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QUE VIVAN LOS BLANCOS

De un tiempo a esta parte hemos visto cómo el catálogo de vinos blancos elaborados en Aragón ha crecido de manera exponencial. Hace dos o tres décadas teníamos que conformarnos con menos opciones, pero hoy podemos disfrutar de un abanico mucho más amplio. Será porque la demanda obviamente ha crecido o porque se ha generado un interés que nunca antes habían tenido estos vinos.

El Somontano apostó desde su más temprana edad por los blancos. Y la expectación que la DO despertó en el mercado se debió en buena medida a aquellos vinos frescos, fragantes y elegantes que partían de una serie de cepas poco frecuentes en estos lares.

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Que no se hayan trabajado otras castas no quiere decir que no estuviesen aquí desde hace la tira de años. Por ejemplo, la garnacha blanca ha vivido en Aragón siempre. Pero no se le dedicaban los mimos que ahora recibe. Tal es así que, si buceamos en busca de vinos elaborados con ella, encontramos una larga retahíla con resultados asombrosos.

Pero es que, además de las clásicas habituales, que no son pocas, también hay verdejos en Aragón, sorprendentes viogniers, malvasías o rieslings firmados en esta Comunidad, por citar solamente algunas.

La diversidad blanca está servida en formato 75 centilitros. Aragón cuenta con una dilatada oferta que amplía la ya existente y eso es algo que redunda en nuestro propio placer. Que así siga y, por supuesto, que vivan los blancos.

La Muestra de las Garnachas de Campo de Borja volvió del 8 al 10 de mayo al Museo de Zaragoza en un nuevo formato de tres días de duración, en el que sus visitantes pudieron disfrutar de los vinos de esta variedad en un horario de 12.00 a 15.00 horas y de 17.00 a 21.00 horas, por la tarde.

La Denominación de Origen presentó el pasado 19 de abril en el salón de actos del Museo de Zaragoza la XIX edición de la muestra. Esta consolidada cita enológica contó con la presencia de las doce bodegas de Borja, Bodegas Ainzón, Alto Moncayo, Aragonesas, Borsao, Cabal, Cooper Cellars, Morca, Pagos del Moncayo, Palmeri Sicilia, Picos, Román y Ruberte, que mostró con más de cien vinos diferentes, desde sus referencias más emblemáticas hasta las más novedosas, el trabajo que se realiza en esta demarcación.

La entrada para disfrutar de esta experiencia tuvo un precio de 25 euros por persona y permitió la degustación de varios vinos. En concreto, cada pase incluyó cinco monedas canjeables por copas y otras tres monedas más que se pudieron canjear por la degustación de un plato de jamón de Teruel, de pan artesano con aceite de oliva virgen extra Sierra del Moncayo y de Ternasco de Aragón.

El aforo para la decimonovena edición de la muestra estuvo limitado a 400 personas por día, pases que se pudieron acceder de manera exclusiva mediante la compra de entradas en la página web de la DO Campo de Borja.

Por las tardes, varias bodegas de la Denominación de Origen celebraron catas en el salón de actos del Museo de Zaragoza, dirigidas a grupos reducidos de 30 personas, para lo cual fue necesario inscribirse previamente en la web.

Durante la presentación de Garnachas en el Museo, como también se denomina a la Muestra, la directora general de Innovación y Fomento Agroalimentario del Gobierno de Aragón, Carmen Urbano, agradeció que esta actividad vuelva al Museo de Zaragoza “porque el patrimonio agroalimentario también es cultura”. Además, destacó la importancia de la colaboración en el sector: “La unión hace la fuerza y es evidente que está dando sus frutos”.

El presidente del Consejo Regulador de la DO Campo de Borja, Eduardo Ibáñez, recordó que se va a replicar la iniciativa en Madrid el próximo 27 de noviembre, e Isidro Aguilera, director del Museo de Zaragoza, señaló que es un placer acompañar a la Denominación en esta muestra, que representa “a una variedad aragonesa reconocida en todo el mundo”. Finalmente, el vicepresidente de Horeca, Fernando Martín, anunció la celebración de la XIV Semana de la Garnacha, que se celebró en las mismas fechas.

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