3 minute read

Clara Porset: La mujer que revolucionó México con una silla

Clara Porset:

la mujer que revolucionó México con una silla

Advertisement

Defensora de la artesanía tradicional y del modernismo, Clara Porset fue una profesora revolucionaria que introdujo el gusto por el diseño en las clases populares. Trabajó mano a mano con arquitectos como Luis Barragán y Mario Pani y sus muebles están considerados la quintaesencia del funcionalismo nacional mexicano. Nacida en Cuba en 1895, la diseñadora impartió clases en la facultad de Arquitectura de México durante apenas unos meses, pero los estudiantes la siguieron hasta la tumba y su legado se mantiene hasta hoy. Por ello ahora la universidad reconoce su obra con una beca para promocionar la formación de diseñadoras industriales.

Clarita, como la conocían sus alumnos, creció el seno de una familia acomodada en tiempos del régimen de Gerardo Machado. Su padre era un político conservador español que fue gobernador de la localidad de Matanzas. Y como era común entre los niños de su condición, se formó con un pie en EE. UU. y otro en Europa. Sus primeras lecciones las recibió en un colegio de Manhattan, la Academia Manhattanville del Convento del Sagrado Corazón. Y prosiguió sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Columbia.

Una leyenda del diseño funcionalista.

Como toda señorita Upper class de la época también tuvo una estancia en París. Recibió clases en la École de Beaux-Arts y en el taller del arquitecto Henri Rapin. Por recomendación de Walter Gropius, acudió al Black Mountain College, escuela que dirigía el legendario Josef Albers y mantenía vivos los principios del diseño moderno de la Bauhaus. Podría decirse que fue una niña privilegiada, que lo tenía todo. Pero ella quiso complicarse la vida haciendo la revolución y luchando contra el comunismo y el imperialismo. Al acabar sus estudios regresó a Cuba y se presentó como una autoridad del diseño y la arquitectura. Se hizo miembro de los círculos más elitistas de La Habana y ofreció charlas sobre diseño funcionalista. Desplegaba su conocimiento sobre el trabajo de arquitectos como Robert Mallet Stevens, Walter Gropius y Le Corbusier. También les mantenía informados sobre las tendencias en Francia, Alemania, los Países

Bajos y Escandinavia. De vez en cuando le encargaban el diseño del mobiliario de alguna casa de lujo. Poco a poco Porset fue involucrándose con grupos que se oponían al régimen cubano de Machado, cada vez más dictatorial. En uno de sus viajes a Nueva York se unió a la Liga Internacional de Mujeres de Paz y Libertad y al Comité Internacional para Política Prisioneros.

Durante su estancia en la Gran Manzana sirvió de altavoz para el movimiento opositor y proporcionó la perspectiva de las mujeres bajo la dictadura. Solo regresó a Cuba tras el derrocamiento de Machado para continuar con su participación en el activismo político de izquierdas. Su osadía como mujer y opositora tuvo un precio. Pronto se vio obligada a exiliarse, pero esta vez no eligió EE. UU. como cobijo sino México. El diseño fue solo un canal para mostrar su pasión y preocupación por la cultura tradicional e indígena, por conservar las raíces. Clara falleció a los 86 años, donando sus bienes, archivo y biblioteca a la facultad. Quiso poner su obra al alcance de cualquiera y que se premiara a las mujeres que siguieran con su lucha a través del diseño.

Clara Porset y la UNAM.

En 1969 fundó la carrera de diseño industrial en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Autónoma de México en la que su director y fundador Horacio Durán la invitó a impartir un seminario sobre diseño industrial que mantendrá hasta su muerte. En sus últimos años, cuando ya no podía ir a la universidad, los estudiantes iban a su casa a tomar clases.

Clara Porset murió a los 86 años, donando sus bienes, archivo y biblioteca a la Facultad de Arquitectura de la UNAM. En 1992, la carrera de LDI creó el Premio Beca de Diseño Industrial Clara Porset.

This article is from: