El cuento maravilloso ANTES DE LEER, RESPONDAN ENTRE TODOS
a. ¿Recuerdan qué es un cuento maravilloso? En el pizarrón, hagan una lista de lo que saben: personajes, cosas y situaciones que suelen aparecer en esos cuentos. b. Observen las ilustraciones del relato que van a leer. ¿Qué tienen en común estas aves? ¿En qué se diferencian? Si puedieran tener una, ¿a cuál elegirían? ¿Por qué?
El ruiseñor Hace muchos miles de años, en el lejanísimo imperio chino, vivía un emperador en un palacio de oro y marfil, rodeado por un jardín cuyos límites se desconocían. Todos los días, una cuadrilla de jardineros recortaba las ramas de los árboles, cruzaba lagos y arroyos para dejar el césped como una alfombra y escuchaba cantar a las aves. [...] En ese jardín, había un pájaro que cantaba de manera conmovedora. La noticia fue de boca en boca. Los viajeros se agolparon en las fronteras del jardín para oírlo cantar y los poetas le dedicaron maravillosas odas que llegaron a los oídos del emperador, cuya primera reacción fue enfurecerse. ¿En sus dominios? ¿En su propio jardín había un pájaro capaz de convertir el corazón en espuma, la mirada en lluvia y la sonrisa en campanas, y él, que era el hombre más poderoso de un vasto imperio, nunca lo había escuchado? Llamó a todos sus servidores a la sala del trono y, después de retarlos con severidad, les ordenó que recorrieran los confines del territorio hasta dar con el ruiseñor del que todos —menos él— hablaban. En el momento en que el soberano levantaba su mano para amenazarlos con un castigo digno de su enojo, apareció una asistente de cocina que traía la bandeja con un vaso de agua. —¿El ruiseñor? —exclamó sin preocuparse demasiado por el emperador, lo que revelaba su poca edad y conocimiento de las costumbres cortesanas—. Yo lo escucho todos los días. Vivo cerca del lago y su canto me llega por las mañanas. De solo oírlo el alma se me llena de alegría y todo se me antoja transparentemente fácil. Así que la muchacha llevó a los cortesanos a través del bosque hasta dar con un pequeño pájaro posado sobre la rama de una encina. —Es ese —les dijo. —¿Ese pajarito de nada? No puede ser — exclamó el Primer Ministro. —Querido ruiseñor —pidió la asistente—, ¿podrías cantar para nosotros? El ruiseñor cantó y los ojos de todos se volvieron espejos de su corazón emocionado. [...]
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