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Sinopsis histórica de Potrerillos y El Salvador

La historia ilustra las épicas andanzas de audaces pioneros en desolados parajes en la otrora provincia de Atacama, quienes inician una pujante etapa minera en el norte, en donde las condiciones climáticas, adaptación, desarrollo y cambio significaron sacrificio, esfuerzo y tenacidad. En esos lejanos años, la noción de “despoblado” se diluyó en el tiempo para configurar un espacio que se llenó de voces, emprendimientos y labores. Del mismo modo, la tierra dinamizó sus elementos naturales y querencias, habitándose todo aquello que parecía vacío, permitiendo que el hombre descubriera los secretos y los recursos de la pétrea naturaleza, para desarrollar un proceso histórico hasta los días actuales.

Chañaral, puerto fronterizo antes de 1875, fue el punto de partida de la conquista y colonización del desierto, perpetrada por exploradores que se adentraron en todas las direcciones en busca de ricos estratos metalíferos que, posteriormente, le dieron prosperidad al país. Es lo que acaeció en Potrerillos, situado a 2.880 m de altura, cuando intrépidos cateadores solicitaron pedimentos con el propósito de extraer los veneros más fecundos a mediados del siglo XIX.

Mineros como Juan M. Varela, Salvador Julio, José González, Lorenzo Cabeza, Samson Waters Thomas Wyatt, (1858), Andrés Morales, Federico Díaz, Francisco Aracena, Nicolás Araya, Manuel Barros, Francisco Abarca, José Manuel Zuleta, José Miguel de La Fuente, Pablo Varas, Lorenzo Santander, Gregorio

Espínola, laboraron en canteras de Potrerillos en los períodos de 1850 - 1870, sufriendo dificultades debido al riguroso clima, falta de caminos, distancias y fletes. En 1894, Felipe Tapia y Patricio Viñuelas, descubren nuevos filones ubicados en el sector. Luego, en 1900, Manuel Zamorano, Eduardo Téllez y Vicente Echeverría, venden sus pertenencias a la Compañía Minera de Potrerillos, fundada en 1906. Esta empresa chilena por falta de capitales, transfieren en 1913 sus propiedades al ingeniero estadounidense William Braden, quien a la vez adquiere las inscripciones de pirquineros que trabajan precariamente en los contornos del mineral, reuniendo un total de 376 hectáreas que, por escritura pública del 20 de enero de 1916, vende a la empresa norteamericana Andes Copper Mining Company.

A partir de ese año, los Collas que habitaban en potreros o pastos de vega, en el que había abundante leña y buenas aguadas, advierten que el bullicioso ajetreo sustituye al habitual silencio en los páramos. Allí quedó el recuerdo de la colla Chilimaca, que rescató del olvido el ingeniero Santiago Muñoz en 1883. En esos áridos territorios precordilleranos, la compañía extranjera efectuó reconocimientos en 1915, comenzando a construir en 1916, edificios industriales, poblaciones, línea ferroviaria, túneles, ductos de agua potable, redes de energía de alta tensión y diversas acciones, paralizándose las actividades después del terremoto de 1922, para reanudarlas el 10 de febrero de 1925.

Desarrollo de obras

Los trabajos de la Andes Copper comenzaron en Barquito, punto neurálgico para aprovisionar de materiales, equipos y productos para la Mina. La carga se transportaba en mulas y en carretas de dos ruedas tiradas por seis mulas. Para el traslado de pesadas maquinarias y tuberías se empleaban caravanas de mulares. Paralelo a ese movimiento, se construía una línea férrea entre Barquito y Chañaral, y una vía desde Pueblo Hundido a Potrerillos, cuyos quehaceres se detuvieron transitoriamente a causa de la Primera

Guerra Mundial. También, hubo atrasos originados por el aluvión de mayo de 1918, que destruyó los terraplenes y parte del trayecto que estaba enrielado. Según, O. Kuchs, “el primer tren llegó a Potrerillos el 7 de mayo de 1919”. Los rieles se prolongaron hasta La Mina. En total fueron 155 kilómetros construidos desde Barquito a La Mina. Admirable fue el ingenio y la inteligencia para horadar monumentales túneles en abruptos cerros montañosos, tarea que estuvo a cargo de los ingenieros George Montandon y Hermógenes Pizarro. El primero, de origen norteamericano, falleció en un lamentable accidente ferroviario el 1° de noviembre de 1918.

Plano Proyecto del Ferrocarril entre Pueblo Hundido y Potrerillos

Campamento “La Mina”, Potrerillos

La Casa de Fuerza, la Mina y red de cañerías de agua potable

Afín a las titánicas faenas del ferrocarril y a la excavación de interminables zanjas para instalar las cañerías de agua potable, comienza en Barquito el armado de enormes estanques de acero para almacenar millones de galones de petróleo para proveer de fuerza motriz a la Planta Termoeléctrica, locomotoras y Fundición. En seguida, continúa el montaje de la línea de transmisión de alta tensión, montada en grandes torres de acero por más de 120 kilómetros hacia Potrerillos. El lapso fundacional de la empresa, fue liderado por el ingeniero Thomas Hamilton en 1916, junto a S. Rundle y H. Pizarro, y desde 1918, por Luis Wallace, Calloway, Chapman, Koepel, Greninger, Wagner y Hoffman. Por otro lado, se organiza y emplazan las operaciones en la Mina, Molino, Planta de Óxidos, campamento y otros servicios.

Planificación de Potrerillos

Transporte de tuberías, Potrerillos

Escuela Coeducacional Nº6, Potrerillos

Se inició en dos fases: La primera, comenzó en enero de 1916 hasta enero de 1923, con perforaciones de sondajes de 168 pozos; excavaciones horizontales y verticales de varios kilómetros como parte del desarrollo de la Mina, además, de otras destacables obras de ingeniería y arquitectónicas, como la instalación de 124 millas de cañerías desde la cordillera a costa para abastecer de agua potable a Potrerillos y Barquito; montaje de maestranza, talleres mecánicos y eléctricos, calderería, carpintería, fábrica de ladrillos, establecimiento de un poblado (town site), levantándose en un comienzo 237 viviendas, chalets estilo californiano e infraestructuras fabriles y públicas.

Barquito

Lo mismo aconteció en Barquito con la construcción de la planta Termoeléctrica y el ferrocarril que conectó las minas con la costa. El muelle se terminó en un período de dos años, 1916-1918. En 1919, la grúa portuaria se hallaba en operaciones. Entre 1918 y 1921, se instaló la línea telefónica desde Barquito a Potrerillos y la Mina. Se edificó el campamento obrero y americano, pulpería, carnicería, clubes, escuela, hospital, cine, lavandería, instituto norteamericano, mercado, canchas de tenis, golf y centros sociales.

La Fundición

La segunda etapa del Plan Potrerillos, empieza con la edificación de La Fundición, (1925), hornos de reverbero y terceras factorías. Indistintamente, se estableció la Refinería y dos plantas para el tratamiento de óxidos. Se levantó la planta de ácido sulfúrico, un laboratorio de control de calidad y otros inmuebles puestos en marcha en 1928, marcando un hito en la minería. La Concentradora y Molienda, con 20 molinos de bolas Marcy, se concluyó en dos años. En Barquito, se concretó el montaje de la línea de transmisión eléctrica, y la inauguración de la Casa de Fuerza (Termoeléctrica) el 1° de enero de 1927.

Auge y tradiciones

El desarrollo industrial, histórico y cultural de Potrerillos, se matiza con imborrables recuerdos. En la memoria se guardan imágenes de innumerables rostros y añoradas edificaciones que yacen olvidadas en el tiempo, como escuelas, hospital, iglesia, pulpería, tiendas, clubes sociales, cine, panadería, plaza y casas destinadas a obreros, empleados y norteamericanos. Hoy, las tradiciones, costumbres e identidad caminan por silenciosas calles de la legendaria urbe. El historiador y poeta, Héctor Maldonado Campillay, en el libro dedicado a su terruño, describe nostálgicas vivencias. Habla del tren del ayer y del bullicio en la estación del ferrocarril, de la alegre vida en pasajes, de niños jugando al trompo, a las bolitas, al luche y el emboque; evoca las presentaciones artísticas en el viejo teatro, las fiestas primaverales y veladas bufas, a personajes en el ámbito del arte, deportivo, social y educativo, del compromiso de dirigentes sindicales que lucharon por conquistas sociales, de la amistad laboral en usinas, la magia de los atardeceres y tantas felices reminiscencias. Fueron inolvidables épocas, en donde se hizo patria por cuatro bellas décadas. El literato potrerillano, anticipándose al cierre de su amada tierra, escribió:

“Potrerillos, viejo amigo, ¿dónde están tus pioneros con sus sueños y alegrías; sus triunfos y fracasos?

¿dónde están sus voces y canciones que un día alegraron tu lejanía? Ya no se escucharán más. Quizás se quedaron en tu sol esplendoroso de antaño o bajo la nieve silenciosa que cubrió tus calles sin nombres. En la marcha irreversible del tiempo sólo quedará tu recuerdo”.

En los avances operativos de la mina, industriales y servicios urbanos de Potrerillos, se emplearon miles de operarios. El auge fue estable durante cuarenta años. Entre 1940 y 1950, la población de La Mina, Llanta y Barquito, superó los 9.000 mil habitantes. En las localidades sostenidas por la Andes Copper Mining Company, la calidad de vida era bastante óptima, comparada con las ciudades del entorno. El agua potable y la energía eléctrica eran gratuitas, lo que no ocurría en Chañaral, que recién dispuso de agua en 1992. Asimismo, contaba con equipados hospitales y médicos con heterogéneas especialidades que atendían sin costos a los trabajadores. Había panaderías, carnicerías, lavanderías, hoteles, clubes sociales, cines, bowling (juego de salón), canchas de tenis y golf. Por otra parte, en los colegios se entregaba gratuitamente a los alumnos, materiales de estudio, libros, cuadernos, diccionarios, lápices, etc. Los vecinos tenían acceso a bien abastecidas pulperías con todo tipo de alimentos y secciones que vendían telas, vestimentas, perfumes y otros utensilios. Además, los campamentos poseían alcantarillado; no se utilizaban pozos sépticos como sucedía en Pueblo Hundido, El Salado y Chañaral.

Llanta

Se ubica a 31 kilómetros de Diego de Almagro, ex Pueblo Hundido, y fue paso obligado para llegar a Potrerillos. Fue un importante centro ferroviario administrado por la empresa norteamericana “Potrerillos Railway Company”. La concesión la obtuvo en 1916, iniciando labores en el ferrocarril de Barquito-Chañaral. En Llanta, se levantó una maestranza, talleres, modernas casas, iglesia, escuela, plaza, teatro, club social, pulpería, retén de Carabineros y recintos recreativos. En la década de 1990, cesaron las actividades ferroviarias, quedando abandonados la Estación y el Estanque de Agua del FFCC, subsistiendo algunas instalaciones de contratistas particulares. Hoy, las ánimas deambulan por pasajes y calles.

Ocaso de La Mina y hallazgo en “Indio Muerto”

Investigadores señalan que el cierre de la “Mina Vieja”, se debió al hundimiento del yacimiento que se agotaba, pero la causa principal fue la baja ley del metal. Wilson Gálvez, dice:

“Que cuando la mina antigua tuvo leyes de 0,7 y 0,8 de cobre para la época, se descubrió Salvador que tenía 1,6 y 1,7. En 1959 se cierra con la apertura de Salvador”.

Iniciándose el traslado de unos mil mineros y sus familias a la flamante ciudad. La Fundición y la Planta de Sulfuros continuaron operando.

El escritor Héctor Maldonado Campillay, en su libro “Albores del mineral El Salvador”, narra que:

“Cuando ocasionalmente debía ir a trabajar a la Superintendencia de la Concentradora de ese establecimiento, vi a nuestro superintendente, Mr. Johnson, bastante preocupado por los informes diarios de las leyes de los minerales que cada vez eran más deprimidas y, por ende, los magros tonelajes de fino recuperados”.

El geólogo William Swayne, descubridor de reservas cupríferas en “Indio Muerto”, -que en pretéritas épocas había sido explotado superficialmente por aborígenes-, insistió en realizar sondajes en Quebrada Turquesa, acción desechada por sus jefes. Las exitosas perforaciones sobrevinieron el 14 de julio de 1954. Al año siguiente, agosto de 1955, “The Anaconda Company” anunció la aprobación del proyecto que dio continuidad a la Andes Copper. Volvía a renacer la esperanza. La buena noticia alegró a miles de trabajadores, preocupados por los rumores de la inminente detención de La Mina.

Nacimiento de El Salvador

Con el descubrimiento “salvador” de “Indio Muerto”, surge una historia pletórica de incontables hechos. En 1959, se inaugura la innovadora urbe con la entrega de casi 500 viviendas. La segunda etapa constructiva prosigue entre 1960 y 1970. La pavimentación de las calles culminó en 1961, disponiéndose un terreno para la plaza “La República”. La compleja obra vial denominada “Cuesta de Llanta”, finalizó en 1962. Entonces, los norteamericanos enviaban el concentrado por una red de cañerías hasta Llanta. La atractiva ciudad, -que desde las alturas se asemeja a un casco romano-, empezó a dotarse con oficinas generales, pulpería, iglesia, registro civil, juzgado, colegios, clubes sociales para obreros y empleados, centros administrativos, sociales y culturales. Al mismo tiempo, surgen los primeros locales comerciales. Se erigen plantas de tratamiento, Chancadora y Concentradora; se desarrolla la mina por donde transitan trenes por un extendido túnel. El pique principal se utiliza para desplazar materiales y personal. Se construyen galerías electrificadas, sistema de ventilación, buzones, talleres, planta compresora, central telefónica y distintos oficios en las profundidades. En la superficie se cimientan rutas camineras, líneas de transmisión, redes de agua industrial y potable, tendidos de vía férrea, correas transportadoras, etc. El diseño y planificación de la moderna metrópoli se le atribuye al arquitecto Oscar Niemeyer y un equipo de urbanistas. Rescato los nombres de Steward Carpenter, jefe del Proyecto El Salvador, John Stambury, James Duncan, Oscar Santibáñez y otros profesionales.

Nacionalización del cobre

Hito relevante fue la nacionalización del cobre en julio de 1971, decisión asumida por el Gobierno de Salvador Allende, lo que significó la clausura de la Andes Copper Mining Company, y la partida de ciudadanos norteamericanos que residían en El Salvador, Potrerillos y Barquito, culminando con ello un ciclo en la historia de este mineral. Posteriormente, en abril de 1976, se inició una nueva fase con la creación de Codelco Chile, División Salvador, destacándose en sus gestiones los gerentes Mario Vega, 1979-1987; Bruno Behn (19901995), Jaime Rojas (2009-2012) y Christian Toutin (2018)-.

Contaminación del litoral costero

Otras contingencias -que no se pueden obviar en el proceso histórico de la compañía, fue la triste noticia del cese de funciones de la Termoeléctrica de Barquito, acaecido el 9 de septiembre de 1981. Igualmente, la grave contaminación por residuos sólidos en la bahía y litoral costero de Chañaral. El daño al medio ambiente marino afectó bienes públicos, privados y el promisorio desarrollo económico y turístico del puerto.

La comunidad presentó en el año 1987 un Recurso de Protección, dirigido por Julio Palma V, obligando a la empresa estatal a través de los Tribunales de Justicia, a construir un tranque.11

Plan de traslado de Potrerillos

Consistió en trasladar a los habitantes a regiones con mejor calidad de vida, atendiendo que la Fundición y la Refinería generaban un ambiente nocivo para la salud de la población. Las emisiones de anhídrido sulfuroso y material particulado excedían las normas permitidas. En abril de 1997, CONAMA declaró zona saturada a Potrerillos. La relocalización concluyó en 1999. Ese año, en el Diario Atacama de Copiapó, escribí el articulo intitulado: “Potrerillos... no te mueras”.

Tradiciones de El Salvador

La ciudad guarda innumerables afanes y experiencias en la construcción urbana, artística, social, educacional y minera que no volverán. Narrarlas significa escribir un libro aparte. Los residentes que vivieron en su regazo tienen la misión de dar a conocer aspectos geográficos e históricos; rescatar la flora, fauna y toponimia del territorio; describir los inicios de la mina de “Indio Muerto”, la ardua labor de mineros que horadaron grandes túneles en las entrañas de la montaña, crecimiento de la urbe, nombres de calles, personajes, logros de artistas, conquistas sindicales, sucesos que marcaron su memoria, tradiciones, costumbres y leyendas; el mundo educacional, deportivo y cultural, las fiestas en clubes sociales, el quehacer de instituciones públicas, comerciales, productivas y múltiples esfuerzos.

Actualmente, la villa minera se remoza y renueva con la implementación de mejoras en centros comunitarios, avenidas, casas, diseñando a la vez planes patrimoniales y facilitando el dinámico movimiento a organismos culturales, biblioteca pública, cine Inca y otros lugares de interés.

Proyecto Rajo Inca

Durante las últimas décadas, -en un momento sumamente complejo-, se ejecutó un gran número de proyectos para aminorar los costos de la corporación, por cuanto el año 2008 se comunicó el agotamiento de los metales de óxidos, y el de sulfuros, el 2011, lo que provocó alarma en las comunas de Diego de Almagro y Chañaral. La justificada inquietud, en la que se habló de venta de la empresa a terceros, planes de cierre, reconversión productiva, etc., generó debates a nivel regional y nacional. Se habló de beneficios de la mina en manos del sector privado, causando rechazo en opiniones de personeros. Prontamente, se reanudaron las prospecciones en el área metalífera, arrojando resultados positivos, lo que aseguró la consolidación del Proyecto Rajo Inca, diluyendo los perniciosos intentos previos.

El Rajo Inca, tiene por objetivo explotar mediante un rajo abierto los recursos geológicos existentes en “Indio Muerto”, los que son explotados de forma subterránea. En resumen, las reservas calculadas en 796 millones de toneladas, con una ley promedio de 0.59%, permitirá la continuidad operacional por 47 años, con una producción media anual de concentrados Cu de 250 kton./año y una media anual de cátodos de Cu de 25 kton/año. La visionaria propuesta de la División Salvador, Codelco Chile, guiado por el actual gerente general, Christian Toutin, trajo un renovado optimismo y esperanzas a cientos de esforzadas familias, disipándose el pesimismo de años anteriores.

En la actualidad, el futuro se vislumbra pleno de empleos, con un destino prometedor y confiados que el manto de cobre generará sustanciosas divisas al país. Este depósito de minerales de la Gran Minería, inició su explotación en 1959 y se prolongará hasta el año 2065, es decir, “Indio Muerto” sobrepasará los 100 años de productividad en su seno.

Bibliografía

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Potrerillos, Norte de Chile, Minera El Salvador. [fotografía] / Armindo Cardoso. Santiago de Chile: Armindo Cardoso, 1970. 21 negativos : monocromo, gelatina sobre acetato de celulosa ; 6 x 6 cm.

El Salvador, región de Atacama. [fotografía] Codelco. Codelco visto desde el aire 2008, (Internet).

Museo Regional de Atacama

Dirección: Atacama N°98, Copiapó, Atacama, Chile

Teléfonos: (56-52) 2212313 - 2230498

Sitio web: www.museodeatacama.cl