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HISTORIA Miguel Ángel Romero: El Embalse de Isabel II (Níjar)
Aquí yacen dragones
EPIDEMIA
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Se decía en los cafés, en las plazas, en los mercados: las palabras están muriendo.
Murió Eucalipto, murió Colectivo, murió Paraguas, tan querida por todos. Murió Curioso y murió Rebelión. Murió Ditirambo, pero a pocos importó, porque pocos la conocían. Agonía tuvo una muerte coherente, larga y dolorosa. Al entierro de Pan acudieron millones en masa.
Caían por docenas, contagiadas.
Alarmadas, las autoridades racionaron las palabras. Cada ciudadano podrá utilizar treinta al mes. Se persiguieron las perífrasis y los circunloquios, se declararon proscritos los rodeos: el lenguaje se volvió exacto, los oradores, cirujanos. Los locuaces fueron encarcelados y puestos a disposición de los jueces en vistas que nunca más volvieron a ser orales. Incomunicaron a los charlatanes y los mudos se erigieron al fin en modelos sociales, pero lo celebraron en silencio.
Se pusieron de moda las medias palabras. Los enamorados aprendieron a decírselo todo con la mirada, los amantes, con las manos. Lingüistas, académicos y semiólogos trataron de explicar el origen de la epidemia, pero no encontraron las palabras.
Las autoridades pusieron protección a algunas de ellas en virtud de su relevancia:
Democracia, Quiniela y Sistema Financiero serían escoltadas en todo momento desde sus domicilios hasta las frases donde a dia rio se ocupan. Y el lenguaje se llenó de ausencias. Los diccionarios se convirtieron en ce menterios: morgues de papel alfabética mente ordenadas, necrológicas en- cuadernadas de la A a la Z. En secreto, los enamorados guar daron diez, doce pa labras, para decírse las en el momento exacto. También los poetas hicieron provisión. En un sótano húme do, sin ventanas, amontonaron tres cientas palabras. Se sabe que entre ellas estaba Mañana, estaba Mantel, estaba Espe ranza. Y se sabe también que, apostados sobre ellas con sus rifles, se aprestaron a defenderlas con la vida.-
Aquí yacen dragones
BRÚJULAS
Me dicen que algunas brújulas, no muchas, empiezan a tomar conciencia, y, avergonzadas, arrepentidas de su tradicional actitud, obcecada, tendenciosa, conservadora, comienzan, algunas, no muchas, a señalar hacia el Sur.-


Independientemente de los motivos que inspiraran el asesinato y del modo en que éste se haya llevado a cabo, expertos consultados recomiendan, como la fórmula más eficaz y segura de deshacerse de un cadáver de tamaño medio, introducirlo en una maleta grande, acercarse al aeropuerto más cercano y facturarla en cualquier compañía aérea hacia un destino del que le separen al menos tres escalas internacionales. La maleta y su contenido desaparecerán en el trayecto sin que nadie acierte a dar con su paradero, y a cambio usted recibirá una compensación económica nada desdeñable.
Este procedimiento puede ser empleado también para deshacerse de un cadáver de tamaño grande, con el único inconveniente de que en ese caso deberá abonar una penalización por exceso de peso.-
EL ERROR DE ARQUÍMEDES
La pequeña Masha, sumergida a media tarde en la bañera, con jabón y patitos de colores, desaloja una cantidad de agua por el suelo del cuarto de baño muy superior al volumen de su cuerpo pequeño.-

EL EMBALSE DE ISABEL II (NÍJAR)
Miguel Ángel Romero
- ANTECEDENTES:
Excepto la parte norte y oeste de la provincia, dominadas por las sierras de María y Sierra Nevada respectivamente, que dotan a esas zonas de un régimen de agua más continuo, el resto de la provincia depende para el riego principalmente de pozos, ya que las lluvias, debido a su escasez e imprevisibilidad suele perderse en las ramblas, y, en algunos casos concretos, ocasionando la pérdida de vidas o cuando menos daños materiales. Por ello, siempre han surgido ideas para tratar de evitar que esas precionas aguas se pierdan, y con tal fin se construyen presas y azudes.
Técnicamente, una presa es una barrera creada para cerrar un valle y embalsar agua de un cauce fluvial para su posterior aprovechamiento para el abastecimiento, producción de electricidad, evitar avenidas o regadío. El embalse es el volumen de agua que queda retenido por la presa. El azud, es una construcción para elevar el nivel o caudal de un río, que, al rebosar por su parte posterior se utiliza para el riego, derivarlo a un molino o producir energía eléctrica.
Las presas más antiguas en España datan de tiempos de los romanos, y los árabes contribuyeron con numerosos pequeñas presas y azudes, pero fue sobre todo a partir del siglo XVIII con el monarca Carlos III en el trono cuando alcanzaron su mayor desarrollo, aunque también se produjeron notorios fracasos, como el fallido intento de trasvase desde la cuenca alta del Guadalquivir hasta Cartagena en 1.776, los fallos en las presas de Puentes (1.802, que causó 608 fallecidos y cuantiosos daños materiales) y el aterramiento de la de Valdeinfierno en la cuenca del río Guadalentín, en Murcia, iniciadas en 1.785, o el abandono de la presa de El Gasco en Guadarrama (Madrid) y la ruina del llamado Mar de la Cabina, en Aranjuez, destruido por una riada en 1.801.

Representación idealizada de 1.850 del frente y alzado de la presa junto a las localidades de Níjar y Huebro
- EL EMBALSE DE NÍJAR O DE ISABEL II:
El primer indicio lo encontramos en 1.792 cuando, al parecer, María Vicenta Fernández de Córdoba y Pimentel, casada con Ángel Mª. Carvajal y Zúñiga, duque de Abrantes y señor de Lucainena de las Torres, ve la posibildad de construir la presa en la Cerrada de Los Tristanes, cierre natural de la rambla de Carrizal o Carrizalejo, a unos 6 km de Níjar. La duquesa se ofreció a sufragar los gastos a cambio de recibir terrenos de Níjar para que «sus estados lindasen por aquella parte con el mar». La negativa de los dueños de esos terrenos frustró ese intento, aunque algunos estudiosos no dan mucha verosimilitud a esta historia.
El embalse de Níjar
En 1.819 Fernando VII promulga la Real Cédula que estipulaba la concesión de diversas exenciones a los impulsores o patrocinadores de canales y otras infraestructuras destinadas a la dotación de riegos. Es probable que tal hecho influyese para que un emprendedor como Diego Mªaría Madolell crease en 1.820 la sociedad en Níjar tras reunirse con los hacendados y labradores de la villa, que tomará visos de legalidad como Regadíos de Níjar en Cádiz, donde ha acudido en busca de inversores para la misma.
Como primer paso, adquieren la finca Bibandanas, en lo que será el vaso de la presa, talan todos los árboles de la misma para construir viviendas para los trabajadores y crean una calera para su posterior uso en la presa. Más tarde intentan adquirir las fincas que quedarán anegadas por el embalse. Los problemas encontrados provocan que algunos de los socios inversores abandonen la sociedad, lo que sumado a la inestabilidad política de la época (incluido el desembarco de los Cien Mil Hijos de san Luis) hace que los recursos interpuestos por Madolell para recuperar el dinero queden en suspenso. En 1830 es el propio ayuntamiento el que se implica en la construcción del embalse, y, la Corona, tras recibir del consistorio un completo informe que incluía datos detallados sobre la topografía de la zona, el área que se pretendía regar y otros aspectos de utilidad para la empresa, concede a Nijar en 1.831 «el permiso para que en la cerrada de Tristanes, de este término, se construyese un estanque o pantaneta con el nombre de la entonces augusta Infanta Doña María Isabel Luisa, que actualmente reina, a fin de dar riego a las feraces tierras de estos campos». Pero la inestabilidad provocada por la Primera Guerra Carlista hará que el proyecto quede de nuevo paralizado.
Será en 1.841 cuando el Ayuntamiento solicite al ya conocido Diego Maríaª Madolell que se encargue de proseguir con el trabajo. La bonanza económica basada sobre todo en la explotación minera, entre otras en la provincia almeriense, hizo que esta vez Madolell no tuviese tantos problemas a la hora de encontrar financiación para el proyecto, pero la asunción por su parte de casi todas las labores fundamentales de organización y distribución de los fondos, el inicio de las obras sin tener siquiera planos o memorias de los trabajos a realizar, unido a cierta incapacidad para su desempeño, hizo que el proyecto no caminase todo lo bien que se esperaba por la junta directiva, llegando a mediados de 1.842 a detectar que la sociedad no estaba legalizada, viéndose el Ayuntamiento apremiado a la redacción de unos nuevos estatutos de la sociedad, que incluían la anulación de los firmados anteriormente. En visita a la obra en septiembre de 1.842 a petición de la comisión, el jefe superior político de la provincia, Jerónimo Muñoz López, acompañado del ingeniero civil de la provincia, Juan Bautista Domínguez, y del inspector de minas Ramón Pellico constatan la ausencia total de planos de obra, así como la mala ejecución de los trabajos y el despilfarro por parte de Madolell del dinero invertido, por lo que encarga los planos al arquitecto murciano Jerónimo Ros Giménez, mientras Domínguez y Pellico harán un informe del estado de las obras, dejando de nuevo a Madolell como director de los trabajos, al que encargan subsane los defectos encontrados. En abril de 1.843, la Junta gubernativa crea una comisión facultativa que concluye que Madolell debe abandonar la dirección a favor de Jerónimo Ros, que ya ha concluido los planos.

Localización de la presa de Isabel II