34°. ENCUENTRO ESTATAL DE TEATRO “RAFAEL SOLANA” Desde Tampico hermoso, oh, puerto tropical, lunes 12 de agosto de 2015
DE LA DULCE PEDANTERÍA DE LA JUVENTUD…
Artículos de Lorena Illoldi a menos que se indique lo contrario.
El origen de la palabra pedagogía es griego, por cuyas raíces etimológicas significa, literalmente, conducir a los niños, llevarles de la mano. La historia de las palabras, nos dice que la palabra pedantería parece compartir raíz con aquella, y que su significado mutó de ser sinónimo de ‘profesor’ al de alguien que alardea de sus conocimientos, con o sin causa de ello. El pedante era aquel maestro que enseñaba giriego y latín a los hijos de los personajes adinerados de la época de la Italia renacentista. Teniendo pocas oportunidades de ser contratado por alguien que pudiera pagar sus servicios, los pedantes no perdían oportunidad de exhibir sus conocimientos, soltando latinajos y egregios griegos poemas a la menor provocación… siga Ud. una sencilla línea de pensamiento, y es fácil imaginar la evolución de la palabra hasta alcanzar el sinónimo de pose, presunción o vanidad. Así pues, el fenómeno de la conducción pedagógica en tanto acto educativo, incluye la demostración deliberada de los conocimientos poseídos e idealmente, dominados; como dicen nuestros vecinos los gringos, un poco de show off. La master class inicia, deliberadamente intensa e intensiva, con un entrenamiento físico, siguiendo con los ejemplos tan conocidos de los güeros del otro lado: al más puro estilo de sargento mal pagado de la ARMY… con excesiva rudeza. Al son de consignas y con una conducción enérgica, los participantes fueron sometidos a un training diseñado para estimular puntos medulares para el desempeño de un actor, en una buena secuencia pedagógica, y mientras algunos fueron cayendo cual moscas, a otros simplemente les tocaron el hombro como en concurso de baile, sin decirles “gracias por participar”... “a los dieciocho años se es joven, intensamente joven; y uno es, uno mismo es la esperanza, la eterna esperanza a veces no cumplida, de redimirlo todo” li. Demasiado rigor corre el riesgo de tornarse en asuntos poco edificables y menos recomendables. Huele a fundamentalismo, se siente demasiado áspero, sabe amargo para los actores, y ya se dice que se consigue más con miel que con hiel. Los caminos de las disciplina y la dedicación no necesariamente tienen qué cumplir aquel decimonónico precepto pedagógico que sostenía que: “la letra con sangre entra”. Asimismo, los caminos que conducen a procesos de creación productivos suelen privilegiar ambientes estimulantes antes que opresivos, ya sea por una exigencia altamente demandante que acaba por desanimar o truncar. Una gran organización, disciplina, trabajo en equipo y enorme mística, la que caracteriza al grupo Dramantes, que en pleno se presentó a lado de su comandante director, para compartirnos esta master class. Felicidades.