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CREADORES

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Dirse Tovar

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Juan Luis Potosí El diálogo a través de las formas.

Con sus esculturas, el artista leonés nos devela su entorno, sus ideas y sus pasiones.

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En septiembre llegará a los 33 años de vida el artista leonés Juan Luis Potosí. Este apellido lo apropió por el mote que recibía de sus tías, por lo gracioso que sonaba junto a su nombre, lo cual le saca una sonrisa al explicarlo; su apellido real es Ramírez y en realidad no hay mayor relación con aquella ciudad y entidad del país. Es de trato amable y vive actualmente en San Miguel de Allende; sin embargo, visita León continuamente.

La vena artística proviene de su familia materna, pues su abuela perteneció al coro de Bellas Artes y una hermana de ella era dibujante. Al ir creciendo y maravillándose con lo que veía en los museos, fue descubriendo su gusto; aunque dice haber tenido una revelación vocacional cuando conoció el taller del artista Ricardo Motilla, adonde acudía ocasionalmente porque era amigo de su hija.

Previo a conocer el trabajo de Motilla, Juan Luis se había enrolado a la carrera de Administración Financiera, pero desertó al cabo de un año; había resuelto hacer el intento de entrar a Bellas Artes y, al no ser aceptado, se matriculó en Diseño Industrial, carrera que le brindó las herramientas para construir tridimensionalmente, aprender de técnicas, materiales y creatividad.

Pronto desarrolló una primera serie de esculturas hechas con pasta de celulosa, las cuales describe como pasionales. Aquel joven que no tenía las mejores calificaciones, era hábil dándole forma a sus sentimientos, tenía sed de crear y cada obra que hacía lo inspiraba a seguir produciendo. Así llegó su primera exposición, una que montó en la Universidad de Guanajuato, donde fue afortunado con la venta, hecho que confundió lo que llama su motor creativo y provocó que le fuera difícil desarrollar la siguiente serie.

Después de diez años de trayectoria, ahora realiza cada año una serie bajo una temática distinta, que involuntariamente termina relacionándose con el contexto que habita en ese momento, “al hacer arte uno tiene que convertirse en el traductor de su entorno”, explica. Es así como ha pasado de trabajar la pasta de celulosa a la madera, el carbón, piedras, bronce y escombros, por mencionar algunos materiales, reproduciendo la figura humana y sumando otros elementos.

Recientemente desarrolló la serie ‘Teriomorfismo’, la cual lo llevó a explorar nuevos temas. Son piezas mitad humano y mitad animal que cuestionan el antropocentrismo de nuestra actualidad y que proponen, por el contrario, una visión biocéntrica de las cosas. Ver la vida de esa manera, asegura Juan Luis, le brinda tranquilidad y la armonía necesaria para ser más creativo.

Actualmente, desarrolla la investigación para un proyecto en Mérida que busca dignificar la herencia del henequén en aquella región; asimismo, participa junto a la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Alejandría en un proyecto que yuxtapondrá las visiones acerca de la muerte que tenían tanto las culturas prehispánicas, en nuestro país, como la cultura egipcia. Y, por último, desarrolla en su propia casa biomateriales como el micelio, con el cual realizará piezas que sin duda le darán una vuelta de tuerca a su ya de por sí cautivante propuesta.

“Con la escultura me siento mucho más libre, porque es como hacer un dibujo al aire”.

@juanluispotosi

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