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[New] EN EL MUNDO DE HOY La MisiOn
P. Alberto Puente Colunga, mg ▶ Rector del Seminario Mayor de Misiones Extranjeras
Estamos apreciando un cambio de época en la sociedad, familia, escuela, cultura e Iglesia, y parece que nuestra fe se ve afectada por los cambios del mundo; a las nuevas generaciones se les dificulta encontrar respuestas a sus inquietudes y a los adultos les cuesta comprenderlas (Cfr. Evangelii gaudium, 15).
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Esto lleva al misionero a nuevos retos y a cuestionarse sobre los métodos de evangelización. Debemos ser conscientes de que el mundo cambia y nos invita indirectamente a buscar nuevas estrategias para nuestra misión y así ser protagonistas de la evangelización en el mundo actual, dispuestos a salir y compartir nuestra vida de fe.
Hoy, estoy en el seminario, compartiendo mi sacerdocio con los seminaristas y viene a mi mente mi etapa formativa hacia el sacerdocio misionero; sin embargo, veo que en pleno siglo XXI la Misión sigue necesitando manos; es decir, jóvenes inquietos que quieran compartir el mensaje de Jesús y su vida de fe en tierra de Misión. En tus manos está ser evangelizador y, si sientes que Jesús te llama a ser protagonista del Evangelio, no temas, sé valiente y ponte atento a su llamada; recuerda: “…la cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos”, (Cfr. Mt . 9, 37) y tú puedes ser uno de ellos.
Este cambio de época nos invita a analizar la realidad y nuestra vida de fe para dar respuestas y ser sujetos activos que respondan, con entusias mo, compartiendo la “alegría del Evangelio” y dándole sentido a su vida. No olvidemos que la evange lización es para todos, inclusive para aquellos que se han alejado y han olvidado vivir su fe; todos somos invitados a ser pro tagonistas del Evangelio y a seguir las huellas de Jesús donde nos desenvolvemos.
Recordando mi caminar por el seminario, vienen a mi mente inquietudes, temores, preguntas, momentos de reflexión y la convivencia con mis compañeros que me ayudaron a responder a mi llamado; siempre con la presencia de Dios y la compañía de María, nuestra Madre. Hoy, los años han pasado y los recuerdos forman parte de mi vocación; ya como sacerdote Misionero de Guadalupe, he comprendido que los retos en la vida son muchos y pueden surgir más. Somos llamados a compartir la Buena Nueva con una amplia visión, siendo animadores y promotores que llaman, exhortan y entregan su vida al servicio de la Iglesia. Hoy se nos invita a ser discípulos-misioneros de Jesús, ya no se puede ser discípulo sin ser misionero y misionero sin ser discípulo. No podemos seguir a Jesús si no compartimos nuestra vida de fe.

Estimados Padrinos y Madrinas, el Papa Francisco insiste en ser una “Iglesia en salida”. No podemos quedarnos de brazos cruzados, somos llamados a dejar comodidades y atrevernos a llegar a los lugares que necesitan la luz del Evangelio. Actualmente, es vital que “…la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares… La alegría del Evangelio es para todo el pueblo y no se puede excluir a nadie” (Cfr. Evangelii gaudium , 20 y 23). En fin, he compartido mi fe en Corea del Sur y hoy me encuentro en la formación de nuestro seminario, pero la misión continúa y aún existen tantos que buscan conocer al Dios en el que creemos. Tú también puedes ser misionero, Dios te llama, escúchalo y atiende a su voz; como decía Monseñor Escalante, es momento de: “…dejar las bellas flores, para ir en busca de los jardines misteriosos…” que nos esperan en tierras de Misión.
¡Dios los bendiga siempre! Me encomiendo a su oración.