites, hacer que la naturaleza hiciera lo que deseábamos. (El mundo debería instituir una fiesta anual en honor de ese inventor desconocido, cuya innovación ha afectado a más vidas que cualquier otra en la historia humana).”192
Este acontecimiento contribuyó al asentamiento de la población, y permitió “asentamientos humanos más grandes. Esto condujo a la postre a la urbanización y al surgimiento de las ciudades.”193
La agricultura acostumbró al hombre nómada recolector al sedentarismo productivo, y luego generó la curiosidad industrial guiado por la necesidad de transformar los bienes agrícolas en productos sofisticados que mejoraran su uso y conservación. Además, era vital el dominio de otras áreas que fueran relevando el trabajo de los animales y su esfuerzo físico y trabajo manual.
Así surgió una serie de actividades industriales que desembocaron en las llamadas revoluciones industriales, “que comenzaron en la segunda mitad del siglo XVIII. Estas marcaron la transición de la energía muscular a mecánica y evolucionaron hasta lo que conocemos hoy, con la cuarta revolución industrial: un mayor poder cognitivo que aumenta la producción humana.”194
192 Alvin y Heidi Toffler. La Revolución de la Riqueza, p. 48 193 Klaus Schwab. La cuarta revolución industrial. El Tiempo Casa Editorial, S.A., Bogotá, Colombia, 2016, p. 19 194 Klaus Schwab. Op. cit., pp. 19-20