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SOBRE EL GANADO
DONDE VENDIAMOS LO QUE HACIAMOS
Las plazas de mercado de nuestros pueblos son los puntos de encuentro para el mercado y comercio local. En ellas se reúnen compradores, vendedores, negociantes, noveleros y transeúntes desapercibidos que solo van a curiosear y a matar el tiempo. Las plazas pueblerinas son una gran atracción para propios y visitantes. Esto ha sido, es y será por siempre, un sitio de encuentro y de intercambio, económico, político y sociocultural.
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Como cuenta nuestro interlocutor por los años de 1950 o 1955 en el municipio de Rionegro, "toditicas” esas afueras del pueblo eran arados y lecherías. La mayoría de los terrenos eran mangas, arados, cultivos y ganados que llegaban hasta el borde del parque. Detrás de la catedral todo era higuerillas, tunas y plataneras. Todo eso iba hasta el matadero viejo”.
Dice Don Lalo "Cuando yo conocí a Rionegro, eso lo que es alrededor del parque, todo eso, hasta allí a la salidita, todo eso eran potreros y trabajaderos, hace unos 50 o 55 años. Yo salía muy chiquitico con mi papá, por ahí de 6 o 7 años, en ese tiempo salíamos con las bestias, entonces se descargaba la carga ahí en el parque, y salía uno para afuerita a cuidar las bestias, mientras se vendía la carga.
Uno salía de aquí por ejemplo, el día viernes, por ahí a las seis o siete de la noche para la feria de Rionegro. Muchas veces salíamos con manadas de "mamones", de marranos chiquitos y con marranos gordos. Uno se metía la noche caminando, para llegar al otro día al amanecer. Nosotros llegábamos ahí, afuerita del parque, por ahí a las 2 o 3 de la mañana y amanecíamos allá, debajo de los palos hasta las 5 de la mañana, que nos levantábamos para irnos para la feria. Generalmente íbamos 2 o 3 hermanos con manaditas de 10 o 12 marranos y unos 30 mamones. Vendía uno sus marranos y volvía uno con su marrana de cría para la casa para empezar a cuidarla”.
BARRIGA LLENA CORAZON CONTENTO
En la casa de don Lalo fueron casi todos hombres, las tres mujeres que nacieron, murieron niñas. Por eso cuando la mama necesito ayudante para la cocina, ahí estaba don Lalo presto a colaborarle. Al lado de la mama aprendió a hacer muchas cosas en la cocina. Aprendió trucos, recetas y se volvió diestro en el manejo de los productos de la huerta. Con el tiempo, le cogió amor a la cocina. Los saberes aprendidos de su madre, luego los aplico en su propia familia. Pues, son muchos los que hablan de la pericia culinaria que poseía don Lalo y de las delicias que hacía. En la familia se habla mucho de platillos del ayer, que hoy son casi comidas exóticas. Dentro del reconocido recetario manejado por don Lalo, se pueden mencionar por ejemplo, la mazamorra, los frijoles, el bizcocho de teja, el macho rucio, las hojuelas, las
Foto: Plaza de mercado Rionegro


