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2.5.8. Santa Cruz: Reunión restaurativa en casos de agresión sexual
había incrementado, a nivel de comportamiento, los adolescentes estaban más responsabilizados y motivados, porque valoraban la participación de sus familias, pues éstas son el mejor soporte para los adolescentes porque les demuestra que su comportamiento afecta a todo un entorno”.
2.5.8. Santa Cruz: Reunión restaurativa en casos de agresión sexual
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Uno de los casos que conmocionó al equipo de Mecanismos de Justicia Restaurativa de Cenvicruz fue el relacionado con un adolescente involucrado en abuso y violación a sus sobrinas. El adolescente era el menor de una familia reconstituida, su madre tenía dos hijos mayores de una anterior relación que vivían con sus respectivas familias en la misma casa. Cuando el equipo recibió el caso, se enteró que hubo una serie de acontecimientos de los que la familia no se percató. Los padres del muchacho eran mayores y el adolescente ya trabajaba y, por ende, ayudaba económicamente a su familia, por ello gozaba de la protección de su madre. Todos los días él se quedaba solo con sus sobrinas de 11, 9 y 6 años. Este adolescente había empezado a ver pornografía sin ningún tipo de control, hasta que en varias oportunidades agredió sexualmente a su sobrina de 11 años y cometió abuso sexual contra sus sobrinas de 9 y 6 años. Fue la más pequeña quien alertó a sus padres.
Se dispuso que el adolescente cumpla su medida con privación de libertad en el Centro de Reintegración Social. Fue entonces cuando el equipo del área de Mecanismos de Justicia Restaurativa inició la intervención con el adolescente. En todo el proceso, él recibió la visita de sus padres solamente, pues después del hecho, la familia se había alejado, ya no vivían en la misma casa y habían asumido posiciones opuestas frente al caso. La negación fue la primera reacción del adolescente, hasta que comprendió todos los efectos que había generado. Preguntaba frecuentemente por sus hermanos, necesitaba pedirles perdón y reparar el daño.
La coordinadora relata que lograron convocar a los padres de dos niñas y a los padres del adolescente. “Él no sabía cómo reparar el daño en un caso tan complicado. Ninguna de las niñas había sido derivada al Centro Especializado de Prevención y Atención Terapéutica (CEPAT). Cuando las busqué, los padres se mostraron de las niñas de 9 y 11 años muy afectados todavía, se habían trasladado, pero las niñas seguían en situación de riesgo. La niña de 11 años fue a vivir con su madre, quien era inestable emocionalmente, lo que la situaba en un riesgo mucho mayor, el padre se sentía culpable porque había permitido que esto ocurra con su hija. La madre no quería asistir a ninguna terapia. Los padres de las otras niñas accedieron a una reunión restaurativa, había mucho dolor. Se invitó a la madre del adolescente, afloraron sentimientos de culpa, odio, vergüenza. El adolescente pidió perdón a pesar de que no podía sanar el dolor y cambiar lo que había hecho, pidió perdón a los padres de sus sobrinas y a sus propios padres. El adolescente se comprometió a pagar las terapias de las niñas, incluso a ayudarlas económicamente a través de sus padres”, recuerda Maye Yapu, responsable del área de Mecanismos de Justicia Restaurativa de Cenvicruz.
Aunque una reunión restaurativa para este caso fue complicada por todo lo que esta familia había vivido antes y después del hecho, la profesional señala que ese momento de poder escuchar y exponer todo lo que sentían, libera muchas emociones para sanar en ambas partes, tanto en el agresor cuando reconoce la magnitud de lo que hizo como en todos los