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ARQUITECTURA, su función de transformar la sociedad

LA FUNCIÓN FUNDAMENTAL DE LA ARQUITECTURA ES TRANSFORMAR LA SOCIEDAD El desarrollo proyectual se resignifica continuamente

El espacio arquitectónico expresa y registra las costumbres y hábitos de la sociedad que lo demanda.

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La arquitectura es una herramienta para transformar las ciudades, su economía, sus dinámicas sociales, su futuro. Un arquitecto no crea únicamente un espacio, sino que altera el sitio donde se desplanta, alterando la vida misma de los habitantes.

En la Arquitectura es donde la cultura se manifiesta como una síntesis del acontecer del hombre y la sociedad; de sus organizaciones, relaciones y jerarquías registradas en su espacialidad; de la ciencia y la tecnología con sus logros y avances, proponiendo sistemas constructivos progresivamente más eficientes. Es también el lugar de la poesía, donde las formas buscan expresar sus valores, principios y creencias que la rigen. La arquitectura es como el arte, un contenedor de cultura. Es la materialización de lo mejor o peor de sus evidencias, el ritual de sus aquelarres, la evidencia de sus fortalezas y debilidades, de sus aciertos, y contradicciones; de su pantomima (entendida como la representación por figura y gestos sin que intervengan palabras) construida a partir de sus propios signos y símbolos que conforman un sistema, un lenguaje que permite transmitir sus contenidos cuando se esta atento a sus intenciones.

La arquitectura es como el arte, un contenedor de cultura. Es la materialización de lo mejor o peor de sus evidencias, el ritual de sus aquelarres, la evidencia de sus fortalezas y debilidades, de sus aciertos, y contradicciones.

La función fundamental de la arquitectura es transformar el medio físico, natural o artificial, adecuándolo a las necesidades que demanda la sociedad cualquiera que esta sea, posibilitando las relaciones e interacciones del ser con ella y la naturaleza. La arquitectura y el urbanismo son sencillamente la expresión espacial del comportamiento humano. Es el escenario de la confrontación de ideas y conceptos, un espacio de debate, de concreción de rivalidades, ya sea por imposición o por mestizaje. Cada fenómeno (un objeto físico, una forma orgánica, un sentimiento, un pensamiento) debe su forma y carácter al duelo existente entre tendencias opuestas; una configuración física es un producto del duelo entre la construcción nativa y el medio ambiente externo. El mestizaje o la hibridación, como la apropiación justa o el ajuste necesario, es una constante en la historia de la arquitectura.

La nueva sociedad proporciona al hombre las condiciones que le permiten mantener una relación individual con la vida total: el derecho a vivir con una opinión personal de la vida. Por lo tanto, hay que crear para el hombre, por medio de las técnicas, las condiciones físicas, psicológicas y estéticas que aporten mayores posibilidades de definir en el espacio la opinión sobre la vida. Seremos afortunados en la medida que las construcciones amplíen las posibilidades de vivir en un espacio determinado y establezcan una relación personal con este espacio total.

Arquitecturas construidas con adaptaciones inteligentes e imaginativas, dimensionando su espacialidad al tiempo que resuelven situaciones propias; ejemplos de una arquitectura que responde a su situación en particular, a una condición local, inscrita en el contexto mundial.

La imposición del concepto actual o modelo de globalización de la economía mundial, y la compleja y difícil aceptación cultural de dependencia (un perjuicio que no permite valorar lo autóctono, sino por lo contrario, pensar que lo foráneo es mejor), ha hecho que la gran mayoría de la producción arquitectónica actual este asumiendo, sin ninguna crítica y reflexión, modelos e imágenes arquitectónicas que requieren de grandes inversiones, consumo de recursos y costosos logros tecnológicos para obtener respuestas que quizás no sean las adecuadas al entorno.

Hay que crear para el hombre, por medio de las técnicas, las condiciones físicas, psicológicas y estéticas que aporten mayores posibilidades de definir en el espacio la opinión sobre la vida.

El compromiso es establecer para el cliente anónimo una expresión espacial para su arte de vivir. Lo individual y lo colectivo, como entidades interrelacionadas, explican el fenómeno de la vida total. Son los arquitectos los responsables de introducir en la vida social el juego de volúmenes en el espacio como función, transformando el miedo al espacio total en respeto y confianza hacia éste, sin dejar de lado las costumbres de la sociedad. Sólo ellos son quienes pueden dar al hombre la posibilidad de expresar su derecho al arte de una vida personal, por medio del volumen construido.

¿ARQUITECTURA SIN ARQUITECTOS? Ya en 1979 el arquitecto británico Christopher Alexander planteaba en “El modo atemporal de construir” que las ciudades, edificios, viviendas y monumentos más perfectos del mundo habían sido erigidos de forma intuitiva, inteligente y sensata, sin creadores visionarios ni planes urbanísticos megalómanos. Y que, por lo tanto, la clave para deshacer los entuertos de la modernidad (urbanizaciones desérticas, rascacielos inhóspitos y viviendas deshumanizadas) pasaba, en cierto modo, por prescindir de los arquitectos. En realidad, el pensamiento de Alexander es muy sencillo de comprender: sostiene que un lugar se vuelve habitable cuando ostenta una “cualidad sin nombre” que tiene que ver con la calidez, la comodidad, la armonía con la naturaleza y con una cierta sensación de vida. Es por esto que el constructor no debe pensar nunca en abstracto, sino averiguar cuáles son los factores que favorecen esa cualidad innominada y tratar de reproducirlos.