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Pupuseria Rosita: Una tradición que no pasa de moda

Rosa del Carmen nos concede una exclusiva para relatar su historia de éxito La pupusería más popular de Santa Ana comenzó como un pequeño homenaje a las recetas familiares tradicionales y se convirtió en todo un imperio.

Diariamente, nuevos restaurantes abren sus puertas esperando encontrar su lugar dentro del competitivo mundo de la comida salvadoreña, sin embargo, son las pupuserías históricas las que se mantienen en el rango más alto. Claro ejemplo es el de la pupusería “Rosita”, un restaurante de comida típica del país asentado en Santa Ana, específicamente en la zona central del Barrio San Miguelito, una pequeña comunidad de casas pintorescas y gente noble que comparte el gusto por la cocina salvadoreña.

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En este sentido, la afamada pupusería Rosita se ha convertido en una referencia de culto gracias a su inigualable sabor, sin contar su eficiente atención al cliente. Con más de treinta años en el rubro, la pupusería Rosita se corona como la pupusería más popular de la ciudad morena. Hoy nos sentamos con la mujer que lo comenzó todo: Rosa del Carmen Alvarado (68 años), fundadora y dueña del restaurante típico salvadoreño, quien nos revela la clave para mantener su cocina en los corazones de la gente.

E/ Rosita, gracias por brindarnos este tiempo de conversación con usted.

R/ Gracias a ustedes por este espacio, esperando siempre serles de ayuda.

E/ ¿Toda la gente se refiere a usted como “Rosita”? ¿O de vez en cuando los motes varían?

Recuerdo que desde pequeña mis papás se referían a mi como Rosita y cuando fui creciendo todos me llamaban Rosita. Me decían “Rosita, Rosita” y como me ubicaban por ese nombre, decidí ponerle así a mi pupusería.

E/ ¿Por qué una pupusería, entre todas las opciones de restaurante?

R/ Porque las pupusas fue lo primero que aprendí a cocinar. Fue la primera receta que mi mamá me enseñó y lo hice como un homenaje a su cocina. Además, las pupusas son mi comida favorita.

¿Cuántos años tenía cuando fundó su restaurante?

R/ La fundó en el sesenta y uno, entonces tenía unos 36 años. Yo estaba jovencita todavía y acababa de tener a mi segundo hijo. Mi esposo trabajaba en el beneficio de café y en ese año hubo un recorte, entonces dejó de trabajar y nos quedamos sin dinero. Por aquellos años yo lavaba y planchaba por encargo, pero no me generaba el ingreso necesario para mantener a mi familia. Con mi esposo se nos ocurrió pedir un préstamo y sacamos una plancha de cocina para poner mi primer puestito de comida.

E/ ¿Comenzó vendiendo solo pupusas?

R/ Si. La verdad no me alcanzaba para invertir en nada más. Después con el tiempo, fui ampliando el menú y metí otras comidas típicas. Pero incluso hasta el día de hoy, las pupusas son mi producto más vendido.

E/ ¿Cómo fue el camino para posicionar su pupusería como una de las mejores del país?

R/ Ah, muy difícil. Sobre todo porque hay mucha competencia entre pupuserias. Se ve comúnmente que pupuserías grandes tumban la carrera de pupuserías chiquitas, puestitos de esquinas y personas independientes. Yo era un puestito pequeño; una planchita y un tambo de gas. Me ponía en la esquina de mi colonia a hacer pupusas hasta que me dolían las manos. Como todo, había días buenos y días malos, pero gracias a Dios y a mi trabajo, pude levantar mi negocio, primero en un localito pequeño hasta que tuve dinero para mudarme de casa y dejar mi antiguo hogar como mi restaurante. Pero la trayectoria hasta aquí me ha enseñado mucho, no solo de cocina, sino de negocios. Dentro de todo, estoy agradecida con Dios por eso.

E/Las facturas contables muestran que, a diario, Pupuseria Rosita recibe un estimado de entre ciento veinte y ciento cincuenta órdenes, ¿Cómo se siente al saber que su pupusería compite al lado de cadenas de restaurantes de alto prestigio en Santa Ana?

R/ Muy contenta. Mis clientes son muy fieles a nosotros y hacemos todo lo posible por mejorar el servicio todos los días. Ver a nuestro público feliz mientras comen pupusas es nuestro mayor pago.

E/ ¿Habrá alguna nueva sucursal de Pupuseria Rosita en el futuro?

R/ Probablemente. Nos gustaría un local más grande, con muchas más mesas para atender a nuestra clientela. Primero Dios podremos lograrlo.

E/ Finalmente, Rosita; ¿Que le diría a todas aquellas personas que comienzan sus emprendimientos esperando algún día llegar hasta donde usted está?

R/Que sean constantes en su trabajo, tarde o temprano las bendiciones llegan a uno como frutos de su esfuerzo, pero todo lleva tiempo y dedicación.

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